Se acerca Surrofair, la feria de los Horrores

Nerea Sanchís Rodríguez
Nerea Sanchís Rodríguez
Analista y activista feminista. Psicóloga Social. En el Partido Feminista de España.
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Otro año más la cita está prevista la feria de vientres de alquiler en Madrid los días 6 y 7 de mayo, aunque aún no se sabe dónde, puesto que el hotel Meliá Avenida de América, ha decidido no albergarla en sus dependencias. La compañía hotelera, según diario Público, ha indicado que «nunca ha aceptado la contratación de sus instalaciones para este evento, puesto que, aunque hubo conversaciones, estas nunca llegaron a cristalizar en la reserva formal del evento»; esto nos puede hacer pensar que la presión y el esfuerzo del movimiento feminista en nuestro país, por fortuna, está surtiendo efecto. La esperanza ahora es que ningún hotel o sala de celebraciones dé cabida a la violencia contra las mujeres.
Surrofair Madrid 2017 es el mayor evento en España para informarte y discutir sobre las diferentes posibilidades en gestación subrogada”, así es como la organización se define en su sitio web. Un evento patrocinado y orquestado por la revista Babygest, con la participación de 24 agencias punteras en el mundo, dedicadas en exclusiva a facilitar y promover la explotación reproductiva de millones de mujeres a través de lo que denominan maternidad subrogada o maternidad por sustitución.

La participación de 24 agencias punteras en el mundo, dedicadas en exclusiva a facilitar y promover la explotación reproductiva de millones de mujeres

Como si de una feria automovilística o de turismo se tratara, con la misma frivolidad y la misma lógica mercantilista… La gran diferencia es que estamos hablando de seres humanos, en concreto de mujeres y niños/as. “En el evento encontrarás una zona de stands donde podrás resolver tus dudas e informarte de forma privada, además, durante los dos días podrás asistir a charlas informativas realizadas por profesionales del sector. En ellas se explicarán las características de los diferentes destinos donde la gestación subrogada está permitida”, prosigue la explicación del encuentro, donde se alienta a las familias ricas que no pueden o quieren tener hijos propios, a alquilar el vientre de otra mujer, originaria de países como Rusia, Ucrania, Georgia o EEUU, en su mayoría países deprimidos de Europa del este, donde las mujeres viven una situación de precariedad extrema, y de los EEUU, donde está la bolsa de pobreza más alta de todo el mundo.

Las mujeres se ofertan a la carta, las llaman de forma perversa madres (subrogadas) cuando en realidad las obligan a firmar contratos blindados, en los que pierden toda su capacidad para decidir

Las mujeres se ofertan a la carta, las llaman de forma perversa madres (subrogadas) cuando en realidad las obligan a firmar contratos blindados, en los que pierden toda su capacidad para decidir; una vez dentro ya no hay vuelta atrás, a no ser que el niño (producto) venga defectuoso, en cuyo caso podrá ser devuelto por la familia compradora, como ocurrió en el año 2014 en Australia cuando una pareja que arrendó el vientre de una mujer tailandesa, rechazó a uno de los hijos que esta mujer creó, dio cobijo, alimentó y parió, porque nació con síndrome Down y una afección cardíaca. Así de simple y fácil para los que ostentan el poder, los que tienen los recursos y el dinero, tan fácil como devolver un producto defectuoso, como un mueble o un electrodoméstico. Por muy duro que suene, esta es la realidad.
Parafraseando a la periodista feminista Kajsa Ekis Ekman, autora del libro, El ser y la mercancía, “se le pueden poner muchos nombres pero al final lo que se está haciendo es comprar un bebé por internet”. Añado: con la previa expropiación del cuerpo de las mujeres, que será invadido durante más de nueve meses, tiempo necesario para crear una nueva criatura, donde en muchos países pasan encerradas todo este periodo en clínicas de gestación eufemísticamente denominadas, pero que poco se diferencian de verdaderas granjas. Kajsa, muy acertadamente, establece un paralelismo entre prostitución y vientres de alquiler, “considerando ambos casos ejemplos de explotación de los cuerpos de las mujeres y que ambas industrias son la intersección de capitalismo y patriarcado”.

Surrofair, se presenta como un hermoso evento que vende felicidad a familias que se convertirán en explotadoras de mujeres y compradoras de bebés y es la feria de los horrores para millones de mujeres expropiadas y explotadas en todo el mundo

Surrofair, se presenta como un hermoso evento que vende felicidad a familias que se convertirán en explotadoras de mujeres y compradoras de bebés y es la feria de los horrores para millones de mujeres expropiadas y explotadas en todo el mundo, en nombre de un deseo, el de ser papás o mamás, anteponiendo este a los derechos humanos fundamentales. Surrofair, es un escaparate de los horrores, porque mientras las familias esperanzadas e ilusionadas por recibir en sus brazos y casas limpias y bonitas a un bebé sano y blanquito, las mujeres que se alquilan viven en la cara oscura, la cara de la pobreza, la precariedad, el encierro, la explotación de las mafias, el mercadeo y compra venta de sus cuerpos, el adiestramiento para que aprendan a disociar, la invasión y el ser marcadas para toda una vida. Como ocurre con la prostitución y el lobby de la industria del sexo, el lobby de la industria de la explotación reproductiva, saca sus armas argumentísticas, de la voluntariedad, la libertad de elección y para colmo el altruismo (ahora se llama así a la explotación de mujeres empobrecidas), para lograr meterse a más clientes en sus bolsillos, perpetuar la violencia contra las mujeres y, cómo no, esquivar las leyes e incluso saltárselas. Como ocurre con esta feria, que choca de lleno con la legalidad vigente y los derechos del niño/a.
Dentro de dos semanas (esperemos que no) volverá la feria, apoteósica, rica y llena de glamour, donde se ven fotos de bebés perfectos, decorados con adornos patriarcales rosas y azules y una amplia carta de mujeres que nos recuerdan a los anuncios de prostitución, con la salvedad de que ahora es para crear vida y no para ser putas, aunque ambas explotaciones nos lleven a lo mismo: las mujeres satisfaciendo deseos que para el patriarcado son derechos.
Desde aquí pretendo lanzar un mensaje claro y contundente: la unión de las mujeres y la adhesión a la Red Estatal Contra el Alquiler de Vientres YA
Porque no somos vasijas, ni ganado, ¡únete una vez más para abolir al patriarcado!
 
 

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