El magistrado del Tribunal Supremo Antonio Salas nos ha mostrado el pensamiento consciente -o la ignorancia imperdonable- que alimenta la reacción contra las leyes para la eliminación de todos los obstáculos que las mujeres enfrentan para acceder a la igualdad real. Aquí tienen con toda su crudeza , el pensamiento -o la ignorancia- que explica que algunos jueces españoles se resistan a la aplicación de la Ley contra la violencia de género dejando sin protección a más de la mitad de las mujeres que se atreven a denunciar situaciones de abuso sistemático.
Antonio Salas debería saber que no hablamos de “abusos instintivos“ relacionados con la testosterona o una violencia consecuencia de una mayor incapacidad de contención de la fuerza física. Son abusos que buscan imponer y mantener un modelo relacional que otorga a los varones los privilegios que les ha prometido el patriarcado.
Con entrevistas y declaraciones como las del magistrado Salas se quitan caretas y también se pone de relieve que en los espacios de Poder se agazapa el pensamiento que hace real las estrategias del neomachismo para mantener una oposición a la igualdad.
Indigna saber lo que piensan las iglesias sobre la igualdad entre los sexos, pero da pavor tomar conciencia de que es desde “el poder de las togas”, desde donde algunos pretenden rearmar la reacción a la igualdad.
Indigna saber lo que piensan las iglesias sobre la igualdad entre los sexos, pero da pavor tomar conciencia de que es desde “el poder de las togas”, desde donde algunos pretenden rearmar la reacción a la igualdad. Da pavor que desde esos espacios retome vitalidad el machismo y lo haga gracias a quienes tergiversan el porqué se agrede a las mujeres. También se le alimenta cuando se oculta, o desconoce, cuál es el objetivo que busca esa violencia.
Da pavor que, con decenas de asesinatos por razón de género, se sigan minimizando las consecuencias y despreciando el conocimiento profesional sobre los orígenes de esta violencia. Da miedo saber que se resta importancia a la intención última de esas agresiones.
No hay excusa para que un miembro del Tribunal Supremo nade en la peligrosa y caudalosa inopia que desprotege a las mujeres sometidas a la más coercitiva de las estrategias del patriarcado.
Para comenzar, el juez Antonio Salas debe saber que “la violencia contra las mujeres es una piedra angular que ilustra los conceptos limitados de los derechos humanos y pone de relieve la política de abuso contra las mujeres”. Con esas palabras lo explica Lizz Kelly y eso se traduce en que la violencia contra las mujeres:
No es una violencia fortuita.
El factor riesgo es ser mujer.
El mensaje es la dominación: o te mantienes en tu lugar o tendrás que temer.
La violencia contra las mujeres es primordial para mantener esas relaciones políticas en el hogar, en el trabajo, y en todas las esferas públicas.
En la «Guía para mujeres maltratadas», ya indiqué, hace más de una década que a una mujer no se la golpea por ser alta o baja, gorda o flaca, necia o inteligente, licenciada o analfabeta… se la golpea por ser mujer.
No es un problema de fuerza física como ha dicho el magistrado Salas, es la fuerza de un “ansia irracional de dominio, de control y de poder sobre la otra persona” lo que alimenta la violencia machista. Así lo ha expresado el psiquiatra Rojas Marcos.
El Observatorio del CGPJ debería acabar ya con su incomprensible silencio. Es cierto que desde que alguien decidió «matarlo» como instrumento útil para la erradicación de la violencia, ha perdido autoridad… pero podrá intentar recuperarla. Parece urgente que actúe para que las mujeres no pierdan la confianza en la justicia.
Para empezar quienes tengan responsabilidad en materia formativa de los jueces podrían definir los contenidos para que, aquellos que toman decisiones donde las mujeres se juegan la vida, aprendan que esa «violencia de control» ocurre en todos los grupos sociales, sin distinción de edad, clase social, religión o raza.
Elemental es que conozcan que los maltratadores no sólo provienen de sectores marginales, sino que son también abogados, periodistas, policías, médicos, jueces, políticos, funcionarios o militares.
Elemental es que conozcan que los maltratadores no sólo provienen de sectores marginales, sino que son también abogados, periodistas, policías, médicos, jueces, políticos, funcionarios o militares. También deben saber que el hombre que golpea a la mujer utiliza la violencia como un comportamiento eficaz para dominar e infundir temor.
El magistrado Antonio Salas debe saber que un maltratador no tiene más fuerza, lo que tiene es interiorizados unos valores tradicionales sobre una supuesta superioridad masculina que le otorga el derecho a imponerse… incluso usando la violencia. Las agresiones son, en muchos casos, un intento desesperado por recuperar la supremacía perdida en el único ámbito donde puede ejercer el poder con impunidad.
Estos son, esquemáticamente, los conceptos básicos que todos deberíamos conocer sobre un maltratador:
- Utiliza la violencia con el fin de doblegar la voluntad de la víctima.
- Los ejes en que basa los abusos domésticos vienen determinados por la edad y el género.
- No es enfermo mental.
- Selecciona a la víctima y escoge el lugar del ataque.
- Tiene actitudes sexistas y creencias estereotipadas de las mujeres.
- Ve amenazado permanentemente su poder en el ámbito familiar.
- Impone el aislamiento social de su entorno familiar, como estrategia para romper la independencia y autoestima de su pareja.
- La imposición de aislamiento en no pocas ocasiones va más allá de lo psicológico y pasa a la inmovilidad física, dándose situaciones de secuestro en el propio hogar.
- Critica constantemente con el ánimo de crear inseguridad y fomentar la dependencia.
- No asume la responsabilidad de sus actos violentos ni considera el problema como propio.
- Tiene una gran capacidad de persuasión.
- Con extraños utiliza la seducción para imponer sus criterios.
- Racionaliza su conducta violenta, la justifica y minimiza.
- Utiliza todo tipo de estrategias para lograr un único fin: que la mujer no se aleje o que vuelva a su lado. Atribuye el problema a la propia conducta de la víctima, a la familia, el trabajo, la situación socioeconómica.
- Representa una imagen social opuesta a la que tiene en el ámbito privado.
- Fuera de casa puede ser educado, alegre, amable, seductor, solidario, atento, respetuoso.
- Una de sus estrategias es la de convencer a la mujer de que no puede vivir sin él, cuando en realidad es él quien depende “funcionalmente”de ella.
- Manipula a la compañera ejerciendo el control sobre los bienes materiales.
- Utiliza las visitas a sus hijos para acercarse a su víctima y seguir maltratándola.
- Tiende a manipular e intenta seducir a los profesionales con su juego de doble fachada.
- Entiende su equilibrio emocional como control absoluto del otro.
- Siempre pide una segunda oportunidad.
- Esgrime los celos para invadir y controlar la vida de la mujer.
- Tiene generalmente antecedentes de violencia en su familia de origen.
- Repetirá su conducta violenta en las sucesivas relaciones que mantenga con otras mujeres.
Y esta mierda de articulo? Es propaganda ideologica, no se atiende a la realidad.
Las características de los maltratadores descritas en el artículo son exactamente así. Son personas en apariencia sumisas, encantadoras y que se desviven por agradar y hacer favores a los demás que consideran sus iguales, pero que en casa son dominantes, irrespectuosos, controladores y agresivos porque ven a sus víctimas como inferiores a ellos.
Cuando deciden agredir lo hacen de forma consciente sin perder el control, llegando incluso a elegir el lugar y a atraer a la víctima allí. Si atacan con objetos o los usan para intimidar (p. ej. arrojándolos) nunca elegirán los que son suyos, sino que cogen los de casa o los de la víctima. Después, cuando la víctima está alterada por el ataque sufrido, ellos están muy tranquilos, a heces incluso llegando a reírse o a hacer bromas con otras personas minutos después de haber agredido. Eso es porque se pasan mucho tiempo pensando y planeando sus agresiones y porque no consideran que hayan hecho algo malo o no tan malo como otras cosas: para ellos, la víctima siempre hace o dice algo que los «provoca» y ellos simplemente «la ponen en su lugar». El caso es que esas «provocaciones» son cosas nimias como que la víctima se vista como quiera, salga con unos amigos, o le discuta una decisión.
Para los que no me crean o me digan que no sé de lo que hablo: por desgracia he visto este tipo de relación en mi familia. Un ejemplo de que el maltrato se aprende: ya mi bisabuelo pegaba a su mujer e hijos, luego fue mi abuelo quien pegaba a mi abuela,después mi padre a mi madre, y mi hermano a mí y a su novia. Los niños imitan lo que ven en su casa. Hay maltratadores que no provienen de familias violentas pero maltratan igual, y hay gente que ha crecido en una familia así y después no es violenta, pero las dos cosas suelen ir relacionadas.
«Representa una imagen social opuesta a la que tiene en el ámbito privado.»
Entonces, entiendo que un hombre que presenta una imagen social desastrosa no puede ser un maltratador. Bueno saberlo.
Antonio Salas afirmó que existe violencia machista pero que NO TODA la violencia es machista en sí misma. Si un razonamiento tan básico como este es imposible de comprender por el feminismo entonces ya sabemos por qué piensan como piensan.
Ante la violencia de género, cuando se produce por la negligencia de un juez o una juez, habría que empezar a exigirle responsabilidades a ese o esa juez, porque creo que nunca se hace y hay casos repetidos en que se llega al extremo de permitir visitas a un padre maltratador y que aproveche eso para matar a los hijos, por ejemplo, y quien es responsable de ese permiso se va de rositas como si no tuviera ninguna culpa.
Estas características son idénticas a las que aplican las mujeres maltratadoras. Se lo dice una víctima de una maltratadora con trastorno límite de la personalidad. Hay que mirar más los problemas psicológicos y menos el sexo del causante del maltrato