“Ciudadanos” o la subasta pública de los derechos de las mujeres por un puñado de votos

Alicia Miyares
Alicia Miyareshttp://aliciamiyares.com/
Doctora en Filosofía. Profesora de Filosofía de Enseñanza Secundaria y profesora colaboradora de la Universidad de Oviedo.
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El partido de Albert Rivera anunció hace unos días que hoy, 27 de junio, llevaría al Congreso de los Diputados una “Ley de Gestación subrogada”.

Afirma el líder de “ciudadanos” que su propuesta es valiente frente a los posicionamientos de otros partidos políticos y que defiende la libertad de decidir frente a organizaciones de mujeres que ponen obstáculos al progreso.

A la vista de lo anunciado de modo retórico y simplón con la coletilla de “quienes somos nosotros para impedir…”, conviene recordarle al líder de “ciudadanos” los argumentos de fondo por los cuales su propuesta debería estar condenada al fracaso.
1) Queremos impedir que los derechos puedan ser revocados por contrato. Albert Rivera pretende someter a subasta pública los derechos de las mujeres para satisfacer el deseo de un colectivo minoritario de personas por perpetuar sus genes. El Sr. Rivera  se comporta como un mercachifle que confunde  eslóganes con argumentos por lo que no duda en situar en el mismo plano deseos y derechos o, peor aún, anteponer deseos a derechos.

No creo que Rivera ignore que la práctica de alquiler de vientres o gestación subrogada, que lo mismo es, exige la firma de un contrato previo al embarazo en el cual las mujeres deben renunciar de modo irrevocable al derecho fundamental de la filiación sobre el hijo. Puede que a un neoliberal de nuevo cuño le parezca irrelevante que los derechos puedan ser objeto de contrato y compra-venta, pero debería, al menos,  incorporar lo que predica a su propia vida.

El Sr. Rivera  se comporta como un mercachifle que confunde  eslóganes con argumentos por lo que no duda en situar en el mismo plano deseos y derechos o, peor aún, anteponer deseos a derechos

Quizá para dar prueba de fe de que sus planteamientos son inocuos, también Rivera debería anunciar que renunciará por contrato y de modo irrevocable al derecho al voto… dado que los derechos se pueden revocar por contrato y esta, según Rivera, es una propuesta valiente que empiece él. Estoy segura que no lo hará, aunque su acción de renuncia causaría una inmensa felicidad a miles de compatriotas…

2) Queremos impedir que el embarazo y el parto esté sometido a condiciones contractuales.

Albert Rivera reta a las feministas que expliquemos cómo se puede estar de acuerdo en el derecho a decidir de las mujeres sobre la interrupción voluntaria del embarazo y, a la vez, estar en contra de que una mujer pueda decidir si quiere o no someterse a la práctica del alquiler de vientres. No hay ninguna contradicción en declararse favorable al aborto y contraria a la práctica del alquiler de vientres; sólo ven contradicción aquellas personas que ciertamente desconocen en el fondo y en la forma en qué consiste el feminismo y su íntima conexión con los valores y principios democráticos.

En ambos modelos, tanto el bíblico como el neoliberal, la trampa consiste en ensalzar  el altruismo y generosidad de las mujeres….

Las feministas somos favorables al aborto porque estamos en contra de un modelo de maternidad impuesta o forzada y estamos en contra de la práctica del alquiler de vientres porque reduce la maternidad a cláusulas contractuales y condiciones impuestas por terceras personas. La prohibición de abortar o la regulación favorable del alquiler de vientres condena a las mujeres a ser tuteladas por terceras personas. Hemos vencido el modelo de feminidad y maternidad que se sustanciaba en la afirmación mariana “hágase en mí según tu voluntad” y por la misma razón venceremos esta idea de maternidad neoliberal que se resume en “hágase en mi según tu contrato”. En ambos modelos, tanto el bíblico como el neoliberal, la trampa consiste en ensalzar  el altruismo y generosidad de las mujeres….

En definitiva, la propuesta de Rivera de introducir por ley en este país la práctica del alquiler de vientres supone de facto la pretensión de que se legalice la compra-venta de personas y la fabricación de seres humanos “a la carta” y esto es, se mire como se mire, un ataque frontal a la democracia que nos hace iguales en derechos y que impide poner precio a los mismos. La propuesta de Rivera ni es valiente ni progresista porque supondría, ni más ni menos, la regulación de una nueva forma de esclavitud, la esclavitud altruista por amor al amo.

 

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