La Universitat de Lleida publica el estudio “Nuevas tecnologías y victimización sexual de menores por online grooming” con el que, a través de una investigación de carácter cuantitativo, determinan la tasa de victimización de menores en casos de grooming, y se establece el perfil tanto de las víctimas como de los ofensores.
El grooming es una práctica de establecimiento de comunicación online (a través de redes sociales o servicios de mensajería instantánea como Whastapp) con el fin de obtener algún tipo de satisfacción sexual que pueden ser imágenes o incluso llegar a traspasar la barrera de lo virtual para tener un encuentro físico. Esta comunicación se establece por parte del “ofensor” que mayoritariamente es un adulto, pero también puede ser un menor de la misma edad, que se ampara en el anonimato de un perfil desconocido para establecer conversaciones cuyo fin último es acceder a información privada de la/el menor.
Más del 60% de las víctimas de grooming (entre iguales o por parte de adultos) son chicas.
El estudio, llevado a cabo por Carolina Villacampa Estiarte (profesora titular de Derecho Penal y María Jesús Gómez Adillón (profesora titular de Economía Aplicada) de esta universidad. ha contado con una muestra de 489 estudiantes de secundaria (edades comprendidas entre los 14 a los 18 años) de centros de secundaria de Cataluña.
Los resultados respecto al perfil de la víctima muestran que, tanto en el grooming entre iguales como en el perpetrado por adultos, “las chicas aparecen invariablemente como más victimizadas que los chicos, con porcentajes superiores al 60% en todas las cuestiones relativas a la victimización”. De hecho, una de las conclusiones del estudio apunta a que “la probabilidad de padecer este tipo de conductas disminuye cuando el sexo es varón y cuando la edad es 14 años”.
3 de cada 4 ofensores son hombres
Respecto al perfil del ofensor o “solicitante”, los datos ofrecidos por este estudio indican que nos enfrentamos, mayoritariamente, a un perfil de sexo masculino. En el caso del grooming a menores, por ejemplo, 3 de cada 4 ofensores son hombres. Lo que resulta sorprendente es que, frente a la creencia de que el grooming es una práctica de acercamiento a menores por parte de adultos, la investigación realizada por las profesoras Villacampa y Adillón muestran que la mayor parte de los groomers son menores de 18 años (48%). Le seguiría a este grupo los “ofensores” de entre 18 y 25 años (40%) y los de más de 25 años que suponen sólo un 4,5%.
El estudio finalmente pone el foco en la prevención como la principal vía de erradicación de esta problemática, enfatizando la necesidad de educar a las y los menores en el “uso seguro y responsable de las nuevas tecnologías”. La prevención tendrá que centrarse no sólo en evitar que se produzcan estas situaciones, si no en tanto a niñas y niños como a la comunidad educativa y a padres y madres cómo identificar cuándo una solicitud de amistad o comunicación en redes sociales o mensajería puede ser indicios de una práctica de grooming.