El recién proclamado nuevo presidente Donald Trump firmó este lunes una prohibición para que no reciban fondos federales las ONG internacionales que realicen abortos u ofrezcan información sobre esta posibilidad. También niega la financiación pública a los grupos que hacen lobby a favor de la legalización del aborto.
La política de recortes de fondos a la planificación familiar fue promulgada por primera vez por el presidente Reagan en 1984 y ha venido siendo rescindida por cada uno de los presidentes demócratas, para después ser retomada por cada presidente republicano.
El presidente Obama rescindió la política en 2009 y apoyó otros programas como el acceso a métodos anticonceptivos o el cuidado post-aborto.
Prohibir el aborto se ha convertido en una obsesión dentro del partido republicano, a pesar de que múltiples estudios han demostrado que restringir el acceso al aborto no impide la realización de los mismos. De hecho, un reciente informe de la revista médica Lancet encontró que las tasas de abortos eran más altas en los países que prohíben la práctica. Además, tienden a aumentar las muertes entre las mujeres que se ven obligadas a utilizar canales no oficiales para realizar el procedimiento. La Organización Mundial de la Salud afirma que los abortos inseguros representan el 13% de las muertes relacionadas con el embarazo.
En esta decisión ha influido el vicepresidente, un hombre de posiciones extremadamente conservadoras
“Donald Trump ha convertido su retórica contra las mujeres en política, y ha hecho más difícil para las mujeres y familias de todo el mundo tener acceso a la atención reproductiva vital», ha indicado Ilyse Hogue, presidenta del grupo de abogacía NARAL pro-elección. Mientras el representante republicano Michael Burgess, presidente del sub-comité de salud de la Cámara de Representantes aplaudió al Presidente Trump por tomar esta decisión e indicó que esperaba «continuar trabajando juntos para avanzar en las políticas pro-vida y proteger el dinero de los contribuyentes».
En esta decisión ha influido, sin duda, el vicepresidente, un hombre de posiciones extremadamente conservadoras que a lo largo de su mandado en Indiana favoreció las políticas antiabortistas y ha sido contrario a que EEUU dé apoyo a las políticas de planificación familiar y de salud sexual y reproductiva dentro y fuera del país.