Mejor prostituta que limpiadora

Natalia Salvo Casaus
Natalia Salvo Casaus
Ex-Directora del Instituto Aragonés de la Mujer. Licenciada en Historia, especialidad en Historia de las Mujeres y estudios feministas.
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Hace unos meses una compañera, una mujer de izquierdas, me decía que ella conoce mujeres que, antes que limpiar, prefieren prostituirse. Me lo explicaba –sí, explicaba– y lo hacía con el cuajo que da la normalización que supone pasar por el polígono Cogullada de Zaragoza y que haya mujeres y niñas vendiendo sus cuerpos. La naturalidad que da el haber asumido que los cuerpos de las mujeres se compran y se venden. Sin pensar en nada más, en ningún trasfondo. Pocas mentes se agitan desde la equidistancia.
Esta mañana me he levantado y me ha sucedido como a Pilar Aguilar, me he llevado un disgusto desde primera hora. Lamentablemente ya no sorprende que una representante de determinados espacios de la izquierda española justifique la prostitución. Ada Colau ya tuvo su momento de gloria. Hoy le ha tocado a Mónica Oltra que, en una entrevista en El Español, decía: “Hay que respetar a las mujeres que prefieren prostituirse que limpiar pisos”. Si Mónica Oltra hubiese leído algo de teoría feminista sabría, como bien le recuerda Pilar Aguilar, que “las feministas respetamos no sólo a las mujeres prostituidas (la inmensa mayoría) sino también a las que se prostituyen, pero NO respetamos a los prostituidores”.
Quiero creer que Mónica Oltra ha tenido un desafortunado día y que lo que quería reflejar es el necesario debate sobre la precarización laboral de las mujeres y sobre los cuidados. Dos grandes retos para el movimiento feminista. Sin embargo, sus palabras no son casuales.
¿En qué momento el feminismo empezó a creer que lo que nos liberaba a las mujeres era el sexo? ¿Cuándo empezamos nosotras mismas a allanarles el camino a los explotadores y a los prostituidores? ¿En qué punto les hicimos creer que podían tener nuestros cuerpos cuándo, dónde y cómo querían? Que todo se compraba, que todo se vendía. ¿Cuándo la izquierda empezó a abrazar el neoliberalismo más cruel?

¿En qué momento el feminismo empezó a creer que lo que nos liberaba a las mujeres era el sexo? ¿Cuándo empezamos nosotras mismas a allanarles el camino a los explotadores y a los prostituidores?

Hace unos meses una actriz porno se convertía, para una parte muy diminuta, todo sea dicho, del movimiento feminista en una voz autorizada para hablar de igualdad y feminismo. Quien sostenía el látigo que marcaba a fuego las espaldas de los esclavos/as negros/as no podía ser la misma persona que defendiera sus derechos. Quienes perpetúan, no sólo la desigualdad, sino la máxima expresión de la violencia sexual, no pueden ser las mismas personas que defiendan nuestros derechos. Es un axioma de sentido común.
Como de sentido común es saber que el hecho de ser una mujer de izquierdas no te convierte en una mujer feminista, ni siquiera aunque tú misma te definas como tal. El patriarcado ha sido el sistema más perfecto jamás inventado, en tanto en cuanto ha sabido adaptarse a todos los sistemas que ha conocido nuestra Historia, desde el feudal hasta el capitalista, pasando por el comunista.

El patriarcado ha sido el sistema más perfecto jamás inventado, en tanto en cuanto ha sabido adaptarse a todos los sistemas que ha conocido nuestra Historia, desde el feudal hasta el capitalista, pasando por el comunista.

La inmensa mayoría de mujeres que ejercen la prostitución en nuestro país provienen de redes de trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual. Son mujeres prostituidas, para lo cual sus prostituidores utilizan los medios más brutales que conocen. No obstante, como sucede siempre que hablamos de mujeres, preferimos poner el acento en la excepción. En ese supuesto porcentaje minoritario de mujeres que ejercerían la prostitución con absoluta voluntariedad. Donde no hay justicia y donde no hay derechos, no hay libertad de elección real. Conviene leer un poco a Ana de Miguel. Ese discurso que presenta mujeres empoderadas ejerciendo voluntariamente la prostitución es falso. Y doloroso pronunciado en según qué bocas. Citando nuevamente a Pilar Aguilar, “Sé que es muy bonito creerse el cuento de Hetaria. Ese cuento que, por una parte, no cuestiona la legitimidad del “deseo” masculino y, por otra, describe una poética historia de mujeres libres y empoderadas chupando pollas libremente”. Es una mentira despiadada, una falta absoluta de empatía hacia la desigualdad estructural que sufrimos las mujeres decir que hay mujeres que ejercen la prostitución en la libertad más absoluta porque en un sistema patriarcal nuestra libertad nunca es ni absoluta ni plena.
En este punto seguimos las feministas intentando combatir los discursos de otras mujeres que, desde una supuesta progresía, vienen a legitimar los privilegios masculinos más antiguos del mundo: la dominación, el control y la explotación de los cuerpos de las mujeres para satisfacción propia.

En este punto seguimos las feministas intentando combatir los discursos de otras mujeres que, desde una supuesta progresía, vienen a legitimar los privilegios masculinos más antiguos del mundo

Mirad, no son nuestras batallas. No son nuestros discursos. Ni siquiera nuestra simbología. Las mujeres no explotamos hombres, no establecemos redes de camaradería ni pactos de silencio para traficar sexualmente con personas. No podemos prestarnos a su juego. Nuestra posición debe ser frontal.
Sobre poner el foco en los prostituidores, en el necesario trabajo sobre las nuevas masculinidades, la necesaria puesta en marcha de leyes integrales y medidas reales contra la trata y explotación de las mujeres… sobre eso, quizás, otro día, Mónica Oltra quiera hablar.
Mientras tanto, si queréis, podemos seguir con nuestra utopía de romper techos de cristal. Pero tengan muy claro, al menos en su fuero más interno, que mientras las mujeres se compren y se vendan jamás romperemos esos techos y jamás viviremos en una sociedad realmente igualitaria.
 

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Comentarios

  1. «En este punto seguimos las feministas intentando combatir los discursos de otras mujeres que, desde una supuesta progresía, vienen a legitimar los privilegios masculinos más antiguos del mundo»
    Ay
    Varias puntualizaciones, desde mi humilde punto de vista como mujer y feminista .
    Primero que el feminismo, o mejor dicho, los feminismos son corrientes plurales: hay abolicionistas, pro sex… de modo que meter en un saco a «las feministas» y por ende oponerlas a las mujeres que entienden la prostitución de un modo diferente al tuyo, me parece inadecuado, excluyente y en cierto modo prepotente, puesto que el dilema de la prostitución es realmente complicado y por desgracia el feminismo no ha encontrado solución aun que agrade a todas, el debate sigue abierto.
    Entiendo tu postura al respecto, me parece muy respetable, pero en cuanto a la «venta de cuerpos» no existe, excepto en la trata. La prostitución ofrece un servicio desempeñado por el cuerpo sí, al igual que el camarero desempeña un servicio con sus manos. El estigma sobre usar los genitales versus las manos lo ponemos nosotros. ¿Qué motivos llevan a elegir una mujer no ser camarera/limpiadora y utilizar la prostitución? Creo que hay está el verdadero debate, y no en poner el foco de la vergüenza y la etiqueta de mujer alienada en la que se prostituye.
    A mi la idea de que alguien pague por tener relaciones me desagrada por igual, pero desgraciadamente es algo que se da, y ya que ocurre, al menos, que no sea en un polígono, sin seguridad social ni educación sexual sanitaria previa ¿no?
    En fin, me estoy alargando mucho y yo tampoco soy ninguna eminencia para escribir aquí semejante tocho pero resumiendo, más entender y dialogar y menos juzgar, ponerse la etiqueta de «feminista de verdad» y excluir a las demás.
    Nos guste o no la prostitución existe, las trabajadoras sexuales están ahí, vamos a ver que nos dicen.
    Un saludo.

  2. Estoy totalmente con la compañera María; el feminismo no entiende de purezas ni de carnés, basta ya de decir qué o cómo tiene que ser una mujer, el patriarcado ya lo intentó y tampoco le salió bien. Cansa que ciertas corrientes del feminismo piensen que tienen la verdad absoluta y que sólo sus opiniones sienten doctrina. Las trabajadoras del sexo necesitan protección laboral, derechos y seguridad, venden un servicio, no su cuerpo, al igual que yo vendo mis ideas, no mi cerebro. Un saludo feminista y respetuoso!

  3. El artículo no me convence. Me parece dogmático, algo tergiversador y en ocasiones contradictorio. Intentar negar que existe prostitución voluntaria, o porno feminista, es simplemente querer ponerse una venda ante los ojos. Existen y lo hemos visto. Cuanto antes se asuma esta realidad, mejores análisis se podrán hacer de la realidad.

  4. Basta ya de hablar en nombre de Las Feministas, no tienes que combatir contra la opinion diferente de otras feministas, el objetivo es otro, que pareces no tener muy claro

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