Tribuna Feminista, en colaboración con Clásicas y Modernas, asociación para la igualdad de género en la cultura.
22 de octubre de 2016, San Juan de los Caballeros (Segovia). Se presenta un concierto-homenaje a María de Pablos (1904-1990), compositora e intérprete que, como tantas mujeres europeas de las primeras décadas del siglo XX, tuvo ante sus ojos y sus sueños la oportunidad de un mundo en el que, al fin, dejaría de ser invitada para convertirse en artífice, en hacedora del mismo. Pero a quien, como le ocurrió a la mayor parte de ellas, el silencio, el olvido o la negación de su valía acabaron con una posibilidad de concebir y habitar un universo más justo.
Brillante triunfadora en sus estudios, en concursos de composición e interpretación; avalada por músicos del prestigio de Conrado del Campo, Bordás, Pérez Casas, Villa o Bretón, María de Pablos consigue, en 1928, una beca en la Academia de Bellas Artes de Roma. Para entonces, además de continuar con éxito sus estudios de música en el Conservatorio Superior de Madrid, ya tenía su plaza obtenida por oposición en el Cuerpo Auxiliar Femenino de Correos. Una mujer ha de ser económicamente independiente para poder serlo en todos los demás aspectos, para no tener que pedirle permiso a la vida, para ser, como escribiera María Zambrano, “lo que le diera la gana”. Esta militancia, le exigirá, sin embargo, enfrentarse a esos hábitos que acaban ejerciendo de castigos cuando alguien, como es su caso, los cuestiona. Ha de ir a Roma acompañada de su madre; allí, la exigencia evidente para los becarios de asistir a acontecimientos culturales choca con la prohibición de que las mujeres vayan solas por la calle a partir de una hora determinada. Su condición de pionera, para la que no estaba preparada la Academia de Bellas Artes, requerirá luchar para que su diferencia se contemple como derecho a la igualdad.
Su condición de pionera, para la que no estaba preparada la Academia de Bellas Artes, requerirá luchar para que su diferencia se contemple como derecho a la igualdad.
Porque cuando una mujer ejerce su derecho a la libertad “la norma” ha de castigarla, lo que suele significar que renuncie a su condición y se transforme en lo que el canon social exige para entrar en determinados espacios, reservados, por supuesto, para otros que nunca somos nosotras. Lo padeció María de Pablos, como lo padecieron creadoras de su tiempo, pensadoras de su tiempo, más allá de la frontera española. En este asunto no hay nacionalidades ni épocas.
Roma, París –donde estudiará con Paul Dukas, que la colmará de elogios como consta en el boletín de notas-, y regreso a España. Directora de orquesta en ocasiones, concertista, compositora… Pero llega la Guerra Civil española… Y una enfermedad mental degenerativa que irá retirándola del territorio de su talento. Morirá en un sanatorio psiquiátrico el 1 de noviembre de 1990. Carlos Castilla del Pino, en su autobiografía, hace mención de aquella madre que visitaba a su hija esperando que alguna vez alguna medicina.
Cada vez que una mujer acallada sale del olvido se desentierra la semilla de un derecho humano que echa a volar, hasta empapar el mundo de dignidades posibles.
Era una artista, era una mujer en un mundo donde ser una mujer gran artista es un peligro, era una mujer en un mundo donde las mujeres están en peligro cuando quieren ser ellas mismas. Un nombre para no volver a olvidar: María de Pablos Cerezo. A quienes asistimos a aquel concierto hermosísimo se nos regaló este librito, cuya lectura nos compromete en una tarea pendiente: programar, grabar sus composiciones. Cada vez que una mujer acallada sale del olvido se desentierra la semilla de un derecho humano que echa a volar, hasta empapar el mundo de dignidades posibles.
María de Pablos Cerezo. Compositora musical segoviana
Mariano Gómez de Caso Estrada
Editado por el Ayuntamiento de Segovia, Concejalía de Cultura, 2016