- Niñas y mujeres destinan el dinero de la comida a comprar material sanitario como compresas y tampones.
- 1 de cada 10 niñas de 15 años en Kenia ha mantenido relaciones sexuales a cambio de conseguir compresas.
Los tabúes existentes en torno a la menstruación en muchos países del mundo siguen poniendo en peligro la vida de millones de mujeres. Recientemente era el diario británico The Guardian el que alertaba sobre esta cuestión. En el artículo incluían el relato de la doctora Penelope Phillips-Howard, que en un estudio sobre salud y menstruación, revelaba que 1 de cada 10 niñas de 15 años en Kenia había mantenido relaciones sexuales a cambio de conseguir compresas.
La vergüenza y las tradiciones de ciertos países siguen haciendo que hablar de la regla sea un tabú absoluto, impidiendo a las mujeres y niñas acceder a la información sanitaria suficiente para vivir sin peligro. En Nairobi, por ejemplo, el 80% de las mujeres no sabían qué era la regla hasta que tuvieron su primer sangrado.
En Nairobi, el 80% de las mujeres no sabían qué era la regla hasta que tuvieron su primer sangrado.
No sólo en África; en India, por ejemplo, tener la regla supone para las mujeres no poder entrar en la cocina, ir a la iglesia o sentarse junto a otras personas durante los días de menstruación. El tabú en torno a la regla suscita y mantiene prejuicios sobre las mujeres como que están sucias, son impuras y hay que apartarlas. También en la India, el 80% de las mujeres de ciudades reconoce que cuando compra compresas las ocultan en una bolsa oscura y en ningún caso le pedirían a un familiar masculino que les comprase tampones o compresas.
UNICEF revela que en Irán, la mitad de las mujeres (48%) cree que la menstruación es una enfermedad y tras incorporar en su educación conocimientos básicos sobre la regla, el 61% comenzaba a ducharse durante los días de sangrado, algo que antes ninguna hacía.
En Irán, la mitad de las mujeres (48%) cree que la menstruación es una enfermedad.
Educación y tabú de la regla
Las consecuencias de estos tabúes en torno a la menstruación suponen, entre otras cosas, una discriminación de las mujeres en los entornos laborales o se relaciona directamente con la educación, ya que muchas niñas no van a la escuela durante los días de sangrado (en Kenia se calcula que 850.000 niñas pierden, anualmente, 6 semanas de clase).
Agresiones sexuales e infecciones graves
Más allá incluso de la ocultación por vergüenza, hay otras consecuencias secundarias derivadas de no tener acceso a material sanitario durante la regla; por ejemplo, en Nairobi, Kenia, Bangladesh o India, entre otros países, el tener que ir al inodoro más cercano, alejado de la vivienda, incrementa el número de violaciones (en India cada media hora una mujer es violada). Muchas reconocen que evitan ir o aguantan sin beber, incrementando los problemas físicos derivados de esto.
El no tener acceso a tampones o compresas supone que en muchos países las mujeres se las ingenien durante los días de sangrado, sin ninguna garantía sanitaria. En Kenia es habitual, por ejemplo, el uso de hojas y ramas, o de barro, lo que provoca infecciones.
Estados Unidos y España
No se trata sólo de un problema de países más pobres, aunque en estos las dificultades y mortalidad sean mayores; en Europa y Estados Unidos la falta de acceso a tampones y compresas es una de las preocupaciones principales de mujeres sintecho, que lo ocultan también por vergüenza.
En España el tabú se rompe generacionalmente, aunque siguen existiendo desigualdades en el acceso y compra a compresas y tampones. Es la llamada “tasa rosa” (Podemos-Ahal Dugu presentó recientemente en el Parlamento de Navarra una moción en el Pleno para debatir y votarla). Un impuesto que grava en el 10% frente al superreducido de otros países vecinos como Francia o Reino Unido.
En mi ciudad, Cuenca—Ecuador, siempre que compras toallas te las entregan en funda negra, y las mujeres comúnmente dicen «estoy enferma».