A veces se publican listas de películas feministas. Como el feminismo no tiene Comité Central, ni estatutos, ni programa oficial, cualquiera puede decidir qué es “feminista” y qué no.
De hecho, ya sabéis la cantidad ingente de hombres que incansablemente nos explican en qué consiste el feminismo y nos dicen que lo nuestro (sea lo que sea lo nuestro) no lo es.
Bueno, dejando (totalmente) de lado los sabios consejos que esos ilustrados varones nos dan, vayamos a la cuestión: ¿qué es una película feminista?
Cuando ojeo esas listas de “films feministas” que se pasean por la red, encuentro algunos que, desde mi punto de vista sí merecen ser considerados como tales; otros simplemente no son misóginos (y ya es de agradecer), pero, a veces, incluyen bodrios abiertamente machistas
Aunque, como antes dije, no sea posible apelar a un “corpus de doctrina” cerrado, sí se pueden trazar unas líneas maestras que centren los pilares básicos.
Lo digo porque, cuando ojeo esas listas de “films feministas” que se pasean por la red, encuentro algunos que, desde mi punto de vista, sí merecen ser considerados como tales; otros simplemente no son misóginos (y ya es de agradecer), pero, a veces, incluyen bodrios abiertamente machistas.
Por ejemplo Princesas. Al ver semejante panfleto machista clasificado como feminista doy tal bote que me parto la cabeza contra el techo. Princesas, ¡un film que glorifica la prostitución! Un film que sostiene que una chica de clase media sin mayores problemas puede tan tranquila y voluntariamente meterse a “puta” para pagarse una operación que le agrande las mamas… Y cuya aspiración es encontrar un hombre que la espere a la salida del trabajo (¿de puticlub?). Un film donde vemos una prostituta maltratada, pero no por las mafias, no. Ni por los clientes, no. En fin, sí, uno se la folla y le pega. Ella lo aguanta porque el tipo le promete “papeles”. O sea, su maltrato deriva de su condición de emigrante, no de su condición de “puta”. Princesas ignora el tráfico de mujeres, ignora la destrucción de la autoestima y el sufrimiento que acompañan. Ignoran el desprecio a las prostituidas y la violencia que anidan en los “clientes”… Y lo mismo puede decirse de Irina Palmer o de, Jeune et Jolie y un largo etc.
Aclaremos, pues, los puntos básicos que, como mínimo, ha de tener un film, no digo ya para que lo consideremos feminista, sino simplemente no-machista.
1. Desde luego, debe estar protagonizado por mujeres. Eso al menos, pero no es suficiente. Ni Princesas, ni Salsa Rosa, ni La Linterna Roja, ni Elle nos valen aunque estén protagonizados por mujeres.
2. Lo segundo, debe considerar que las mujeres existimos. No es feminista un film protagonizado por una mujer pero que borra a todas las demás. No basta con admitir que existe por ahí una mujer excepcional y/o prodigiosa sino que debe aceptar con naturalidad que somos la mitad de la humanidad. Así Ágora da por supuesto que Hipatia no tenía ni madre, ni hermanas, ni amigas, ni amantes (mujeres) ni siquiera esclavas… una ceguera tan androcéntrica deja estupefacta. Y quien dice Ágora, dice Lara Croft aunque sí, cierto, mejor que sea una chica “guerrera” a que sea una pavisosa. Igual de claro está, desde mi punto de vista, que tampoco Million Dollar Baby es un film feminista.
3. Otro requerimiento para que un film no sea machista (incluso sin ser feminista) es que las mujeres que aparecen tengan pasiones, metas, gustos, intereses que no se resuman en amores y desamores. Así, no veo por ningún lado el feminismo de Los puentes de Madison. Una película que, por el contrario, más bien predica la “resignación”: “Toma, un caramelito y, hala, a soñar porque tu realidad seguirá siendo igualmente cutre hasta que te mueras”. Ni veo ningún feminismo en Crepúsculo. Por no hablar de los horrores de 50 sombras de Grey, Elle, o Belle de jour, films que directamente hacen propaganda de la “natural vocación” de las mujeres a ser maltratadas, violadas y golpeadas.
O sea, ninguna película que caiga en los excesos patriarcales que acabamos de enumerar, puede ser feminista. Ni de cerca, ni de lejos.
Dicho esto -desechando de entrada las películas abiertamente vomitivas y patriarcales- encontramos un amplio abanico de películas que van desde lo razonablemente aceptable a las que, sin duda alguna, pueden considerarse feministas.
Aunque no exista una demarcación clara y tajante, sí se puede afirmar que films que nos ningunean, que predican nuestra sumisión, que dicen que estamos en el mundo para hacer felices y darles placer a los varones, que hacen propaganda de la prostitución, del servilismo, del sadismo, de la “proverbial tontería de las mujeres”, etc. no solo no son feministas, son machistas, duramente machistas.
Debe simplemente –y eso ya es mucho- tomarnos en serio (incluso para hacer una buena comedia, hay que empezar tomándose en serio lo que se va a narrar).
Y aclaro, por si hubiera dudas, que un film feminista no tiene que presentar un cuadro idílico de mujeres divinas, sabias, sin contradicciones, impecables, ideales…. Para nada. Debe simplemente –y eso ya es mucho- tomarnos en serio (incluso para hacer una buena comedia, hay que empezar tomándose en serio lo que se va a narrar). Debe considerar que no somos una peripecia dentro del programa narrativo o vital del otros, que tenemos entidad por nosotras mismas, que nuestras vidas, nuestras contradicciones, nuestras victorias y nuestras derrotas, nuestra cotidianidad, nuestras batallas, son complejas y dignas de ser contadas y no se resumen en “el amor”, ni de amante ni de madre. En ese sentido, Cándida, por ejemplo, no es un film feminista, ni Solas, tampoco.
De modo que, cuando hablamos de cine, deberíamos hacer, como poco, tres apartados:
1. Films machistas, misóginos, androcéntricos y patriarcales.
2. Films aceptables, de los que se pueden ver sin que te salga urticaria ni salpullido. No sé, tipo La La Land o, mucho más interesante, La noche que mi madre mató a mi padre o Más allá de las montañas.
3. Films feministas, es decir, aquellos que con sus propuestas hacen avanzar la conciencia de los hombres y mujeres (lo cual no significa que tengan que ser expresamente militantes, ojo). Films que aumentan nuestra autoestima, reivindican nuestras luchas, nos explican a nosotras mismas, nos enseñan caminos para la liberación, nos animan a la sororidad, nos ayudan a superar contradicciones, etc. Para mí, estos veinte films, por ejemplo (solo por ejemplo) son aceptablemente feministas -aunque en mayor o menor medida-: Las inocentes (Anne Fontaine), El círculo (Pahani), Guerreros de antaño (Lee Tamahori), Sufragistas (Sarah Gavron), Un amor de verano (Catherine Corsini), Flores de otro mundo y Te doy mis ojos (Icíar Bollaín), Evelyn (Isabel de Ocampo), Chicas nuevas 24 horas (Mabel Lozano), El palo (Eva Lesmes), Sac de Farine (Kadija Leclere), Quiero ser como Beckham (Gurinder Chadha), Tomboy. (Céline Sciamma), XXY (Lucia Puenzo), Les Bureaux de Dieu (Claire Simon), Erin Brockovich (Steven Soderbergh), Ángeles con garras de acero (Katja von Garnier), Revolutionary road (Sam Mendes), Sé quién eres (Patricia Ferreira), Un amor de verano (Patricia Cardoso).
No son los únicos, ni los más, los he ido citando un poco al azar.
Me encantaría hacer una lista completa pero esa tarea me sobrepasa…