
Reiterados abusos sexuales por parte de su padrastro, que nunca se atrevió a denunciar; así comienza en relato de la niña chilena de 11 años que ha reavivado el debate sobre el aborto en Chile. Embarazada de 20 semanas, en un país que prohíbe la interrupción del embarazo en todas sus causas desde 1989, el debate público pone de nuevo sobre la mesa el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos.
Amenaza para no contar los abusos sufridos por parte del hombre, de 41 años, la niña ha relatado años de violaciones constantes. El hombre se encuentra detenido.
La salud de la niña, sin embargo, pende de un hilo; la ley que fue aprobada por el Congreso el año pasado y que se encuentra paralizada en el Senado hasta su tramitación, reconoce, sin embargo, que en casos de violación el aborto podría llevarse a cabo hasta las 12 semanas.
La niña, que se encuentra en la semana 20 de gestación, no dispone de los medios suficientes para viajar a otro país y que se le pueda realizar la interrupción del embarazo de manera segura. Sino, se verá obligada a tener un bebé fruto de los abusos y la violación de su padrastro.
Las activistas feministas y organizaciones de derechos humanos han reclamado una actuación inmediata; la magnitud de la violencia sexual en Chile está silenciada, según denuncian, y sólo sale a la luz en casos extremos como este.
Desgraciadamente este caso no es el único de menores embarazadas en Chile a raíz de abusos de familiares, como el caso de Belén en 2013, de 12 años, a la que no se permitió abortar.