– ¿Jura o promete guardar y hace guardar fielmente la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico?
– Prometo
Estaba muy emocionada. Tanto, que de milagro no juro y prometo a la vez, a pesar de las veces que habíamos bromeado con el tema. Pero me temblaban tanto las piernas y la voz, que tenía que hacer verdaderos esfuerzos por mantener la compostura. Había costado mucho llegar hasta ahí, pero allí estaba. Era el momento por el que había peleado con uñas y dientes
Cuando me planteé estudiar la oposición, me miraron como si me hubiera salido un cuerno rosa en mitad de la frente. Las niñas como yo no estudiaban oposiciones. Ya tenía bastante mérito que hubiera conseguido terminar la carrera de Derecho como para ahora embarcarme en esto. Era el momento de ponerme a buscar un trabajo para mantenerme a mí y a mi hermano. Me decían que tenía que recordar que estábamos solos en el mundo. Como si una cosa así necesitara de recordatorios…
No obstante, se equivocaban todas aquellas voces. No estaba sola. Tenía mi madrina que sabía que no me fallaría. Quizás por eso, porque daba lo que necesitaban a las niñas solas como yo, la llamaban Soledad. Yo nunca la vi pero, aunque había quien decía que estaba muerta, para mí siempre estuvo muy viva.
En nombre de ella me costearon el Bachiller, y después la carrera, a partir del día en que pasó todo. Una vez asumí que mi madre nunca regresaría a mi lado y que mi padre se pudriría en una cárcel, no me quedó otra que continuar con mi vida. Y eso nunca hubiera sido posible sin mi madrina.
He de confesar que ni un solo día dejé de echar de menos a mi madre y, aunque traté de borrar de mi mente la imagen de su cuerpo ensangrentado y cosido a puñaladas mientras se llevaban esposado a mi padre, seguí viéndola en sueños. En mis pesadillas siempre me pedía que la salvara, pero yo nunca llegaba a tiempo.
Este pequeño cuento solo quiere ser una fábula de lo que pude conseguirse con iniciativas como la Lotería de la Madrina. La Fundación Soledad Cazorla trabaja todo el año para conseguir becas de estudios para huérfanos y huérfanas de Violencia de Género, porque así lo dejo dicho en su testamento Soledad Cazorla
Traté de no fallar a aquella madrina invisible que alegraba mi vida con sus toques de varita. Y, como siempre cumplí, no dudé en acudir a ella para contarle cuál era mi sueño: seguir estudiando hasta conseguir mi plaza. Y no me defraudó.
Aproveché la beca y me dejé los codos, las pestañas y casi la vida estudiando, pero en un tiempo récord lo conseguí. Ahora estaba ahí, viendo como se hacía realidad
– Cumplimentado su juramento como jueza, pasará a ejercer en el Juzgado de Violencia Sobre la Mujer de X
Mi hermano, dese el público, sonreía con cara de satisfacción. Y, aunque la gente creía que estaba solo, le acompañaban dos personas. Mi madrina y mi madre estaban a su lado, orgullosas de mí. Hasta juraría que oí a mi madrina Soledad diciendo algo
– Niña ¿Y cómo no escogiste fiscal?
Me reí, sin que nadie entendiera por qué, porque sé que me lo perdona. Por fin podía ayudar a otras mujeres que pasaran por lo que pasó mi madre.
A partir de ese día, mi madre no volvió a aparecer en mis sueños pidiendo ayuda. Apareció de nuevo, eso sí, pero lo hizo de otro modo. Dando las gracias.
Este pequeño cuento solo quiere ser una fábula de lo que pude conseguirse con iniciativas como la Lotería de la Madrina. La Fundación Soledad Cazorla trabaja todo el año para conseguir becas de estudios para huérfanos y huérfanas de Violencia de Género, porque así lo dejo dicho en su testamento Soledad Cazorla, la que fue primera fiscal de sala de Violencia sobre la Mujer y un referente para quienes nos dedicamos a esto.
Por eso os invito, un año más, a colaborar con estos décimos solidarios. Podéis hacerlo por ella o por los niños y niñas a los que la violencia de género dejó sin madre. O podéis hacerlo por vosotros mismos, porque tal vez el día de mañana vuestra hermana o vuestra hija necesiten una jueza o una fiscal formada y vocacional como nuestra protagonista, que se hubiera perdido de no existir estas becas. Ojala no lo necesiten nunca, pero da seguridad saber que están ahí.
Basta con dar clic en el enlace y esta vez el aplauso os lo doy yo. Y lo uno al que le doy a @madebycarol por ilustrar una vez más este milagro