¿Puritanas o atrevidas?

Pilar Aguilar
Pilar Aguilarhttp://pilaraguilarcine.blogspot.com.es/
Analista de ficción audiovisual y crítica de cine. Licenciada en Ciencias Cinematográficas y Audiovisuales por la Universidad Denis Diderot de París. Lee el blog de cine de Pilar Aguilar: http://pilaraguilarcine.blogspot.com.es
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¿Lo moderno es seguir con lo de siempre?

¿Puritanas o atrevidas?

El derecho de los varones para decir: “Vuélvete que te la meta” se pierde en la noche de los tiempos.
De modo que, como ya expliqué en otro artículo, lo realmente novedoso es que las mujeres reclamemos nuestro cuerpo para nuestro placer, no para el placer ajeno.
Lo rompedor es que digamos: lo varones no son los dueños del deseo. Nosotras también deseamos y nuestro deseo (o, en su caso, nuestro no deseo) es igualmente legítimo y estupendo. Follar es placentero si las personas implicadas se desean mutuamente. En caso contrario, será satisfactorio para una, para la otra, será -como poco- desagradable cuando no violento (violento aunque no haya golpes).
Y, por supuesto, los hombres no tienen más -ni menos- imperativos sexuales que las mujeres. Que un varón deba reprimir su deseo es igual de triste que lo deba reprimir una mujer. IGUAL.
Frente a las prédicas que justifican abusos y atropellos apelando a necesidades masculinas “inaplazables y perentorias”, afirmamos que los varones pueden vivir sin follar. Nadie necesita follar para no morir.
Si la realización del deseo sexual fuera esencial para la vida, millones de mujeres de cada generación habrían muerto porque millones de ellas nunca -o muy rara, rarísima vez- han tenido un orgasmo. Tal ha sido y sigue siendo la penosa y dolorosa realidad para muchas mujeres. Esto sí que ES UN DRAMA, esto sí que enfurece.

Si la realización del deseo sexual fuera esencial para la vida, millones de mujeres de cada generación habrían muerto porque millones de ellas nunca -o muy rara, rarísima vez- han tenido un orgasmo.

keep-calm-and-study-cunnilingusY vamos aún más allá y añadimos: no es más “normal” ni, por supuesto, más interesante ni “completa” una relación sexual con coito que sin coito, no es menos placentero un cunnilingus que una felación (lo destaco en negrita a ver si va entrando en las molleras patriarcales).
Muchas mujeres -muchas incluso de las “aparentemente liberadas”- se dejan follar sin tener ganas ni tener orgasmos, en encuentros sexuales que giran exclusivamente en torno al coito, que lo erigen en una especie de alfa y omega y predican que ya solo siendo penetradas, las mujeres deben alcanzar el orgasmo.
Sufrimos una propaganda patriarcal masiva y apabullante (basta con ver las ficciones audiovisuales) que condiciona y aboca a las mujeres para que, por ejemplo, se dejen penetrar analmente aunque no les guste (si les gusta, no tengo nada que objetar, estupendo), hagan felaciones -como si hacerlas fuera una evidencia ineludible- a pesar de que a ellas nadie les haga un cunnilingus aceptable.
Y ESO SÍ QUE ES TRISTE, pero triste, triste aunque de tal atropello nadie habla.

Hay por ahí algunas (y supongo que muchos algunos) que dicen que reclamar el placer sexual compartido es de puritanas.

Sin embargo, hay por ahí algunas (y supongo que muchos algunos) que dicen que reclamar el placer sexual compartido es de puritanas.
O sea, por aclararnos, consideran puritano:

  1. negarles a los varones el derecho que todos tienen (aunque no todos lo ejerzan) a obtener placer usándonos.
  2. Exigir que cuando dos seres follen sea porque se desean mutuamente.

Y dicen que lo moderno ES SEGUIR CON LO DE SIEMPRE: la libre disposición para los hombres de nuestros “agujeros y protuberancias” (pues a eso quedamos reducidas a menudo), ya sea mediante santo matrimonio, ya sea en parejas de hecho –o de deshecho-, en la prostitución y, aún a malas, en la violación (es que, a veces, nosotras nos ponemos muy exigentes, o ellos no tienen ni un minuto que perder, o no quieren gastarse 20€ en esa tontería, o simplemente les divierte -sobre todo cuando van en grupo-… en fin que, en ciertos casos, no les queda más remedio que violar).
Pero el feminismo avanza. Cada vez somos más quienes reclamamos un cambio radical en este y en otros terrenos.

El patriarcado se retuerce furioso. Y para contrarrestar nuestra osadía y atrevimiento (esa osadía y atrevimiento bautizado como “puritanismo”) lanza poderosas campañas de propaganda.

La nueva campaña de promoción de la prostitución (la llamo nueva aunque tiene unos años), insiste, no en la libertad de los varones para realizar sus deseos –esa libertad considerada “natural” hasta que grupos de alocadas feministas la empezaron a cuestionar-, digo que lo novedoso de la nueva campaña patriarcal es que no insiste en la libertad de los varones sino en la nuestra, la de las mujeres. Nuestra libertad que ¡oh maravilla de las maravillas! consiste en querer –y con entusiasmo- lo mismo que quieren los hombres y gustar de lo que ellos gustan.

Ahora tenemos que reivindicarlo con frenesí, no como si lo hiciéramos para complacer a otro o como deber “de amor”, sino como si lo hiciésemos porque ese es nuestro deseo genuino e imperativo.

Tacones
Me diréis: el planteamiento no es novedoso, de siempre a las mujeres se nos ha adiestrado en desear lo que el otro -el genuino dueño del deseo- desea, pero la novedad es que ahora tenemos que reivindicarlo con frenesí, no como si lo hiciéramos para complacer a otro o como deber “de amor”, sino como si loMicaela-Schaefer hiciésemos porque ese es nuestro deseo genuino e imperativo: queremos machacarnos los pies con tacones de 20 cm.
Queremos, sí. Queremos ir incómodas, queremos agrandar nuestras mamas, queremos que nos follen de cualquier manera y en cualquier circunstancia, queremos entronizar la sexualidad y el deseo tal y como los concibe el patriarcado. Y, sobre todo: queremos ser putas, sí, es lo que libremente queremos.

Pues yo digo: mujeres rebeldes y atrevidas (esas que el patriarcado tacha de puritanas) no os arredréis ante tan poderosas campañas. Seguid rompiendo los moldes machistas, clamad que, sin nuestro placer, no hay sexualidad (habrá animaladas, pero no sexualidad).

 

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Comentarios

  1. 1/
    me confunde el artículo: parece que se elogia «el puritanismo» pero después de reivindicar el deseo de las mujeres. El placer sexual y el deseo puede ser una experiencia individual, como casi todo el mundo sabe y cualquier mujer puede practicar por si misma. Tradicionalmente creo que se ha entendido el puritanismo como «esconder» el deseo, y todo lo relacionado con el sexo. Elogiar públicamente el deseo de las mujeres como algo sano y positivo y defender públicamente el derecho al deseo y al placer sexual de las mujeres no puede ser puritanismo (como el sexo puede ser individual el placer sexual no necesariamente implica tener relaciones con otras personas, que por supuesto si es el caso, mutuamente deseadas, porque cualquier mujer tiene ese derecho como cualquier persona sobre su propio cuerpo a tener y darse placer y si también quiere tener relaciones con otras personas coincidentes en el deseo pues que bien, pero no es necesario para defender el derecho al deseo y al placer). Se puede defender que el porno (un dibujo puede ser porno) es un derecho porque forma parte del derecho de pensamiento (a imaginar, libremente) y porque forma parte del derecho a la libertad de expresión (derecho a expresar y a dibujar o «representar», teatralizar etc, lo que has imaginado) y a la vez pensar que la prostitución debería de ser ilegal porque es una forma de explotación de las mujeres y estar en contra del alquiler de úteros que debería de ser una actividad prohibida (la inseminación artificial con este fin) porque es una forma de trata de personas y de esclavización de las mujeres mas vulnerables y de los países mas pobres..

    • No se elogia el puritanismo, se critica la forma en que la sociedad descalifica las opiniones en contra del patriarcado, es una manera de ensuciar una postura. Algo muy habitual y que además se convierte en un pensamiento más fácil de digerir por la sociedad en general. La mayoría de movimientos feministas en todas las épocas han tenido este tipo de respuestas, y las viejas tácticas se siguen utilizando.

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