La polémica suscitada por la Universidad de Cuyo (Argentina) al prescindir de los baños diferenciados entre hombres y mujeres sigue generando revuelo. Era la semana pasada cuando la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, a través del Área de Derechos Humanos, aprobaba colocar en los servicios de la universidad un cartel que informa que “Este baño no tiene género”, pudiendo hacer uso del mismo cualquier persona.
Desde quienes han aprobado la medida se defiende que esta “ayudará a frenar injusticias en las relaciones entre géneros”, y argumentan que “la diferenciación, llamada comúnmente binarismo, es parte del sistema patriarcal. No queremos que se excluya otras formas de existir y vivir la sexualidad”. Silvana Vallone, coordinadora del Área de Derechos Humanos de la Facultad, afirma que se buscan “dar trato digno a personas que no se quieren encuadrar en hombre o mujer”.
La polémica se ha suscitado desde los propios estudiantes, muchos de los cuales lamentan que no se haya contado con su opinión para el cambio, especialmente al tratarse los baños de un espacio íntimo. “No afecta a la intimidad de nadie ya que los baños son espacios públicos, no privados, y aún así los inodoros están separados por paredes”, dice Vallone.
Entre estudiantes, han mostrado más contrariedad a la medida las mujeres que los hombres, en lo que consideran que afecta directamente a su intimidad y privacidad, “¿Por qué tengo que ver a chicos cambiándose? No vamos a poder usar este baño”, decía Carolina Meza, una de las estudiantes. Y es que las quejas por parte de otras alumnas se han dirigido especialmente en cuanto al riesgo de sufrir abusos sexuales o intimidaciones, algo a lo que Vallone resta importancia “Hay todo un mito sobre lo que ha significado la sexualidad en el mundo occidental.”.
A pesar de que se ha invitado, ahora sí, a que alumnos y alumnas opinen de la medida a través de un buzón de sugerencias, lo cierto es que sus comentarios no serán vinculantes.