Hombres, sus derechos y nada más. Mujeres, sus derechos y nada menos. Susan B. Anthony
Pensaba pedir a este año 2017 “no más asesinatos machistas”, pero he llegado tarde.
Y es que el machismo no entiende de cambios en el calendario, se considera a sí mismo un orden social natural e inamovible. Para el machismo de toda la vida, la mujer es “ese objeto”… Para el machismo disfrazado de feminismo, posmachismo, las mujeres exageramos cuando hablamos de igualdad. “La igualdad es para todos”. “¿Y las denuncias falsas qué?”. “La violencia es violencia y eso es lo que hay que legislar”…. Nunca debatirán en directo sobre este tema. Nunca valorarán la palabra de una mujer. Siempre esbozarán una sonrisa de “paciencia” cuando hablamos. Y siempre dirán que “no son machistas” porque nos dejan participar. Igual que un homófobo no es homófobo porque “tiene un amigo gay”.
Sobre este panorama quiero enmarcar dos muertes de mujeres: la primera del año en Rivas y la que se ahogó en el Club de Alterne California de Estepona el año pasado.
He dado muchas vueltas al tratamiento de la información que se ha dado sobre ambas.
Varios medios han destacado que la mujer asesinada en Rivas era “profesora universitaria” ¿Y?… A las mujeres nos asesinan por ser mujeres, independientemente de los títulos. ¿Qué han querido decir aportando este dato? ¿Quieren decir que la violencia es exclusiva de una determinada clase y de un determinado nivel académico? Pregunto.
A las mujeres nos asesinan por ser mujeres, independientemente de los títulos.
Y luego: “ambos incumplían la orden de alejamiento”. Es decir, la asesinada, buscó su muerte. ¿Había supervisiones de la orden de alejamiento? Y si detectaban este hecho… ¿por qué no se hizo nada al respecto? La orden de alejamiento la suelen cumplir aquellos a quienes les han mandado alejarse. Y también incumplir. En este caso, los dimes y diretes que buscan culpabilizar en parte a la asesinada, lo que ponen al descubierto es la fragilidad de dicho recurso.
Un minuto de silencio. Muchos párrafos de machismo.
Deberíamos alzar la voz hasta dejar sordos a quienes se hacen los sordos.
En Estepona murió ahogada una mujer tras las inundaciones generadas tras la intensa lluvia. La mujer tenía 28 años y había estado toda la noche trabajando.
Deberíamos alzar la voz hasta dejar sordos a quienes se hacen los sordos.
La noticia es trágica, sí. Pero si añadimos que la mujer no pudo salir del sótano del Club de alterne California, tras estar toda la noche prostituida, posiblemente sirviendo copas y sirviéndose de objeto en actos sexuales de los que el dueño o los dueños del club se llevaban comisiones en concepto de alquiler/manutención y/o deuda… la noticia cambia.
Con 28 años quiso una vida mejor, y por eso llegaría desde Rumanía. Con la promesa de un buen trabajo “de camarera”, con el que podría pagar la deuda, los gastos que generaría y… todavía tendría para “vivir”. Por supuesto, le darían alojamiento y a lo mejor tendría que realizar algún que otro favor a cambio.
La mujer, claro está, eligió mejorar. Y como aparentemente estaba en un “trabajo”, la noticia no fue más allá que una muerte y la posterior detención de los dos dueños del local.
Cuántos minutos deberíamos guardar por la trata de mujeres, por las muertas en dicha trata…
Pero esta mujer no mereció ni siquiera un minuto de silencio. Ni siquiera se consideró noticia el hecho gravísimo de que estuviera en un sótano del que no podía salir. A lo mejor es que ya se había intentado escapar… no sé… algo.
¿Cuántas más habrá?
Cuántos minutos deberíamos guardar por la trata de mujeres, por las muertas en dicha trata…
Son dos mujeres asesinadas. Una en directo. Otra en diferido.
Y todavía, en el año 2017, en el reflejo de la noticia, siempre se lee machismo entre líneas.
Nos queda muchas líneas que conquistar, y por desgracia, demasiados minutos de silencio en los que alzar la voz.