Las religiones, todas, son patriarcales, las mujeres son las grandes olvidadas y castigadas.
Para San Agustín la mujer era inferior al hombre, Tomas de Aquino se refiere a vosotras como “varones imperfectos” y sin ir tan lejos hoy en día escuchamos declaraciones de arzobispos de nuestro país que nos recuerdan a la España nacional católica.
Estos días en la Iglesia Católica se está debatiendo si se permite a las mujeres ser diáconas, impidiendo aún el sacerdocio, en otras religiones nos encontramos que se prohíbe a las mujeres ser imanes o rabinas.
Gracias a la lucha feminista, las sociedades están evolucionando hacia el respeto a los Derechos Humanos de todos y todas, pero creo está claro que todas las religiones no juegan un papel progresista en este cambio. Las religiones muchas veces son la justificación ideológico-cultural para evitar los cambios hacia la igualdad de las mujeres y el mantenimiento de estructuras de control social y mantenimiento del poder. Todas las religiones promueven diferenciaciones injustas.
Os pongo algunos ejemplos:
-Eclesiastés «El nacimiento de una hija es una pérdida»
-Génesis «parirás tus hijos con dolor. Tu deseo será el de tu marido y él tendrá autoridad sobre ti»
-Timoteo «La mujer debe aprender a estar en calma y en plena sumisión. Yo no permito a una mujer enseñar o tener autoridad sobre un hombre; debe estar en silencio»
-Oración ortodoxos judíos «Bendito seas Dios, Rey del Universo, porque Tú no me has hecho mujer”
Mientras nos llegan fotos de Irán de mujeres que desafían la norma y muestran parte de su cabello, porque consideran que el velo es una imposición que esconde y oculta el cuerpo de las mujeres, aparecen fotos de mujeres europeas que deciden ponerse el burquini.
Desde hace días en varios grupos veo un bombardeo de opiniones sobre el burquini, en todos he contestado simplemente recomendando el libro “Neoliberalismo sexual. El mito de la libre elección” de Ana de Miguel. El libro teoriza sobre la falta de libertad de elección ya que existen mecanismos estructurales e ideológicos que condicionan las elecciones de toda persona.
Las mujeres musulmanas europeas libremente han decidido usar esta prenda de vestir, pero no debemos olvidar el peso de la religión y de las costumbres a la hora de decidir ponerse esa prenda. Dicho esto me resulta chocante ver a la gendarmería francesa como de una policía religiosa se tratase, mandar desnudarse a estas mujeres y atentando contra sus libertades individuales, humillándolas. Es una foto que me desagrada y me remueve, y más bien me parece una foto buscada.
La masa de gente europea blanca parece necesitar un chivo expiatorio para sentir que están haciendo algo para protegerse de todo lo sucedido este verano con los atentados, las personas refugiadas etc. La clase política ha tomado buena nota y le ha dado a su electorado cada vez más derechizado lo que quería, alguien a quien culpar y contra quien actuar, y una vez más ese papel le ha tocado a las mujeres.
En España seguramente también sea un tema para distraernos de la carencia de acuerdos para formar gobierno desde diciembre del año pasado.
¿Que hemos hecho mal para que las mujeres y hombres musulmanes nacidos ya en Europa, hayan tomado como referentes al Afganistán o el Irán actuales en vez de los anteriores a las revoluciones islámicas?
Tal vez, haya sido la formación de guetos, el enquistamiento del paro, la falta de mecanismos de integración de las personas inmigrantes, una escuela publica cada vez de peor calidad debido a los recortes, y en las zonas donde se han establecido estos guetos, aún peor, arrastrada por las dificultades socioculturales de su alumnado, si muchas personas tras la crisis ya no ven la educación una manera de progresar, imaginemos en estas zonas. En medio de todo esto las mujeres sufrirán doble discriminación viéndose abocadas en muchos casos a ser esposas.
El objetivo del extremismo es hacerse con el control de nuestras comunidades musulmanas, hacer más ancha y profunda la brecha que nos separa de nuestras vecinas y vecinos musulmanes. Puede que sólo los grupos radicales recojan la frustración de los marginados de origen árabe o confesión musulmana, ahondando en su segregación y en algunos casos radicalización. Si a esto sumamos el Frente Nacional en Francia, Amanecer Dorado en Grecia y otros movimientos fascistas en Europa que favorecen el odio para captar votos, nos encontramos como nos encontramos.