La Historia se escribe desde el poder y por ello las mujeres han sido la principales perjudicadas del relato histórico. La mitad de la humanidad fue eliminada, enviada a las cunetas y al ostracismo de nuestro pasado. Se borró la memoria de todas ellas. Sus logros, anhelos, reivindicaciones, demandas… Este olvido terminó acompañándose de una falta absoluta de visibilidad y revalorización. Lo que no se ve ni existe, ni se valora.
El 18 de julio, fecha del golpe de Estado fascista, algunas personas aprovechamos para recordar y hacer un ejercicio de memoria democrática de la II República. De los hombres y las mujeres que dieron toda su vida por la primera democracia española y por los ideales de libertad, igualdad y justicia social.
Aprovecho estos días para recordar y rendir un pequeño homenaje a todas las mujeres, a todas las republicanas, que plantaron cara a la tradición y que decidieron que el rumbo de su vida lo marcaban ellas.
Aprovecho estos días para recordar y rendir un pequeño homenaje a todas las mujeres, a todas las republicanas, que plantaron cara a la tradición y que decidieron que el rumbo de su vida lo marcaban ellas. Encarnaron un nuevo ideal femenino, que dejaba a un lado los parámetros conservadores y ponía el acento en la autonomía personal. Reivindicaron que las mujeres ni querían ni permitían que se las siguiese relegando a una eterna minoría de edad. Eran mujeres autónomas, que sabían lo que querían, y cuándo y cómo lo querían.
Esta autonomía impregnó todas las esferas de su vida: la personal, la laboral, la sentimental, la política, la económica. Podemos hablar, por primera vez, de mujeres que se enrolaban en la pelea por la ansiada emancipación femenina.
Cuando estalló el golpe de Estado fascista, pagaron muy duro estos ideales. Los golpistas se cobraron con dureza el que las mujeres hubieran roto con el ideal conservador de la feminidad y hubieran puesto el acento en la emancipación, la autonomía y la libertad personal.
Los golpistas se cobraron con dureza el que las mujeres hubieran roto con el ideal conservador de la feminidad y hubieran puesto el acento en la emancipación, la autonomía y la libertad personal.
Durante la Guerra Civil las mujeres republicanas sufrieron la misma brutalidad que sus compañeros, pero además fueron víctimas directas de castigos por razón de género, de castigos específicos no sólo por ser mujeres, sino por haber representado un ideal de mujer lejano al impuesto por el fascismo. El rapado de cabello, la ingesta de aceite de ricino, las violaciones coercitivas… todos ellos atentaban directamente contra los principales símbolos de la feminidad. Purgantes que pretendieron eliminar aquellos rasgos de esa nueva mujer. No lo consiguieron, y gracias a ellas, nosotras hoy somos lo que somos.
Este es mi pequeño homenaje y recuerdo a todas ellas. A las que plantaron cara. A las que hicieron camino al andar. A las que sembraron republicanismo, igualdad, libertad y feminismo.
Porque fueron, somos.
Porque somos, serán.