Desde UNFPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas) informan sobre qué es la mutilación genital femenina, sus orígenes, países donde aún se practica y sus consecuencias.
Hace unos días se publicaba que algunas ciudades españolas, como Marbella, podían tener casos de mutilación genital femenina.
¿Qué es la mutilación genital femenina (MGF)?
La MGF consiste en cualquier procedimiento que suponga la extirpación parcial o total de los genitales externos femeninos u otro tipo de lesión a los órganos genitales femeninos por razones culturales o de otro tipo, pero no médicas.
¿A cuántas mujeres y niñas afecta?
Se cree que, en la actualidad, de 100 a 140 millones de niñas y mujeres con vida han sido sometidas a la MGF; viven sobre todo en África Subsahariana y en los Estados Árabes. Pero los índices de MGF están aumentando, como consecuencia del crecimiento de la población mundial.
Uno de los retos fundamentales consiste no solo en proteger a las niñas que corren peligro en la actualidad, sino también en garantizar que las que nazcan en el futuro no se sometan a los riesgos que supone esta práctica. Este reto cobra especial importancia si tenemos en mente que, en general, los países donde se concentra la MGF están experimentando un gran crecimiento demográfico y cuentan con una población joven muy elevada. En 2010, por ejemplo, más del 45% de la población femenina en Gambia, Malí, Somalia y Uganda tenían menos de 15 años.
¿Cómo afecta la MGF a la salud de las mujeres y las niñas?
La MGF conlleva graves consecuencias para la salud sexual y reproductiva de las niñas y las mujeres.
Las repercusiones de la MGF dependen de varios factores, como el tipo que se practique, la pericia de quien la lleve a cabo, las condiciones higiénicas en las que se realiza, el grado de resistencia y el estado de salud general de la niña/mujer que se somete al procedimiento. Las complicaciones pueden aparecer en todos los tipos de MGF, pero son más frecuentes en la infibulación.
Las complicaciones inmediatas incluyen dolor agudo, conmoción, hemorragia, tétanos o infección, retención de orina, ulceración de la zona genital y lesión del tejido adyacente, infección de la herida, infección de orina, fiebre y septicemia. Las hemorragias y las infecciones pueden ser tan graves que llegan a causar la muerte.
Las consecuencias a largo plazo incluyen anemia, formación de quistes y abscesos, formación de tejido queloide, daño a la uretra que produce incontinencia urinaria, dispareunia (coito doloroso), disfunción sexual, hipersensibilidad de la zona genital, mayor riesgo de transmisión del VIH, complicaciones durante el parto y efectos psicológicos.
La infibulación puede dar lugar a la formación de un exceso de tejido cicatricial, dificultad para orinar, desórdenes menstruales, vejiga recurrente e infección del tracto urinario, fístulas y esterilidad. Puede producirse una obstrucción vaginal casi completa que da como resultado una acumulación del flujo menstrual en la vejiga y en el útero.
La infibulación crea una barrera física para el coito y el parto. Por tanto, una mujer que se ha sometido a este procedimiento tiene que sufrir una dilatación gradual de la abertura vaginal antes de tener una relación sexual. A menudo, el marido o un practicante de circuncisiones realiza un corte a la mujer infibulada en su noche de bodas para permitir que el marido intime con ella. Durante el parto, también tienen que practicar un corte a muchas mujeres porque la abertura vaginal es demasiado pequeña para que pase el bebé.
¿Cuáles son las secuelas psicológicas de la MGF?
La MGF puede dejar secuelas permanentes en las mujeres y niñas que se someten a ella. El estrés psicológico del procedimiento puede desencadenar desórdenes de conducta en las niñas, muy relacionados con la pérdida de confianza en los cuidadores. A largo plazo, las mujeres pueden experimentar ansiedad y depresión. La disfunción sexual también puede contribuir a los conflictos maritales o al divorcio.
¿Cuántos tipos de MGF existen?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado cuatro tipos:
Tipo I, también denominado clitoridectomía: Resección parcial o total del clítoris y/o el prepucio.
Tipo II, también denominado escisión: Resección parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin escisión de los labios mayores. La cantidad de tejido que se extirpa varía en gran medida dependiendo de la comunidad.
Tipo III, también denominado infibulación: Estrechamiento de la abertura vaginal y creación de un sello que la cubre. El sello se forma al cortar y recolocar los labios menores y/o los labios mayores. Puede realizarse con o sin resección del clítoris.
Tipo IV: Todos los demás procedimientos lesivos de los genitales femeninos con fines no médicos, por ejemplo: la perforación, la incisión, el raspado o la cauterización.
Otros términos relacionados con la MGF son la incisión, la desinfibulación y la reinfibulación:
La incisión se refiere a la realización de cortes en el clítoris o a la extirpación del prepucio clitoral, pero también a las incisiones practicadas en la pared de la vagina y a la incisión en el perineo y la sínfisis.
La desinfibulación hace referencia a la realización de un corte a una mujer a la que se ha practicado una infibulación para permitir la penetración durante las relaciones sexuales o facilitar el parto.
La reinfibulación es la práctica mediante la que se vuelven a coser los labios exteriores tras la desinfibulación.
¿Cuáles son los tipos más comunes?
Los tipos I y II son los más comunes, pero existen variaciones entre los países. El tipo III —la infibulación— la experimentan alrededor del 10% de las mujeres afectadas y es el más practicado en Somalia, el norte del Sudán y Djibouti.
¿Hay alguna religión que exija la MGF?
Ninguna religión fomenta o aprueba la MGF. Sin embargo, más de la mitad de las mujeres y niñas de 4 de los 14 países donde se dispone de datos veían la MGF como un requisito religioso. Y, aunque a menudo se percibe que la MGF está vinculada al islam, tal vez porque se practica entre muchos grupos musulmanes, no todos los grupos islámicos la practican, y muchos grupos no islámicos sí lo hacen, incluidos algunos cristianos, los judíos etíopes y los seguidores de ciertas religiones tradicionales africanas.
Por tanto, la MGF es más una práctica cultural que religiosa. De hecho, muchos líderes religiosos la han denunciado.
¿Por qué se practica la MGF?
En cada una de las sociedades en las que se practica la mutilación genital femenina, esta es reflejo de una manifestación muy enraizada de la desigualdad de género. Allí donde su práctica está muy extendida, la MGF cuenta con el apoyo tanto de hombres como de mujeres, que, por lo general, no la cuestionan, y cualquiera que se aparte de la norma puede enfrentarse a la condena, el acoso y el ostracismo. A las familias les resulta difícil abandonar la práctica sin el apoyo del resto de la comunidad. De hecho, se suele practicar incluso a sabiendas de que inflige daño a las niñas, porque consideran que los beneficios sociales son más altos que sus desventajas (OMS, 2008).
Las razones que se dan para justificar la práctica de la MGF entran dentro de cinco categorías:
Razones psicosexuales: La MGF se realiza como una forma de controlar la sexualidad de la mujer, que a veces se cree que es insaciable si parte de los genitales, sobre todo el clítoris, no se extirpa. Se piensa que asegura la virginidad antes del matrimonio y la fidelidad después, y que aumenta el placer sexual masculino.
Razones sociológicas y culturales: La MGF es vista como parte del rito de iniciación que marca la transición de niña a mujer y como una parte intrínseca de la herencia cultural de una comunidad. A veces los mitos sobre los genitales femeninos (por ejemplo, que un clítoris no extirpado crecerá hasta alcanzar el tamaño de un pene, o que la MGF aumentará la fertilidad o ayudará a la supervivencia del hijo) perpetúan la práctica.
Razones higiénicas y estéticas: En algunas comunidades, los genitales femeninos externos se consideran sucios y feos y se extirpan ostensiblemente para promover la higiene y el atractivo estético.
Razones de tipo religioso: Aunque ni el islam ni el cristianismo aprueban la MGF, suele utilizarse una supuesta doctrina religiosa para justificar la práctica.
Factores socioeconómicos: En muchas comunidades, la MGF es un requisito previo al matrimonio. Allí donde la mujer depende en gran medida del hombre, la necesidad económica puede ser un potente impulsor del procedimiento. A veces la MGF es un requisito previo para obtener el derecho de herencia. También puede ser una gran fuente de ingresos para los profesionales.