Me declaro radicalmente de izquierdas. Y cuando digo radical, digo exactamente eso: de raíz. No creo que a este mundo tan injusto, depredador y brutal baste con darle retoques. Debemos cambiar las bases mismas de su funcionamiento, su “lógica” perversa.
No milito, sin embargo, en ningún partido (y aunque militara) me siento perfectamente libre para censurar o alabar lo que hacen o dicen unos y otros.
Pero, claro, tener que criticar a personas de izquierdas me duele. Y si son mujeres, más aún. Solo lo hago si pienso que el asunto es importante. Y para mí, luchar contra con el patriarcado lo es.
Sé que Mónica Oltra levanta pasiones encontradas. Yo no vivo en la Comunidad Valenciana y sigo muy de lejos y muy de oídas lo que por allí ocurre. Confieso que no tengo criterios fundados para juzgar sus actos, propuestas, modos de hacer y trabajar. Podría indagar a fin de construirme una opinión algo ajustada pero, francamente, renuncio a ello porque, en el escaso tiempo del que dispongo, me siento requerida por otras muchas situaciones, asuntos y personas que geográfica o prácticamente me son más cercanas o más necesarias.
De modo que aquí no juzgo a Mónica Oltra, solo juzgo sus declaraciones a EL ESPAÑOL del 18/12/2016 y concretamente en lo relacionado con las mujeres.
Copiada en mi procesador de textos, la entrevista ocupa 12 páginas. De ellas, la Consejera de Igualdad y Política Inclusiva de la Comunidad Valenciana dedicó casi una a hablar de prostitución y porno.
“I prou”. Fueron sus únicas declaraciones sobre los problemas y dificultades que afectan específicamente a las mujeres.
¿Piensa acaso que nuestro único gran “escollo” reside en que algunas desean libremente prostituirse pero sufren el “redencionismo despótico” proveniente de las feministas abolicionistas? (¿de quién sino? somos las únicas que batallamos en este terreno). Y, para rematar, añade: “El patriarcado es muy redentor”. O sea, coloca a las abolicionistas en el bando patriarcal. Ahora bien, como la posición que ella defiende tiene el apoyo mayoritario de los varones ¿significa que se “han convertido” en masa y han abandonado las filas patriarcales? ¿Que allí solo quedamos las feministas? Excelente noticia, si fuera cierta…
Pero ante el “i prou”, cabe preguntarse: ¿no tiene nada que decir sobre la violencia psicológica, sexual y física que sufren las mujeres, ni sobre la desigualdad salarial y, en consecuencia, las pensiones raquíticas, el mayor índice de pobreza y de paro, el ninguneo, el abuso generalizado y estructural en todos los ámbitos? ¿No son asuntos dignos de mentarse?
¿No tiene nada que decir sobre la violencia psicológica, sexual y física que sufren las mujeres, ni sobre la desigualdad salarial y, en consecuencia, las pensiones raquíticas, el mayor índice de pobreza y de paro, el ninguneo, el abuso generalizado y estructural en todos los ámbitos?
Podéis replicarme: bueno, es que contestaba a las preguntas que le hacían. Y yo digo: No, a ver, que esta señora no es una joven vedette inexperta que ansía triunfar y, con tal de que la saquen en los papeles, aguanta lo que le echen y responde a lo que le digan. No. Es la Vicepresidenta de la Comunidad Valenciana. Le sobra poderío como para pactar y marcar temas, ya sea descartándolos, ya sea imponiéndolos. Y si le parece astuto hacerse la superguay que no impone nada, puede echar mano del consabido recurso de contestar lo que quiera sea cual sea la pregunta que le hagan. Verbi gratia, a la pregunta: ¿También hay un porno feminista: qué es eso? Podría responder: “Pues habría mucho que discutir sobre el tema porque las opiniones son variadas pero, la verdad, yo no soy una experta y, sobre todo, pienso que los problemas de la mayoría de las mujeres no se centran en si hay o no un porno feminista sino en….”
¿Veis qué fácil? Eso lo sabe cualquiera y de hecho es lo que ella hace con otras preguntas. Si no reacciona así con respecto a las mujeres es porque no le encuentra mayor interés.
Conclusión desoladora: desempeña ese cargo (digo el de Consejera de Igualdad y Política Inclusiva de la Comunidad Valenciana), vete tú a saber por qué, pues está claro que no le importa ni se lo cree.
No voy a debatir aquí el contenido de sus opiniones porque sobre prostitución ya he explicado en numerosas ocasiones lo que pensamos muchas personas. Está claro que no compartimos esa visión (casi alucinógena, diría yo) tipo “Bambi” y “Walt Disney” que dejan entrever sus palabras: chicas estupendas, libres y empoderadas prestando “servicios” civilizados y pactados a señores encantadores y respetuosos.
Conclusión desoladora: desempeña ese cargo (digo el de Consejera de Igualdad y Política Inclusiva de la Comunidad Valenciana), vete tú a saber por qué, pues está claro que no le importa ni se lo cree.
No entro en el tema, no, pero digo: me da una vergüenza espantosa, pero espantosa, que Mónica Oltra, Consejera de Igualdad y Política Inclusiva de la Comunidad Valenciana (lo repito a ver si termino encontrándole un significado) cite como única fuente de referencia a Hetaira.
A ver, pongamos que nos creemos (que ya es mucho creer) que Hetaira no está financiada por los empresarios del sexo sino que tiene miles y miles de afiliadas cotizando escrupulosamente a fin de costear el alquiler de los locales y los sueldos de las varias personas que llevan años viviendo de eso. Pongamos, pongamos…
Pero, que no cite a ninguna asociación feminista ¿da vergüenza o no da vergüenza?
Puede elegir entre las muchas que hay en su comunidad. Por ejemplo: Coordinadora Feminista, Casa de la Dona, Collectiu Feminista Victoria Sau de Xirivella, Dones-L’Horta Sud: Dones Juristes d’Alzira, Dones de Xirivella en acció, Escola en Femení María Moliner, Espai Violeta de Mislata, Mujeres inmigrantes, Plataforma Feminista de Alicante, Xateba de Xàtiva, áreas de la mujer de los sindicatos, etc. etc. etc.
¿Ni tampoco importa lo que opinen alguna de las potentes feministas valencianas (potentes en la calidad de su pensamiento y sus acciones)?
¿Se supone que ninguna de esas asociaciones le merece respeto como para citarla? Más allá de que comparta o no criterios con ellas ¿no son referencia en tal debate? ¿no? ¿Ni tampoco importa lo que opinen alguna de las potentes feministas valencianas (potentes en la calidad de su pensamiento y sus acciones)? Aquí van, así a bote pronto, media docena (con trayectorias profesionales variadas y amplio espectro político): Celia Amorós, Macu Gimeno, Mar Esquembre, Amparo Mañés, Angustias Bertomeu Martínez, Carmen García Albero…
Pues sí, me aterra –y más viniendo de alguien con poder y responsabilidad en las áreas de igualdad- la elisión de prácticamente todas las problemáticas ligadas a las mujeres y el absoluto ninguneo tanto de las asociaciones como de las personalidades feministas.
Pero, además ¿quién la obliga a soltar esa tontería de que “el deseo de los hombres y el de las mujeres no es igual. […] El deseo masculino es muy visual, mientras que el femenino es más oral. A nosotras nos ponen las palabras. La tradición oral es también patrimonio de las mujeres, que tenemos menos voluntad de trascendencia que los hombres”? O sea: nosotras en la inmanencia bailando desnudas ante uno que nos recita poemas y de paso, transciende… Da risa.
Nadie tiene por qué saber de todo. Pero, si eres medio prudente y Consejera de Igualdad y Política Inclusiva, no puedes citar solo a Hetaira ni puedes suscribir públicamente teorías más que discutibles.
Pero, en su boca, más que risa, da mucha vergüenza. Nadie tiene por qué saber de todo. Pero, si eres medio prudente y Consejera de Igualdad y Política Inclusiva, no puedes citar solo a Hetaira ni puedes suscribir públicamente teorías más que discutibles. Vale, te leíste a Enrique Gil Calvo (o alguno de sus predecesores o discípulos) y su esencialismo machistoide te convenció pero no hace falta ser una avezada feminista para que te suene aquello que dijo Simone de Beauvoir: “On ne naît pas femme, on le devient” o aquello otro que también dijo sobre la inmanencia y la transcendencia.
Pero lo que de verdad angustia es la posibilidad de que Oltra aplique por doquier el mismo nivelazo de análisis y cualquier día suelte: “Hay mujeres que prefieren vivir con un maltratador a quedarse en la calle y hay que respetarlo” o “Hay mujeres que, cuando son violadas, prefieren no denunciar y hay que respetarlo” o “Hay mujeres que preferirían vender un riñón a estar trabajando cuatro años por una miseria y hay que respetarlo”.
Todo respetable ¿cualquier cosa es respetable menos “caer en el redencionismo despótico patriarcal”?