El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, ha vetado la ley que regulaba los vientres de alquiler, argumentando que no se respetan las recomendaciones del Consejo de Ética para las Ciencias de la Vida (CNECV). Si bien en mayo el Parlamento luso aprobaba la ley que regulaba esta práctica en los casos en que las mujeres no pudieran quedarse embarazadas (porque no tuvieran útero o tuvieran alguna lesión que lo impidiera) y además se prohibía la compensación económica.
La ley ahora vetada por el presidente debe volver a la Asamblea para modificaciones. Rebelo de Sousa ha manifestado en un comunicado que tal decisión la ha tomado porque en la ley “no están salvaguardados los derechos del niño al nacer y de la mujer gestante, ni se realiza el marco adecuado del contrato de gestación”.
El Consejo de Ética confirma que la ley tiene importantes “vacíos legales” que deben revisarse para salvaguardar ciertos derechos; en total, un argumentario extenso de 13 puntos donde dilucida cuestiones como “qué ocurre si hay complicaciones de salud durante el embarazo no sólo en el feto sino en la mujer gestante” o “quién decide la lactancia del niño o niña”. También se cuestionan temas como la revocación del consentimiento de la gestante o restricciones de su comportamiento (en su alimentación, ropa, profesión o vida sexual), qué ocurriría en caso de malformaciones y que se interrumpa el embarazo, no están aclarados en la ley.
La propuesta de ley la encabezó el partido marxista “Bloco de Esquerda” y contó con el apoyo de ecologistas y verdes, socialistas, el centroderecha PSD, y tuvo el rechazo de los democrátas cristianos y el Partido Comunista.
La ley de ‘vientres de alquiler’ de Portugal vetada por «no proteger los derechos de la mujer gestante»
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