Según revela el último análisis de EIGE (Instituto Europeo para la Igualdad de Género – EIGE por sus siglas en inglés), si bien el avance hacia la igualdad en los puestos de toma de decisiones ha ido en aumento en los últimos años, los desequilibrios son muy diferentes según el país que se analice.
Tomando como referencia la base de datos de la Comisión Europea sobre mujeres y hombres en los puestos de toma de decisiones, EIGE concluye que el número de mujeres que ocupan puestos de toma de decisiones ha ido aumentando gradualmente en los últimos diez años, desde la política hasta las empresas y los medios de comunicación. Las últimas cifras sobre mujeres y hombres en la toma de decisiones muestran que la UE está siguiendo un camino lento pero constante hacia una representación equilibrada de género.
Por ejemplo, EIGE analiza los parlamentos nacionales y concluye que las mujeres representan menos de un tercio de los miembros. Esta cifra varía considerablemente, del 46,1% en Suecia al 9,5% en Hungría. Además, EIGE señala que una segunda lectura muestra los estereotipos asociados a las funciones, sobre todo analizando la división de las carteras ministeriales. Así, es más frecuente que se nombre a las políticas para ocupar puestos más que ver con educación, salud y cultura, mientras que sus homólogos masculinos tienden a ser designados a áreas más duras y consideradas «masculinas» como defensa, seguridad y tecnología.
Si bien «paridad de género» implica una representación equitativa de mujeres y hombres (50-50) en una posición de toma de decisiones, el término «equilibrio de género» se utiliza para describir al menos el 40% de cada género.
Sólo el 5,7% de los puestos de CEO son ocupados por mujeres.
EIGE muestra que en el sector privado los avances hacia la paridad de género son mixtos, con algunas áreas avanzando más rápido que otras. El número de mujeres en las juntas directivas ha aumentado desde 2010, momento en que la cuestión se convierte en prioridad en la agenda política de la Comisión Europea. La proporción de mujeres en los consejos de administración de las empresas más grandes que cotizan en la UE se duplicó de 11,9% en 2010 a 23,9% en 2016. Sin embargo, en los niveles más altos de alta dirección, los hombres siguen tomando la mayoría de las decisiones. Sólo el 5,7% de los puestos de CEO son ocupados por mujeres.
Sólo un tercio de los puestos de decisión en toda la UE en el sector de la comunicación está ocupado por mujeres
El desequilibrio de género también es común en todo el panorama informativo de la UE. A pesar de que casi dos tercios de quienes se gradúan en periodismo son mujeres, pocas tienden a avanzar a puestos superiores en comparación con los hombres. Sólo una tercera parte de los puestos de decisión en este ámbito en toda la UE son ocupados por mujeres. Se ha observado una tendencia positiva entre los organismos públicos de radiodifusión, donde el porcentaje de mujeres ocupando puestos en el Consejo aumentó del 30,4% en 2014 al 35% en 2016.
Sin embargo, y tal como adelantan desde EIGE, las mayores brechas se dan precisamente en esos sectores considerados «masculinos». Así, en negocios y finanzas, las mujeres solo suponen un muy escaso 24% frente al 76% de hombres.
Como interlocutoras sociales no llegan ni a la cuarta parte del total (son un 16%) frente al enorme 84% d hombres.
La importancia de las cuotas
En esos países que EIGE señala como altamente representativos por el número de mujeres en los puestos de toma de decisión, este porcentaje no ha sido un resultado casual.
Es el caso de Noruega, donde desde 2003 la obligatoriedad de las cuotas, ante duras sanciones de no cumplirse la ley, ha supuesto que se pasara de una representación femenina del 3% al 40%.
Otros países en los que mirarse son Italia y Francia. En el caso de Italia, también bajo pena de multas, las empresas pasaron de un bajísimo 5% a un 26% de mujeres en solamente cuatro años; o Francia, que subieron del 20% al 32%.
En el caso de Italia, también bajo pena de multas, las empresas pasaron de un bajísimo 5% a un 26% de mujeres en solamente cuatro años
El caso español es paradójico. Si bien fue de los primeros en legislar en Igualdad, en las compañías que cotizan en Bolsa no se ha llegado ni al 15%, ya que la ley hacía recomendaciones a este respecto pero no incluía sanciones concretas a quienes no la cumplieran.
Como señala Soledad Murillo «es evidente que nada se logra sin capacidad de decisión, por ello el Capítulo II la Ley de Igualdad fijaba la presencia equilibrada en la Administración General del Estado y en todos los organismos públicos vinculados a ella, pero este requerimiento ha quedado atrapado bajo la “sensibilidad” de los cargos políticos y funcionarios especializados, porque no contiene obligación. Y es este, precisamente, uno de los problemas de la LOIE: su semántica, porque sus verbos son desiderativos “deberá”, “promoverá”, porque si en el contenido de los artículos no ha lugar a dudas, en cambio su formulación carece de imperativo legal».