De pequeña me pasaba horas jugando a Playmobils. Con mi hermano hacíamos casitas con cajas de zapatos, él se pasaba horas diseñando las casas, decorándolas y trazando las líneas de nuestra urbe, mientras yo estaba todo el día formando familias extensas, buscándole trabajo a la gente y dándole al palique. Vamos, que cuando llegó el videojuego de Los Sims en mi casa nos pareció ¡un deja vu!
La semana pasada, aprovechando la depresión postvacacional de más de una, el kiosco se llenó de una de las pocas colecciones que yo no podría rechazar (a priori). Planeta DeAgostini arranca el nuevo curso con una colección atrapa treinteñeros: «La Aventura de la Historia», con un formato que recuerda a la añorada «Érase una vez: el cuerpo humano», de la misma editorial, y con uno de los juguetes estrella de nuestra infancia, ¡los clicks!
En la publicidad, literalmente dice «Vive la aventura de la historia con Playmobil». La idea me gustó, hasta que vi que de entre las 60 figuritas elegidas para representar la historia (de la humanidad pensaba yo, ingenuamente), ¡no había ni una sola mujer!, y aún habrá que darles las gracias por poner un chino, un par de indios y tres hermanos negros… A ver, que en su promo no engañan, y dicen textualmente “una introducción a épocas y personajes de la historia que son de mayor interés para los niños”.
Con esta visión de la historia nuestros pequeños van a flipar, mientras suspenden ciencias naturales porque no van a entender lo de la semillita y la reproducción humana, ya que al parecer, desde los inicios de la humanidad, los hombres se han reproducido por esporas.
Desde los cazadores de mamuts hasta la historia del deporte, pasando por civilizaciones enteras como el antiguo Egipto, las deidades griegas, o el imperio milenario chino. El asombro aumenta más aún cuando el tema de la entrega es tan amplio como el rock, el séptimo arte o los descubrimientos científicos. Con esta visión de la historia nuestros pequeños van a flipar, mientras suspenden ciencias naturales porque no van a entender lo de la semillita y la reproducción humana, ya que al parecer, desde los inicios de la humanidad, los hombres se han reproducido por esporas.
Yo no sé si el demérito machuno es de la editorial o de la juguetera pero parece que no van a cejar en su empeño de transportarnos a épocas en las que Antonio Alcántara iba en pantalón corto. Su apuesta para el público femenino de esta temporada va a ser la colección de vestidos para Nancy, eso sí, vestidos diseñados por los maestros (en masculino, claro) de la alta costura como Hanibal Laguna o Roberto Verino.
Pensar y difundir que la historia es sólo una (en la que las mujeres no existen, por ejemplo) es anacrónico e irresponsable (además de ser aburrido y tremendamente machista).
Por si quedaba alguna duda de que esta colección es para nenas, en su web han hecho el apartado “Cuando éramos niñas…Una emotiva evocación de lo que fue la vida cotidiana de las niñas que jugaron con Nancy”. Las niñas y los niños que jugábamos con Playmobils y Nancys (por cierto, la mía era negra, de pelo liso, pero negra) en los 80 hemos crecido, y sabemos que la historia única, además de ser una injusticia, nos desconecta de la igualdad, y nos dibuja una lógica patriarcal de poder como única vía posible. Pensar y difundir que la historia es sólo una (en la que las mujeres no existen, por ejemplo) es anacrónico e irresponsable (además de ser aburrido y tremendamente machista).
La red y las bibliotecas están repletas de mujeres extraordinarias de todos los tiempos, mujeres que han hecho Historia, desde luchadoras como Juana de Arco o Lady Godiva a científicas como Marie Curie, pasando por figuras destacadas del arte y las letras como Hipatia de Alejandría, Sofonisba Anguissola, Clara Peeters, Carmenta o María la Judía.
La lista es infinita cuando se abren los ojos a la #Herstory