- A pesar de las protestas, la feria Surrofair se ha celebrado en Madrid, ofreciendo hijos e hijas a partir de 50.000 euros, “todo incluido”.
Este fin de semana se ha celebrado en Madrid el mayor evento de promoción de gestación subrogada en España: Surrofair. Ni las denuncias a la Fiscalía por parte de la recién constituida Red Estatal contra el Alquiler de Vientres, ni la cancelación del acuerdo por parte del Hotel Meliá Avenida América -espacio que iba a acoger la feria- lo han impedido. Así, la feria de los vientres de alquiler ha podido dar a conocer las “ofertas” comerciales de una maternidad (paternidad) prohibida en España: “un hijo con todo incluido por 100.000 euros”. En la puerta del lugar en el que se celebra el evento, el Hotel Weare Chamartín, decenas de organizaciones de mujeres y colectivos LGTB se concentraron para mostrar su indignación.
En Surrofair, una veintena de agencias estadounidenses, ucranianas y canadienses -países donde la gestación subrogada sí es legal-, junto a otras españolas, se daban cita para promocionar sus técnicas y tratamientos, entre los que se encuentra la transferencia del embrión a una mujer que gestará y parirá el bebé -lo que legalmente se conoce como gestación subrogada y que es ilegal en España-.
La feria ofrecía bebés por distintos precios –según técnica empleada y país-, “todo incluido”: la coordinación del proceso en su totalidad, con una disponibilidad permanente, el acompañamiento psicológico para todas las personas implicadas, la asesoría y el control de los aspectos legales, los procedimientos médicos y los seguros médicos y de vida, así como la recuperación post-parto de la mujer gestante. En todo caso, los costos superan los 100.000 euros en Estados Unidos o los 50.000 en Ucrania.
‘Mafia, fuera de mi útero’
Durante la celebración de la feria este sábado, un centenar de personas se ha concentrado en la puerta del Hotel Weare Chamartín para protestar por lo que consideran “una feria de úteros”, “un mercado de mujeres y de niños”. La concentración organizada por la Red Estatal contra el Alquiler de Vientres se ha desarrollado con el lema «No compres bebés. No explotes mujeres». En las redes, la protesta se ha visibilizado bajo el hashtag #Feriadeuteros.
Esta Plataforma pidió a la Fiscalía la suspensión cautelar de la feria, por considerar que «supone una vulneración de la legalidad vigente y del interés público tutelado por la ley». La Fiscalía abrió diligencias para estudiar la solicitud de estas entidades de suspensión cautelar de la feria, pero las archivó, al entender que no procede actuar de forma anticipada ante el tipo de delito que se podría cometer en la misma.
En la protesta han participado activistas de Femen, que han mostrado en su cuerpo mensajes de «no se vende» y «no se alquila», junto a pancartas en las que se podían leer mensajes como «Mafia, fuera de mi útero».
El neoliberalismo impone un sistema social, político y cultural en el que todo se vende y donde puedes comprarlo todo si tienes el suficiente dinero. Desde este enfoque, las mujeres son reducidas a vasijas para la procreación, en un contexto de sometimiento en una tiranía machista. Los defensores del libre mercado naturalmente no ven inconveniente ninguno en la gestación subrogada. Una vez más se trata de quién puede pagar por ello mientras que desde otro lado, se apela no a la capacidad económica de los compradores sino a su derecho a la maternidad y paternidad: por qué negar a alguien satisfacer el deseo –y es importante remarcar que es un deseo y no un derecho, como quiere plantearse- de un hijo o hija si el avance de la ciencia, en colaboración con el uso del cuerpo de las mujeres, lo permite.
«El límite de la libertad está en que los seres humanos no están en venta, y esto sonrojaría a cualquiera si en vez de ser una feria de úteros fuera de riñones y se traficara con ellos”, explicaba Alicia Miyares, portavoz del movimiento «No somos vasijas» y de la Red Estatal contra el Alquiler de Vientres. “Pero aquí estamos hablando de la libertad para vender a personas, para someter a una mujer a un embarazo y a un parto y para que ceda a su hijo a terceras personas».
El manifiesto estatal de la Red Nacional en Contra del Alquiler de Vientres (RECAV), que rechaza de plano esta práctica, considera que el alquiler de una mujer para reproducir un ser humano se inscribe “en el tipo de prácticas que implican el control sexual de las mujeres”, que en las sociedades modernas son la prohibición del aborto y la regulación de la prostitución. Además, sostiene que ninguna legalización puede controlar la presión ejercida sobre la mujer gestante y la distinta relación de poder entre compradores y mujeres alquiladas.
Uno de los aspectos debatidos en torno a la posible regulación de los vientres de alquiler es la retribución económica de las gestantes. El propio manifiesto apunta a que el posible altruismo y generosidad de unas pocas, “no evita la mercantilización, el tráfico y las granjas de mujeres comprándose embarazos a la carta”. En su criterio, ningún tipo de regulación puede garantizar que no habrá dinero o sobornos implicados en el proceso, razón por la que consideran “imprescindible” que esta práctica no sea legalizada en España porque, al fin y al cabo, “todo radica en la lógica neoliberal que quiere introducir en el mercado a los vientres de alquiler”.