Las mujeres de este país nuestro padecemos una terrible carga de problemas por el mero hecho de ser mujeres. El más grave, ese terrorismo machista que día sí, día también, asesina mujeres; la situación laboral precaria con sueldos inferiores, precariedad, techo laboral de cristal; las dificultades para conciliar vida familiar y laboral… Pero al señor Rivera, ese que llegó a la política para regenerarla y renovarla, se le ocurre que el mayor problema para las mujeres es la gestación subrogada; y ante tal problema, propone este buen señor que se dé carácter de urgencia a la regulación de la misma. Y, una de dos, o pretende “distanciarse” de su papa P.P. aparentando modernidad; o es un iletrado capaz de creerse la propaganda tendenciosa de las clínicas que practican este tráfico de úteros. No le voy a pedir que me crea a mí, señor Rivera, por razones que le expondré a continuación, me bastaría con que se leyera las conclusiones del Comité Nacional de Bioética que no sólo recomienda su prohibición por atentar contra la dignidad de las mujeres, sino que recomienda una legislación prohibitiva a nivel global para evitar la deslocalización. O la prohibición de la Unión Europea, o la recomendación, en el mismo sentido, de la OMS.
Se prohíbe la venta y tráfico de órganos humanos, pero se pretende traficar con el útero de las mujeres
Se prohíbe la venta y tráfico de órganos humanos, pero se pretende traficar con el útero de las mujeres, convirtiéndonos a todas en mera mercancía al servicio de un mercado capaz de vendernos que nuestro cuerpo es nuestro principal capital -lo mismo, vaya, que diría un proxeneta- Al señor Rivera le ha calado la propaganda feliz de esas parejas que desean formar una familia -y digo yo que existe la adopción-, y posan sonrientes y felices con sus retoños comprados; o le hará ilusión llevarse bien con presentadores de tele-basura que nos vendían incluso las fotos de sus gemelas en el vientre de una mujer. En función de esas leyes de mercado, mañana podría ocurrírsele a un individuo ofrecerse “de modo altruista” como esclavo de otro, con todas sus consecuencias. Imposible, ¿verdad?, porque la esclavitud está abolida.
En función de esas leyes de mercado, mañana podría ocurrírsele a un individuo ofrecerse “de modo altruista” como esclavo de otro
Sólo voy a contarle una anécdota que no sólo rompe el principio legal, proveniente ya del Derecho Romano de que “la madre siempre resulta cierta”. Verá: en México, una clínica para clientes VIP, le ofrece no sólo un catálogo de óvulos femeninos -técnica con terribles consecuencias para las mujeres donantes, sino la posibilidad de cinco mujeres, a elegir donde se implantarían esos óvulos fecundados, naturalmente, con el semen del cliente. A medida que avanzan los embarazos, el cliente observa en qué útero se está gestando el bebé ideal y las otras cuatro mujeres, son obligadas, por contrato, a abortar… Es sólo una de tantas historias en este mercado cruel. Además, querido señor Rivera, debería usted pensar en que el deseo de perpetuarse genéticamente de unos cuantos ricos, no puede ir contra el derecho de las mujeres al fruto de su embarazo.
(…) pidiendo solidaridad con esos varones cuyo cuerpo no produce óvulos. Pues no, pero yo tampoco produzco espermatozoides y no monto un drama.
Imaginar a las mujeres como una mercancía ya lo idearon quienes trafican con nosotras para el comercio del sexo -mafias poderosas e ilegales-, pero hacerlo, además, por partes, como si fuéramos vacas en un matadero… No sólo lo define a usted, es que atenta contra toda dignidad humana. Y esto, señor Rivera, sin profundizar en un asunto que se toma por la parte propagandista del mismo, considerando la infertilidad una enfermedad, que no lo es, y pidiendo solidaridad con esos varones cuyo cuerpo no produce óvulos. Pues no, pero yo tampoco produzco espermatozoides y no monto un drama.