Amina Ali Nkeki: 19 años, estudiante de la escuela de secundaria de Chibok, secuestrada por Boko Haram hace dos años, escapó de sus secuestradores.
La noticia, recogida en varios medios, tiene tanto contenido en las fotos como en los textos. Las fotos muestran a una mujer que no tiene rastro de sonrisa en el rostro. Una mujer con una carga de sufrimiento infinita y con un bebe. El bebé se supone que es su hijo, nacido en cautividad. En otra foto, se ve a Amina con el presidente nigeriano Muhammadu Buhari. El presidente y el otro hombre que le acompaña, exhibe una enorme sonrisa que contrasta con el rostro de Amina.
Lo que se relata en los textos de las noticias, son pinceladas informativas en las que no se suele profundizar más allá de datos. Por ejemplo: se escribe “Tras evadir a sus captores fue llevada hasta la capital, Abuya, acompañada de su bebé nacido en cautiverio…”
Lo que no se escribe: es posible que el bebé sea producto de las posibles violaciones que desde los 17 años lleva sufriendo Amina, por el simple hecho de ser una mujer que quiere estudiar. Lo que tampoco se refuerza es su valentía. La de ella, y la de cualquier otra mujer que escapa de sus secuestradores; el miedo; el peligro que prefiere asumir antes que seguir sufriendo ese cautiverio en el que por el hecho de ser mujer y estudiante, tiene que soportar vejaciones, hasta posiblemente la muerte.
Lo que se escribe: “fue llevada a reunirse con el presidente” Fue llevada. Fue traída.
Es sorprendente el escaso interés que despierta la historia de Amina. Será ella la que tiene que reivindicar su historia sin nadie que la acompañe. Tampoco nadie va a informar sobre el momento en el que recupere su sonrisa o su vida. Nadie. Porque en las guerras, se contabilizan los muertos, los heridos, los objetivos civiles y militares… pero no se contabilizan las violadas, las muertas, las que se tienen que hacer cargo de la supervivencia de la comunidad, de la familia…
Es posible que Amina Ali Nkeki cuente algún día su historia, así como también es posible que se convierta en esperanza y referente en la lucha contra la violencia hacia las mujeres por ser mujeres, estudiantes, campesinas indígenas que quieren igualdad…mujeres que son y somos tan radicales que reclamamos los mismos derechos en todo el mundo. Mujeres que a pesar de sufrir lo que nunca van a poder explicar, se levantan y mueven la conciencia del mundo.
No se va a escribir ninguna noticia que refleje el impacto y la transformación que hacen (y han hecho), al transformar su sufrimiento en fortaleza, al demostrar que la lucha tiene sentido cuando se visibiliza. Mujeres con Nombres: Malala Yousazaif, Lorena Cabnal, Waris Dirie… Mujeres que demuestran que la libertad, la igualdad, la educación… son más fuertes que el terrorismo que nos invisibiliza. Más importantes que la recepción de un rey, más importantes que el titular de un día. Ellas son las que transforman el mundo.