Yo defino lo queer como la decisión personal de hacer lo que te da la gana en la vida y disfrutarlo. La búsqueda de la felicidad absoluta tanto en la forma como en el fondo, para mí eso es lo queer. Y ser totalmente y esencialmente tú misma en todo momento, con todas tus rarezas.
Txus García.
A veces, conversando y compartiendo teorizaciones sobre el sujeto del feminismo me sale media sonrisa si pienso en Monique Wittig ( las que conocen su obra sabrán a qué me refiero y también sonreirán)
Personalmente, suelo ir en todo el trayecto con el feminismo radical pero hago algunos tramos a pie cuando el calzado me oprime por haberse encogido.
Pienso que el lenguaje respecto a lo biológico está en construcción-reconstrucción necesaria, que no me molesta que mis compañeras trans me categoricen como cis si eso ayuda a identificar para reelaborar el simbólico. Por supuesto, esto no implica invisibilizar otras identidades no binarias. Sería necesario además, considerar de forma rigurosa y profunda muchos matices clave que han de ser puestos encima de la mesa. Yo aquí no lo voy a hacer para no solapar el discurso de les compañeres porque además no me corresponde. Basta de robarles la voz desde un maternalismo burgués que roza la caridad victoriana.
Pienso también que no tengo todas las respuestas y que escucho y estudio cada día para crecer y no quedarme estancada ni en Butler ni en ciertos preceptos demasiado rígidos del radfem. Por ello, me gustaría que quienes se están formando en feminismo no «endiosaran» ciertos perfiles, centrándose únicamente en ellos, y consideraran también un espectro discursivo más amplio, por poner, los trabajos de grandes escritoras lesbianas (y lo remarco porque ellas así lo hacían) como Gloria Anzaldúa o Monique Wittig sobre el lenguaje, la orientación sexual y el simbólico.
Es descorazonador cómo desde algunas sectores radfem se subraya la falacia de una «pugna», como si nuestras compañeras trans y no binaries fueran un todo homogéneo empeñado en una lucha sin cuartel. Estas afirmaciones son nefastas, absurdas, contraproducentes y ridículas, rozando peligrosamente las argumentaciones de los señoros muy señoros respecto al lenguaje inclusivo, la reelaboración y otras cuestiones, y que tanto ha criticado, con toda razón, el feminismo.
Entonces, cómo no hacer un ejercicio de reflexión y cuestionamiento cuando de lo que se trata es de buscar la fortaleza desde la suma, cuando tantas veces hemos repetido “para ser aliadas no necesitamos ser amigas”. Decimos que el feminismo es una estrategia política, por tanto debe responder a las realidades sociales de las identidades diversas y empezar a incluir un espectro que antes no se había planteado.
Si bien es cierto que hacemos lo que podemos con las herramientas que tenemos y , dado que aún no hemos llegado al cyborg, las etiquetas son necesarias para conceptualizar, debemos trabajar para construir categorizaciones más ajustadas y reconducir el discurso.
El relato de cada une, la autorepresentación, se escribe de forma distinta y por los medios que mejor nos narran en ese momento vital. Sin embargo, algunas voces del feminismo, entrando en un bucle infinito y teorizando largamente sobre pilares astillados, ponen el foco en aspectos que reducen lo trans y lo queer a la alteridad, el margen, reproduciendo patrones dignos de los mitos clásicos.
Pues bien, si roza la transfobia y huele a transfobia, es transfobia.
Aquí hablamos de la firme decisión de caminar sin rendirse a la categoría única. Esto no es una amenaza, es una transfusión intramuscular de diversidad.
Abriendo mentes y corazón: the category is LIFE
(…) por eso, enlazando, he pasado a ser una señora rara, porque me he hecho mayor, soy ésa que no es ni carne ni pescado ni todo lo contrario, que igual me maquillo que me depilo como que no, que puedo ser masculino, femenino o ambos dos. Es lo más parecido a mí hoy, mañana no lo sé.
Txus García.
FUENTES EXTERNAS:
Entrevista a Txus García en Píkara Magazine por Danele Sarriugarte Mochales (28/06/2018)
Quizás no todas las personas trans, queer, etc., están empeñadas en una lucha sin cuartel contra las feministas radicales, pero quienes no lo están me parece que callan. Si una chica tiene miedo a ponerse una camiseta con la escrita «coño», si a las criticas se contesta con mentiras, etc., si que hay un problema, y grande. En realidad lo que esta pasando es muy sencillo: un nuevo complot patriarcal, para el cual se está utilizando una categoria marginada y discriminada, ya que la autoridad de las figuras patriarcales tradicionales ha perdido mucho consenso. El primer intento se ha hecho con lo de los gay y los vientres de alquiler, pero este ataque ha sido rechazado con lucidez y contundencia. Ahora no esta pasando. Lo dramático es que esta categoria no obtendrá nada de la alianza con quienes la discriminan y de la campaña en contra de quienes hasta ahora han sido sus únicas aliadas. Yo también soy una de las que creen que no hay nada deseable en la condición de transexual, porque es un deseo de algo que nunca se podrá obtener totalmente. No sera esto también la causa de la alta tasa de suicidios entre ellas? Y ademas, quién sentiría la necesidad de cambiar mas o menos drasticamente su cuerpo si pudiera tener la libertad de ser si mism@? Hablar de «sentirse mujer», «sentirse hombre», de «personas nacidas en el cuerpo equivocado» solo sirve para mantener los estereotipos de género de los cuales estamos tratando de librarnos con tanto esfuerzo. Exactamente como estar en contra de la prostitución no significa odiar a las prostitutas, ser críticos hacia la transexualidad no significa odiar a las personas trans, sino esperar que ya no sea necesario que algunas personas tengan que transformarse para adaptarse a unos estereotipos sin sentido. Porque al fin y al cabo de esto se trata.