Hace 11 años ya que la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres elaborada la guía «¿Qué hacer si mi hija ha sido maltratada?», donde Sonia Vaccaro, destacada psicóloga y habitual colaboradora de Tribuna Feminista, intentaba resolver algunos interrogantes antes las situaciones de violencia de género de personas cercanas en la familia.
La guía busca orientar y asesorar a las personas que conocen esta violencia para ayudar a superar la situación y prevenir otras situaciones de alto riesgo. Vaccaro cuenta cómo la ha ido elaborando a través de la experiencia con padres, madres y amistades que se han dirigido a consultar al Servicio de Asistencia preocupados/as por la seguridad de una persona querida. Todas estas personas compartían una característica común: se sentían confusos/as por no saber cómo ayudarla sin que ella se sintiera invadida u ofendida. También fue elaborada con el aporte de las jóvenes, víctimas de la violencia de su pareja, quienes nos enseñan cada día.
Las cifras alertan sobre casos de violencia de género en edades cada vez más tempranas:
–637 menores de 18 años han sido maltratadas a lo largo del 2015 (un 10,6% más).
–Un repunte del 4% en Andalucía en seis meses.
-O el amor romántico camuflando la violencia.
Con todos estos datos sobre la mesa, es importante volver a difundir algunas recomendaciones de la Guía de Vaccaro para tener en cuenta ante sospechas de violencia en mujeres jóvenes de nuestro entorno.
Algunas de las razones por las cuales las jóvenes no cuentan a nadie sobre la violencia que sufren son:
-El miedo a que las personas adultas subestimen lo que les ocurre. Temen a que no les den importancia.
-Creer que controlan (y controlarán) la situación.
-Creen conocerle a él y saber cómo llevarle.
-El miedo a tener que iniciar una acción judicial. La justicia parece un lugar reservado sólo para “cosas más graves”.
-El miedo a perder su libertad (una vez que los padres y madres se enteren de la violencia). Creen que serán controladas en todo momento.
-El miedo a la falta de confidencialidad. Creen que “todo el mundo” se enterará de lo que les ha sucedido.
-El temor a la presión de la familia y amistades para que se aleje del agresor cuando ella aún piensa que lo ama. Ella aún puede tener sentimientos contradictorios y no está decidida a poner fin a esa relación.
-La vergüenza frente a la familia y amistades que muchas veces alertaron del comportamiento violento del agresor. Admitir que tenían razón, que ella se ha equivocado puede ser muy duro.
-Preocupaciones por su estado inmigratorio o el de su familia. Si en la familia hay problemas de “papeles” temen que denunciar este hecho sea parte de un operativo mayor que llevará a la expulsión del país o similar.
-Vergüenza y temor por las repercusiones de un arresto. ¿Qué pasaría si lo arrestasen? ¿Sería ella la culpable? ¿Los amigos la despreciarían?
-El miedo a la reacción del agresor. A veces, éste la amenaza con una agresión mayor (hacia ella y/o hacia su familia) si lo denuncia o le promete que si no lo denuncia la dejará tranquila para siempre. Una de las tantas formas de manipulación que la víctima sufre por parte de su pareja, que es el agresor.

¿Qué debo hacer?
En la Guía, además, se pueden encontrar teléfonos, direcciones… así como otros recursos ante una situación de violencia de género.
Consulta aquí la guía completa.