Liberalismo “progre-guay”

Pilar Aguilar
Pilar Aguilarhttp://pilaraguilarcine.blogspot.com.es/
Analista de ficción audiovisual y crítica de cine. Licenciada en Ciencias Cinematográficas y Audiovisuales por la Universidad Denis Diderot de París. Lee el blog de cine de Pilar Aguilar: http://pilaraguilarcine.blogspot.com.es
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Dice Hiba Habouk en el Huffpost: “Pues que, si a una mujer le empodera llevar hiyab, que se lo ponga y se sienta empoderada; si a una mujer le empodera llevar una gorra del revés, que se la ponga; si a una mujer le empodera ir escotada todo el día, que vaya escotada todo el día. Lo que debemos tener es la libertad de elegir y aceptarnos los unos a los otros.

Pero el feminismo combate esta ideología que, “en nombre de la libertad”, predica la asunción personal de la esclavitud.

Vaya por delante–y parece mentira que constantemente tengamos que repetir algo tan axiomático- que el feminismo no ataca a las mujeres que van tapadas hasta las cejas o que van, por el contrario, lo más destapadas que se les permite.

Pero el feminismo se pregunta ¿por qué «queremos» las cosas que «queremos»? ¿Por qué una mujer “quiere” (quiere tanto que algunas no saber vivir sin ese “querer”) gustar, agradar, servir a los demás, estar pendientes del bienestar ajeno por encima del propio? ¿por qué, por ejemplo, chicas jóvenes “quieren” que un chico las folle como él desea,aunque a ella no le cause ningún placer e incluso les haga daño? ¿Y por qué los varones no quieren lo mismo para sí? Ante esta última pregunta nos responden: la sumisión, la necesidad de complacer está en la naturaleza femenina, no en la masculina.

La “naturaleza” … Ya, ya. El feminismo afirma que los mandatos patriarcales no son “naturales”. Natural es respirar y, por eso, no podemos vivir sin hacerlo. Si la sumisión estuviera en nuestra naturaleza femenina, ninguna mujer podría escapar a ella. Pero comprobamos que sí, que podemos contravenir las normas (nunca del todo, nunca a cien por cien porque la ideología dominante nos impregna de tal modo que conforma profundamente nuestra inteligencia y nuestra sensibilidad). El feminismo sabe que la sociedad humana es un constructo creado por la ideología dominante y que la subordinación de las mujeres no es natural sino aprendida.

Claro que pueden contrargumentarnos: “Vale, será un deseo modelado por la sociedad, pero es un deseo ¿y por qué nos vamos a oponer a ese deseo?”. Entonces, vamos un paso más allá y preguntamos¿Pero, de verdad, queremos realmente lo que queremos”? Posiblemente haya algunos casos en los que las mujeres interiorizan tan profundamente la ideología dominante, que cumplirla es su deseo. Pero, en general, son mecanismos de supervivencia. Los asumen para no vivir permanentemente confrontadas a la angustia y la frustración. Al no ver otra salida ni alternativa, optan por creer que “lo que hay es lo que quiero”. Incluso, en ciertas sociedades y momentos históricos, la opresión es tan fuerte y tan cerrada que las mujeres ni siquiera saben que existen otras opciones ni pueden imaginar que otro mundo sea posible…

Para estos dos grupos de mujeres es para quienes habla el feminismo. La práctica nos muestra que, en efecto, muchas, cuando descubren que no están fatalmente encadenadas a los mandatos impuestos, cuando –como dice Celia Amorós- consiguen irracionalizar lo que les predican como“naturaleza”, eligen, sin dudarlo, otros “quereres, otros deseos.

Por esta experiencia hemos pasado todas las feministas. Y quienes, pornuestra edad, tenemos algún recorrido histórico, lo hemos vivido, no solo a nivel personal, sino social. Yo recuerdo cuando las mujeres “querían” cumplir a rajatabla con, por ejemplo, aquellos salvajes lutos que las obligaban a permanecer aún más encerradas que de costumbre durante largos periodos. Y recuerdo cuando “no querían” salir entre ellas (solas, nos decían), a no ser para ir a misa o al rosario… Pero, en cuanto pudieron, cambiaron sus deseos. Curioso ¿no?

Y, por último ¿no es asombroso que quienes defienden la libertad de elección de manera tan obcecada y furibunda no se planteen lo limitado que es el campo donde podemos aplicar esa tan cacareada y maravillosa libertad?

Si les preguntas: “Entonces ¿qué? si a una persona le empodera trabajar 12 horas por 600€ ¿ha de parecernos bien?”. Les crujen las neuronas, pero, como no pueden desdecirse, proclaman “Pues si quieren… Si quieren… si es su deseo…”.

A lo que respondemos: “Según eso, no debería existir ninguna legislación laboral sino una única norma: que cada cual trabaje y cobre según su deseo. Pero, claro, igual que alguien puede desear trabajar un montón de horas por un sueldo miserable, debería poder trabajar seis horas por seis mil euros. ¿O la liberta funciona solo en una dirección? ¿no es extraño que ningún hombre desee empoderarse llevando hiyab o subido en tacones de 10 cm? ¿por qué no les empodera ganar menos que nosotras y, al llegar a casa,hacer la cena y ocuparse de los hijos?

Lo triste es que estas prédicas neoliberales hayan sido asumidas por la “progresía guay y moderna”, esa que, cegada por el individualismo, se niega a preguntarse por la dimensión social de lo que vivimos e, ignorando la realidad material capitalista-patriarcal que se nos impone, repite como un mantra aquello de: “Libertad para que cada cual haga lo que quiera.

Sí, las feministas lo tenemos difícil. Pero, queridas compañeras, seguimos peleando: el 23 nos vemos de nuevo en las calles.

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Comentarios

  1. “Advierto que, Facebook me imputa que mis comentarios infringen sus Normas comunitarias, restringiendo mis publicaciones, no obstante publicar, el suscripto, consideraciones sobre reales situaciones”.
    a) {Pero el feminismo se pregunta ¿por qué «queremos» las cosas que «queremos»? ¿Por qué una mujer “quiere” (quiere tanto que algunas no saber vivir sin ese “querer”) gustar, agradar, servir a los demás, estar pendientes del bienestar ajeno por encima del propio? ¿por qué, por ejemplo, chicas jóvenes “quieren” que un chico las folle como él desea, aunque a ella no le cause ningún placer e incluso les haga daño? ¿Y por qué los varones no quieren lo mismo para sí? Ante esta última pregunta nos responden: la sumisión, la necesidad de complacer está en la naturaleza femenina, no en la masculina.}
    Pues, el acto de pensar del varón, no sería otra cosa que la sustitución del deseo alucinatorio de su fálica superioridad. Resulta pues, perfectamente “lógico” ésta modificación del proceso psíquico “acostumbrado” en la transexual ecuménica perversa civilización patriarcal, durante milenios, que hace posible la “vitalidad” en una dirección ideológica de la moral, ética y valores que impone la irresoluble perversión y ambigüedad sexual del varón.
    b) {La “naturaleza” … Ya, ya. El feminismo afirma que los mandatos patriarcales no son “naturales”. Natural es respirar y, por eso, no podemos vivir sin hacerlo. Si la sumisión estuviera en nuestra naturaleza femenina, ninguna mujer podría escapar a ella. Pero comprobamos que sí, que podemos contravenir las normas (nunca del todo, nunca a cien por cien porque la ideología dominante nos impregna de tal modo que conforma profundamente nuestra inteligencia y nuestra sensibilidad). El feminismo sabe que la sociedad humana es un constructo creado por la ideología dominante y que la subordinación de las mujeres no es natural sino aprendida.}
    Pues, las mujeres militantes soportan y padecen “penosamente” una intolerable tensión en el “terreno” patriarcal que utiliza todos los medios a su alcance y una hipocresía sin límite al pretender – no siendo varones – que deben aceptar o respetar las normas del varón. Un penoso conflicto que la mujer padecería sería; ¿Cómo admitir que el patriarcado es el padre, el hermano, el compañero, el dirigente, el ecuménico, etc., y que en esta regla no habría excepción?
    Mi Femeninologia *Ciencia de lo femenino es la serie de configuraciones que con mi conciencia voy recorriendo constituyendo, más bien, la historia que desarrollo en la formación de mi conceptualización. Es decir, una suerte de escepticismo consumado, que en realidad sería, el propósito de no rendirme, a la autoridad de los pensamientos de otro, sino de examinarlo todo por mí mismo ajustándome a mi propia convicción; o mejor aún, producirlo todo por mí mismo y considerar como verdadero tan solo lo que yo hago.
    Hoy, como ese infante entre los 4 a 5 años adaptando mi pensar en la realidad, interpretando mi actividad onírica.
    El sentido y la verdad del feminismo (la mujer) es absolutamente la derrota del varón; perverso irresoluble y ambiguo sexual.
    Buenos Aires
    Argentina
    7 de octubre de 2021
    Osvaldo V. Buscaya (OBya)
    Psicoanalítico (Freud)

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