Sara Escudero es monologuista, presentadora de televisión, locutora de radio, actriz,… hasta ha escrito un libro, ‘En ocasiones veo frikis’. Sin dejar la senda del humor, esta comediante inquieta y dicharachera camina por muchas disciplinas. Nos cuenta que es incapaz de quedarse con una porque realmente son caras del mismo cubo y defiende que se puede hacer humor en diferentes formatos.
Pero ¿Con cuál te quedas: el escenario o la tele?
Es obvio que los directos tienen una magia y un encanto que les hace tremendamente imprescindibles. Pero trabajar en tele en equipo es otra maravilla. Así que esto es un poco, a quién quieres más a papá o a mamá: ¡a los dos!
Empezaste en el Stand Up hace una década ¿Qué te llevó hasta allí?
Desde pequeña he estado ligada a la comedia, pero hasta que no dejé medicina y me vine a Madrid a estudiar teatro y empecé a poner copas los fines de semana en una discoteca, no lo descubrí. Como yo no bebo alcohol, cuando ponía la última copilla a mis compañeros al cerrar, me veía siempre haciendo auténticos monólogos tanto de cosas que habían pasado ese día como tontunas varias, y mi jefe me dijo un día: «y tú, esto de hablar para la gente, ¿por qué no lo aprovechas, Sarita?». Y eso hice. Empecé a indagar y descubrí el Stand Up Comedy, me puse a escribir, y a hacer bolos en salas pequeñas… y hasta ahora no he parado de hacer las dos cosas: trabajar y aprender, y aprender y trabajar 🙂
El inicio en este mundo es duro ¿Qué obstáculos han sido los más difíciles?
Llevo trabajando muchísimo desde que empecé. Al principio eran bares y salas muy pequeñas, semanas en las que podías tener cuatro o cinco bolos. Auténticas palizas de kilómetros, de tiempo sola, y lejos de familia y amigos. Me encontraba que muchísimos dueños de bares no querían mujeres, así que si ibas tenías ya una barrera añadida que superar por este motivo. Otros muchos tenían un público que, por el hecho de subirse una mujer al escenario a hacer comedia, ya ponían en entredicho si iba a conseguir hacer reír o no. Ante cómicos desconocidos, en una sala donde X días a la semana se hacía comedia, el día que iba un chico, todo el mundo iba a favor en plan a ver quién viene hoy vamos a pasar un buen rato. Pero cuando subíamos mujeres te encontrabas, en general, una actitud de » hoy viene una chica, a ver qué tal funciona». Así que el resto de obstáculos pueden deducirse…
Muchos tenían un público que, por el hecho de subirse una mujer al escenario a hacer comedia, ya ponían en entredicho si iba a conseguir hacer reír o no.
Normal entonces que haya menos mujeres en los circuitos de comedia…
Es tan obvio que las mujeres tenemos barreras añadidas… Ante todo, es una cuestión de educación social, general. Mientras sigamos teniendo en el ADN las cargas genéticas que nos hacen valorar la aptitud y la actitud en función del género, esto seguirá pasando. Y mientras la gente que tiene el poder (manda, decide y/o influye) tenga este ADN: esto seguirá pasando.
¿Qué es lo peor de esta profesión para las mujeres?
No lo tenemos fácil las mujeres en el mundo del humor. A nosotras se nos juzga hasta por algo tan superfluo como la ropa. Un cómico puede actuar de traje o con su vaquero más roto, que la gente no aumenta o disminuye su objetividad para con su trabajo, pero en caso de hacerlo una chica sí. No debes ni pasarte ni quedarte corta. Y eso es lo más light porque también se cuestiona sobre qué temas pueden hablar unos y otras. Por ejemplo, los cómicos pueden hablar casi infinitamente de las relaciones de pareja y sin embargo si una chica lo hace «ya estamos con lo mismo de siempre».
Los cómicos pueden hablar casi infinitamente de las relaciones de pareja y sin embargo si una chica lo hace «ya estamos con lo mismo de siempre».
El Stand Up que se hace en España suele ser menos crítico que el norteamericano, que es el referente en esta disciplina. ¿Crees qué hacer shows más comerciales es el resultado del “entertainment” mal entendido?
Estamos todavía a años luz en este sentido de los americanos. En España, por la cuestión genética de la que te hablaba antes, en general, no estamos preparados para abordar con sentido del humor ciertos temas. La capacidad de ofensa está a la orden del día. Y para mí, un signo de inteligencia es la capacidad de reírse de uno mismo. Decía Woody Allen que la comedia es la tragedia más el paso del tiempo y es una de las fórmulas matemáticas más exactas que conozco.
¿En la tele esa ‘corrección’ es aún mayor?
Aunque parezca que no, todo en la tele pasa por una censura, o llámalo filtro que es más moderno, aunque pueda parecer que no. Pocos son los medios que no «se deben» a alguien y por eso tengan que tener infinito cuidado con cada punto y cada coma. La diferencia de encontrarte ante un público censor en directo, que es al que te enfrentas en los garitos o teatros, o uno indirecto como genera la tele, es precisamente la inmediatez, me explico: tú estás actuando y tú quieres que esa actuación salga bien, que la gente se ría y se vayan felices y contentos por haber pagado una entrada acorde a sus expectativas. Esta misma intención es la que tiene cualquier programa o espacio de televisión, con la diferencia de que el público que les ve no está frente a frente, entonces las reacciones positivas y las negativas se viven de una manera diferente y te enfrentas a ellas de una manera diferente. También son diferentes las consecuencias, por supuesto.
Hay temas que a priori parece que cuesta sacar la parte cómica. ¿Cómo lo haces?
Yo siempre defiendo que sólo ofende el que quiere ofender y sólo se ofende el que se quiere dejar ofender, de ahí que puedas abordar ciertos temas cuando están muy recientes o no puedas hacerlo, en función de tu capacidad de empatía y tu manera de comunicarte con el público.
Una de las mejores cosas de tu profesión debe ser poder decir las cosas con humor. ¿Es terapéutico para ti?
¡Absolutamente! (entonando Fangoria). Volvemos a Woody Allen y a una verdad como un templo, cuando decía que el objetivo del humor es el mero entretenimiento o el aprendizaje. La risa y la sonrisa son el mejor vector de comunicación que tiene el ser humano. Para mí es la enzima de la medicina. El suplemento necesario para la vida.
La risa y la sonrisa son el mejor vector de comunicación que tiene el ser humano. Para mí es la enzima de la medicina
¿Qué proyecto cómico te gustaría hacer que no has hecho todavía?
¡Ficción! Me muero de ganas por hacer una serie o una película.
¿Qué proyecto recuerdas con más cariño? ¿Por qué?
¡Qué difícil!! Vivo todo lo que hago de la manera más intensa y entregada posible, te lo aseguro… Cada vez que he abordado un monólogo nuevo en un directo o para una tele para mí ha significado lo mismo, la misma ilusión. Pero si he de marcar algunos puntos te diré que mi entrada en Zapeando (La Sexta) la recordaré siempre como algo precioso, ilusionante y un punto de inflexión en mi vida; y que estar haciendo ‘Cero en Historia’ (Movistar+) ahora mismo no me puede hacer más feliz. Es una auténtica maravilla, ¡una gozada para el alma!