Mujeres que Luchan contra la Cultura de la Violación: Rosemarie Aquilina

María Luisa Latorre
María Luisa Latorrehttps://noaledadismo.com/
Feminista, profesora de inglés y antes profesional del marketing. Vive actualmente en Cádiz tras más de veinte años en Estados Unidos, cuatro en Reino Unido y tres en Japón.
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Que haya gente que todavía dude de la llamada “cultura de la violación” dice de la profundidad de los tentáculos de tal cultura en nuestra sociedad, sobre todo teniendo en cuenta las noticias que han llegado desde Estados Unidos la semana pasada.

En Michigan, concretamente, la jueza Rosemarie Aquilina leyó hace unos días la sentencia del doctor Larry Nassar, acusado (y declarado culpable) de posesión de pornografía infantil y de abusos sexuales a más de 150 gimnastas de las que se ocupaba, como médico del equipo olímpico de gimnasia estadounidense. Este doctor ya iba a cumplir una pena de 60 años en la carcel, a los que se le han añadido 175 por los abusos sexuales que durante años cometió contra las deportistas, muchas de ellas apenas niñas y varias de ellas atletas olímpicas.

Lo que ha llamado la atención nacional e internacional es que la jueza Aquilina no se ha comportado como se suelen portar los jueces y el sistema judicial entero en este tipo de situaciones. Ha hecho testificar y hablar públicamente a las gimnastas, frente a Nassar, del horror y del sufrimiento que han pasado. Aquilina ha alabado el comportamiento de estas chicas, las ha llamado heroínas y les ha dado las gracias por su testimonio. Aparte de eso ha tenido unas palabras bastante contundentes hacia Nassar.

Pero lo más importante es que ha hecho algo que en los juzgados del mundo entero no se suele hacer cuando se trata de una violación: Ha creído a las víctimas y se ha puesto abiertamente de su lado. Y les ha dado voz para hablar de su versión de los hechos, con todo el respeto y la compasión que merecen quienes han pasado por este tipo de trauma. Una voz, por cierto, que Nassar quiso callar, no solo mientras los abusos duraban, sino durante el juicio, en el que presentó una carta acusando a Aquilina de permitir que las víctimas declararan. Ved la respuesta de ella, aquí.

Por supuesto que la cultura de la violación no puede dejar que una mujer la desafíe, así que la respuesta en los medios no se ha hecho esperar: Desde la revista Time, diciendo que Aquilina está dañando la justicia, a la revista The Atlantic acusándola de no ser imparcial, Vox más de lo mismo, el periódico The Examiner diciendo que Aquilina es un mal ejemplo, no una heroína, por no hablar de esos “onvres” que pululan los «internetes», y que chillan cuando una jueza lucha contra la cultura de la violación, y callan cuando el sistema patriarcal humilla y culpa a las víctimas.

Hago un inciso para comentar que una de las víctimas, Chelsey Markham, no pudo declarar porque se suicidó a los 23 años. Nassar la había penetrado con sus dedos cuando era una niña.

Resumen: Más de 150 mujeres han sufrido a manos de este cabrón durante años, tras repetidas quejas que son ignoradas. Por fin se hace justicia y en el tramo final una jueza se pone abiertamente del lado de las víctimas y los medios la acusan de no ser imparcial, de convertir la lectura de la sentencia en un circo, de “querer protagonismo”.

Yo lo que digo es que lo que ha hecho la jueza Aquilina es algo revolucionario, porque vivimos en un mundo en el que las víctimas de violaciones en la inmensa mayoría de las veces son ellas quienes acaban siendo juzgadas cuando denuncian. Hay jueces que les preguntan a las víctimas si cerraron las piernas durante la violación, se cuestiona porqué iban solas de noche, o porqué habían bebido, se las critica por la ropa que llevaban y no llevaban, por su comportamiento antes, durante y tras el ataque. Recordemos el juicio a la víctima de la “manada”, por favor.

Lo que ha hecho Aquilina es revolucionario porque por una vez quien se ha sentado en el banquillo del acusado es el violador, no la víctima.

En España necesitamos cien juezas como Rosemarie Aquilina. El mundo entero necesita varios miles como ella. Es posible que Aquilina no haya sido imparcial, pero es que la cultura patriarcal no lo es tampoco; ataca brutalmente a mujeres que atreven a denunciar una violación, una y otra vez y toma el lado de quién comete el crimen.

Empezamos bien 2018 con un violador, acosador y pederasta como Nassar en la cárcel, donde estará el resto de sus días. Y todo gracias a tantas mujeres valientes que se enfrentaron a la Federación de Gimnasia de Estados Unidos y la Universidad de Michigan, entre otros individuos y organizaciones que protegieron a Nassar durante años, y también gracias a Aquilina, que hizo posible que pudieran hablar.

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Comentarios

  1. “Hay jueces que les preguntan a las víctimas si cerraron las piernas durante la violación, se cuestiona porqué iban solas de noche, o porqué habían bebido, se las critica por la ropa que llevaban y no llevaban, por su comportamiento antes, durante y tras el ataque”, y así tenemos toda la historia del patriarcado que me fuerza a repetir que la sexualidad, en sus regresiones, es la clave de la ley del perverso varón. Si no lo reconocemos así, nadie llegará a solucionarlo, aunque la hipocresía del perverso patriarcado pretenda abandonar mi principio o postulado: “Las fuertes resistencias contra lo femenino no serían de índole intelectual, sino que proceden de fuentes afectivas; la irresoluble perversión no sublimada y ambigüedad sexual del varón que posee la decisión final en éste esquema, donde lo masculino sigue siendo la ley”. Osvaldo Buscaya.
    El sentido y la verdad del feminismo, es la derrota del varón; perverso irresoluble y ambiguo sexual
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