Donald Trump, precandidato a la presidencia por el Partido Republicano, declaraba hace unos días en la cadena MSBNC, ser favorable a ilegalizar el aborto y castigar a las mujeres que aborten. El revuelo causado por tales afirmaciones le ha llevado a tener que rectificar, aunque mantiene su posición antiabortista.
“Debería haber algún castigo para las mujeres que abortan”, decía Trump en la entrevista. En un comunicado posterior, intentando suavizar los términos de estas declaraciones, se declara “pro vida” y traslada la responsabilidad en esta ocasión, al médico que practique el aborto. Las mujeres serían ahora «unas víctimas».
No es la primera vez que Trump muestra su posición machista. En la serie de salidas de tonos que caracterizan su campaña, son habituales los ataques a su rival Hillary Clinton, del Partido Demócrata, con comentarios sexistas. Pero no sólo a ella. A la presentadora del debate de candidatos, Megyn Kelly, le dijo que»le salía sangre de su… donde sea» , por lo que fue expulsado.
Trump, que ha llegado a calificar a las mujeres de «cerdas gordas, perras, guarras y animales desagradables», suma a su ignominiosa lista de despropósitos, su predisposición a criminalizar el aborto si llega a la presidencia de los Estados Unidos.