La infancia detrás de la falacia de la custodia compartida

Sonia Vaccaro
Sonia Vaccaro
Psicóloga clínica. Perito forense. Experta en Victimología y Violencia basada en el género.
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“Los niños aprenden lo que viven:…Si un niño vive con hostilidad aprende a ser violento…Si un niño vive con seguridad aprende a tener fe…Si un niño vive con aceptación y amistad aprende a hallar amor en el mundo.”
Dorothy Law Nolte

Desde lo ideal, considero que el acuerdo entre ambos progenitores para compartir no sólo la custodia, sino la responsabilidad total con referencia a sus hijas e hijos, es un estado óptimo para la pareja en general y las hijas y los hijos en especial.

El método científico postula que si se parte de premisas falsas, se arriba a conclusiones falaces. El concepto de “custodia compartida impuesta”, parte de la premisa de “compartir equitativamente la custodia de las hijas y los hijos en un matrimonio”.  Premisa falaz en esta primera década del siglo XXI, porque lamentablemente aún no se alcanzó la equidad en el reparto de las tareas del matrimonio entre hombres y mujeres, por lo tanto si a una situación inicial desbalanceada se le aplica la división en partes iguales, lo único que se hace es profundizar ese desbalance entre las partes.

En el año 2009, un estudio internacional[1], desvelaba que en España los hombres sólo realizaban 1 hora de las 5 horas del trabajo doméstico.  El mismo estudio concluía que las madres españolas dedicaban al cuidado de sus hijas/os 4 horas diarias de media de las 6 horas necesarias, mientras que los padres dedicaban a este menester la mitad de tiempo que sus parejas: 2 horas.

Sin embargo, a la hora de legislar con referencia a la custodia de los hijos/as, en algunas regiones, se ha considerado que la equidad está lograda y por lo tanto corresponde aplicar una división igual entre las partes, sin tener en cuenta la historia previa al divorcio acerca del cuidado de las hijas y los hijos de la pareja. Quienes legislan, han considerado que un juez a través de una sentencia, es capaz de solventar esta brecha y el desnivel que podría existir entre las partes, otorgando la custodia compartida cuando ambos progenitores  no alcanzan un acuerdo.

A la hora de legislar con referencia a la custodia de los hijos/as, en algunas regiones, se ha considerado que la equidad está lograda y por lo tanto corresponde aplicar una división igual entre las partes, sin tener en cuenta la historia previa al divorcio.

Partir de la premisa de la custodia compartida impuesta, en casos de desacuerdo entre las partes, es dejar de lado -entre otras cosas- los postulados de la Psicología evolutiva, aquello que diferencia la psiquis y las necesidades de cada criatura de acuerdo a su período evolutivo[2]. Es obviar, por ejemplo,  la teoría del apego, que destaca la importancia del vínculo con la madre (o cuidador/a primaria) durante los primeros años de vida, y creer que un fallo judicial hará que un padre, que hasta el momento del divorcio (y en el mejor de los casos) sólo se ocupó de ejercer un rol productivo, pasará a tener –por Ley- una función nutritiva con sus hijas e hijos, simplemente porque lo expresó teóricamente a través de “un plan de parentalidad”[3].

Así como la aceptación del falso “síndrome de alienación parental” invisibiliza la historia previa de violencia y abusos en una relación de pareja, la custodia compartida impuesta, no sólo invisibiliza esta violencia, sino que además, invisibiliza a los hijos e hijas como sujetos en evolución dinámica, que la aplicación de una Ley no podrá hacer estática en dirección a que, como “lecho de Procusto”, esta evolución se adapte a la letra de la normativa.

Una custodia compartida, cuando no hay acuerdo entre ambos progenitores, se transforma en un régimen de alternancia de domicilios, algo que para cualquier adulto es estresante y para un niño puede resultar enloquecedor[4]

La aceptación del falso “síndrome de alienación parental” invisibiliza la historia previa de violencia y abusos en una relación de pareja, la custodia compartida impuesta, no sólo invisibiliza esta violencia, sino que además, invisibiliza a los hijos e hijas.

Acerca de la constitución del psiquismo

El pasaje de la vida intrauterina a la vida en el mundo exterior, marca en los seres humanos un primer paso en el proceso gradual de diferenciación y autonomía con respecto al medio. En este estadio la única autonomía que la criatura humana posee es la de respiración. La dependencia es absoluta hacia quien materna (o cuidador/a primaria), a quien reconocerá por la voz o sus “sonidos”, sus olores y el contacto con la piel al amamantar (Teoría del apego, J. Bowlby). Esta situación inicial, es considerada por varios autores (Wallon, Bleger, etc.) como confusional, ya que la criatura aún no puede discriminar yo-mundo. No obstante, comienza a entablar relaciones objetales. En este estadio, el vínculo con la madre (o cuidador/a primaria) será estructurante para sí y para su mundo[5].

Las persona humana, se halla desde el nacimiento, estrechamente unida al medio y al intercambio que realiza con el mismo, esta interacción es fundante para el establecimiento de su subjetividad, en especial a medida que va diferenciándose  entre yo/no-yo.

Resumiendo, se podría afirmar que la identidad de una criatura, su constitución como individuo/a,  se forma desde el entorno: a través de un ambiente estable, confiable, sólido y armónico. Desde sus objetos: lo que la niña o el niño van sintiendo como propios, aquello que va conformando “su mundo”. Sus olores, sus colores, el ambiente que lo rodea, aquel espacio que puede recorrer con los ojos cerrados y del cual se va apropiando cuando comienza a llevarse los objetos a la boca, cuando los coge al comenzar a andar, cuando los cambia de lugar y los colecciona a medida que crece. Todo esto es lo que le brindará seguridad y le permitirá crecer y ser él/ella mismo/a. Le permitirá conocerse y diferenciarse de otros y otras. Es aquello que llamamos subjetividad. Lo que le brinda identidad, lo que le permite sentirse “idéntica/o a sí misma/o”

El afecto incondicional de quienes le rodean, saberse querido pase lo que pase y haga lo que haga, saberse comprendido y con permiso para equivocarse. Saberse protegido y cuidado. Saberse respetado. Todo esto es lo que hará que comprenda, que quiera, que se acepte, que respete, que adquiera seguridad y equilibrio.

El sitio que ocupa un niño o una niña en las relaciones familiares, es además un factor básico en este proceso de diferenciación y construcción de su subjetividad.

Si este universo se “fractura” -a partir de ser impuesto[6]– entre 2 casas, dos cuartos, dos barrios, dos ciudades (a veces 2 países!), y entre 2 criterios opuestos (no diferentes o distintos, sino contrarios), hemos de saber que el carácter esquizoide será un rasgo presente en estas criaturas, además de la ansiedad confusional, la culpa y el sentimiento caótico prevalente. Su sitio en las relaciones familiares será el de un objeto de intercambio que se entrega, se trae, se lleva.

Si se considera que legislar sobre las necesidades “reales”[7] de las criaturas es posible, estamos considerándolos objetos de derecho, y no sujetos con derechos. Estamos negando las necesidades propias de cada edad, y estamos haciendo de la niñez, la categoría de “adultos en miniatura”, cuando en realidad, las niñas y los niños son personas con necesidades propias y específicas a través de las diferentes edades.

La custodia compartida impuesta, no contempla ni la etapa evolutiva de las criaturas, ni las consecuencias que deparará en el futuro el crecer entre dos fuegos permanentes, ya que si una pareja no se pone de acuerdo, no lo hará porque lo ordene un juez y ya sabemos lo que sucede: “…el hilo se corta siempre por la parte más delgada…” Cada decisión en la vida de esa niña o de ese niño, implicará un recurso judicial, un expediente y la presentación de una querella. El niño o la niña crecerán en un campo de batalla que lejos de contribuir a su bienestar, lo harán sentirse culpable, inhibido o en estado de alerta permanente.

La custodia compartida impuesta, no contempla ni la etapa evolutiva de las criaturas, ni las consecuencias que deparará en el futuro el crecer entre dos fuegos permanentes.

Crecerán niños desorientados, desbordados, con tendencia a la melancolía, con necesidad de un entorno estable que brinde seguridad, niños y niñas con dualidad e indecisión. Seres que crecerán en el caos y la esquizoidia, con dobles mensajes,  criaturas que se sentirán objetos de uno y otro progenitor, criaturas que se sentirán objetos y no personas y que crecerán enajenadas de sus deseos “por Ley”. Creer que otorgar la mitad de la custodia de cada hijo o hija a cada uno de los progenitores (sin considerar la historia de cuidados previos de cada cónyuge), es ser ecuánime y “justo”, es no considerar el requisito mínimo que la infancia necesita para desarrollarse: el orden, la estabilidad, un entorno continente y predecible. Es negar que el conflicto se va a perpetuar,  mediatizado ahora a través de la justicia. Es sobrecargar a la justicia de conflictos nuevos que no se resolverán con la aplicación de la letra rígida de una ley. En este sentido, ¿Qué clase de generaciones estamos creando? Podremos hablarles de límites y de orden? y lo que es más grave y peligroso: siendo criaturas que crecieron y vivieron en un campo de batalla, habiendo padecido a veces la imposición de la justicia de forma coactiva y forzada, ¿podremos hablarles de resolución pacífica de los conflictos?

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[1]Estudio sobre la relación entre la división del trabajo doméstico y la formación de la pareja, coordinado por Almudena Sevilla, investigadora del Departamento de Economía de la Universidad de Oxford publicado en la revista ‘Journal of Population of Economics’: Basado en 13.567 entrevistas realizadas en 12 países, de las cuáles 1.781 se llevaron a cabo en España. Los resultados revelan que España ocupa la octava posición en la clasificación de igualdad entre hombres y mujeres en países desarrollados, por detrás de Suecia, Noruega, Reino Unido (incluida Irlanda del Norte, que se examina aparte en la investigación), Estados Unidos, Holanda e Irlanda y por encima de Nueva Zelanda, Japón, Alemania, Austria y Australia. La puntuación española fue de -0,08, no muy lejos del último clasificado (-0,16) y a una distancia notable del primero del ranking: Suecia (0,43). Ellas realizan cuatro de cada cinco horas de trabajo doméstico. (2009)
[2] No es lo mismo un niño de 12 años que uno de 12 meses, no es lo mismo un niño de 8 años con un desarrollo evolutivo cognitivo que le permite desarrollar una moralidad autónoma a un niño de 3 años donde la socialización y la autonomía aún están en proceso de evolución.  etc. (Wnnicott 1980, Piaget 1984 , Spitz 1973)
[3] N. de la A: Me pregunto quién controla que este plan se cumpla tal y como se redactó.
[4] Véanse los informes de los gobiernos de Australia, Jennifer Mcintosh y Richard Chisholm:“La Custodia Compartida y los intereses del menor ante una separación contenciosa, advertencias de la investigación reciente”  y el de Francia, Maurece Berger, Albert Ciconne, Nicole Guedeney y Hana Rottman:  “Residencia alterna en niños menores de seis años: una situación de alto riesgo psicológico”
[5] Ver en autores como Spitz, y J. Bowlby, las consecuencias de la privación materna. En estudios más cercanos: Sue Gerhardt, “Why love matters”, (2004)
[6] Es importante destacar, que con esta imposición, se rompe la dinámica del deseo de la criatura, ya que no puede decidir con quien quiere estar puesto que se la obliga a cumplir el régimen impuesto por el juez, lo que hará imposible que se respete lo que el niño o la niña quieren y sienten hacer..
[7] Aquellas necesidades que respeten su estadio evolutivo
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Comentarios

  1. Ja ja ja que tontería de artículo, yo tengo custodia compartida, una semana en cada vivienda ,y mis hijos no paran de agradecerme poder estar conmigo, no quieren volver a vivir solo con la madre nunca mas,están encantados y chulean de que tienen dos casas,la educación yo tengo mis criterios y mi ex los suyos,y eso también pasaba cuando vivíamos todos juntos, los niños sacanb mejores notas y se relacionan mejor con los demás ,más extrovertidos y sobre todo mas felices,no paran de decirme todo lo que me quieren y que no me valla nunca mas,ellos no saben que fue un juez quien fijo en dos días a la semana dos horas y un fin de semana alterno,eso si que es lo peor para los hijos,sienten abandono,desapego,y todo el día preguntando donde esta su padre,ahora si son felices,custodia compartida por imposición desde el primer día ,y al que se niegue que se la quiten ,pues no mira por el bien de los hijos,a lo mejor mira mas bien por otros intereses,la casa y la pensión por ejemplo,aunque sea a costa de la felicidad de los hijos,desde luego que sarta de mentiras sueltan las hembristas

  2. Es increible… se parte de la idea de no partir de premisas falsas para no llegar a conclusiones falaces y directamente se empieza por «custodia compartida impuesta»… ¿impuesta a quién?, ¿a la progenitora que no quiere «soltar» el comodín que le asegura una paga casi para toda la vida y la llave para poder hacer la vida imposible al padre de la pobre criatura?. Hoy en día, afortunadamente cada día menos, se está imponiendo la custodia monoparental (por supuesto para la mujer) y aún no he visto ninguna crítica feminista al respecto. Si como padre tenía la obligación de cuidar de mis hijos antes de la separación, ¿porqué el día después me eximen esa obligación y privan a mis hijos de ese derecho?. Si tanto quieren que los hombres nos hagamos cargo de los hijos y de las tareas domésticas (tema en el que estoy totalmente de acuerdo, la sociedad ha cambiado muuuuchisimo) ¿porqué no siguen queriendo eso mismo el día que nos separamos?. Se les ve muchísimo el plumero, afortunadamente para nuestros hijos esto está cambiando, poco a poco pero está cambiando.

  3. Me paso las encuestas por ahí. ..
    Lo que los hijos quieren es un padre y una madre.
    Lo que no es bueno para nuestros hijos es que las madres los manipulen en contra de los padres.
    Con respecto a las tareas domésticas hay de todo.
    LOS HIJOS TIENEN QUE SER DE LA madre y el PADRE.

  4. Sres Jueces,mi hijo se llama Marco y es un niño,no «niñas», lo digo por lo bien que estudian los casos que llegan a sus manos. Hemos pasado de dar custodia exclusiva a la madre como rosquillas y sin criterio a dar compartidas sin criterio, a lo facil. Viva la justicia en España(ironia modo ON)
    El corta-pega es la nueva tecnica de la justicia
    Carmina Garcia Sanchez : estoy con Ana. Una sentencia de la Audiencia de copia y pega. Sin el menor interés por la salud de un menor con una enfermedad grave y expuesto a cuidados de personas sin formación, a pesar de haber sido esas las indicaciones de su endocrino: » El Niño debe estar al cuidado de personas formadas en diabetes y nutrición». Eso dice el informe, obviado por los Sres. Magistrados, los que dicen que la Justicia es ciega y , sin embargo se permiten el arbitrio en la salud de un niño, al que confunden con «niñas», en plural, en la sentencia. Dan ganas de declararse en huelga de hambre, y encadenarse a la puerta de la Audiencia! . UN COPIA Y PEGA EN UNA SENTENCIA, SIN EL MENOR PUDOR! » CON LA IGLESIA HEMOS TOPADO, AMIGO SANCHO». Una frase muy bien traída, en el 400 aniversario de la muerte de Don Miguel de Cervantes.
    Me
    Esto nos afirma en que: UNA COSA ES LA LEY Y OTRA, BIEN DISTINTA, LA JUSTICIA.
    Si alguien está realmente interesado en el tema, le puedo enviar todo lo que hemos presentado, pruebas objetivas, etc… Y nada. Nos tocó una abogada inútil, o comprada,, Vaya usted a saber! Una fiscal de menores amiga del colegio del padre ,amén de una familia paterna del Opus. Ahora tenemos a un niño, hasta el divorcio, con una enfermedad grave bien controlada y que, ahora, con una custodia compartida, se ve al cuidado durante todo el día de una abuela paterna, ignorante total de la gravedad de la enfermedad de su nieto y se niega a la madre ese cuidado. La madre había adaptado su horario para estar cuidando al niño fuera del horario escolar. Y LA AUDIENCIA LO DEJA A EXPENSAS DE PERSONAS SIN FORMACIÓN Y SE NIEGA A QUE SEA CUIDADO POR LA MADRE, A PESAR DE SER LA PERSONA ACREDITADA, SEGÚN EL CRITERIO DE LA DRA. Barrio, su endocrinóloga infantil, del HOSPITAL RAMÓN Y CAJAL DE MADRID.
    SE HA RECURRIDO LA SENTENCIA, CON TODO TIPO DE PRUEBAS Y AVALES CLÍNICOS Y CIENTÍFICOS… NADA. Parece que la pésima actuación de una abogada defensora en el primer juicio y la postura partidista, por amistad con el padre, de una fiscal de menores histérica, ha determinado todo el seguimiento del proceso, en el que la salud del menor se está viendo comprometida. ESTAMOS INDIGNADOS Y SIN SABER A QUIEN ACUDIR.

    • Y, de verdad, que no es nada en contra del padre. El problema, en este caso es que hay una enfermedad grave del niño y que el padre no puede hacerse cargo de él, por estar todo el día fuera de casa. Mintió en el primer juicio, cuando afirmó que no trabajaba y que podía cuidar del niño con enfermedad. Ahora él no está en todo el día y lo deja a cargo de su madre que no tiene ni idea de la embrega dura de los cuidados que precisa El Niño.

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