Urge derrocar esta cultura patriarcal para que las mujeres y las criaturas dejemos de ser vistas como propiedad de los hombres. Es necesario impulsar políticas socioeconómicas que protejan la infancia y a las madres, como ocurre en otros países europeos y acabar con la pobreza infantil y de las mujeres, que son mayoritariamente las que están a cargo de las familias monomarentales, y que son los principales colectivos que están sufriendo las consecuencias de esta crisis perpetua que azota nuestro país; y serán las principales víctimas de la práctica de los vientres de alquiler.
España lidera los rankings más terribles. Es el tercer país de la UE en pobreza infantil y de los que menos invierte en políticas públicas destinadas a la protección de la infancia y sus familias.
Si ya somos el prostíbulo de Europa, ¿por qué íbamos a dejar de ser el paraíso de la explotación sexual reproductiva y el tráfico de niños y niñas?
Se ha convertido en la meca europea del turismo de explotación sexual, con su gran red de prostíbulos y webs de «servicios sexuales» ya que nuestra laxa legislación permite que las carreteras y ciudades españolas estén plagadas de puticlubs que no son otra cosa que centros de explotación sexual, tortura y violación de mujeres y niñas.
España es líder europeo en turismo reproductivo, ya que de nuevo disponemos de una legislación «flexible» que permite, por ejemplo, el anonimato de los donantes de esperma y óvulos privando a las criaturas de su derecho a conocer su identidad y cómo han sido concebidos al alcanzar la mayoría de edad, como ya ocurre en la mayoría de países europeos donde no se permite el anonimato del donante. Los únicos resquicios que le quedan a nuestra legislación sobre reproducción asistida es precisamente la gestación subrogada y la selección de sexo, que están prohibidos.
Los bajos precios de los «servicios sexuales» y de las técnicas de reproducción asistida, en comparación con otros países europeos, son otro incentivo para los «clientes» que nos posiciona a la cabeza de ambas industrias.
Además, lideramos el ranking de corrupción y somos un paraíso para la mafia internacional cuyas conexiones con el poder político estatal llevan tiempo saliendo a la luz.
Somos un país empobrecido, donde se han precarizado nuestros derechos y estos sí que lo son, a una educación y sanidad pública de calidad y a unas condiciones de vida dignas.
Y en este contexto, donde prima la cultura de la rentabilidad económica, donde hay un retroceso en el disfrute efectivo de los derechos humanos, especialmente de mujeres y niñas y niños, donde la pobreza infantil y femenina, y la violencia contra las mujeres y sus criaturas campa a sus anchas, en este contexto, no es de extrañar que muchos se estén frotando las manos pensando en nuestro país como líder europeo en el negocio de los vientres de alquiler, si logran finalmente, legalizar esta práctica de explotación sexual reproductiva.
Esta es la marca España, este es el altruismo que nos quieren vender. Si ya somos el prostíbulo de Europa, ¿por qué íbamos a dejar de ser el paraíso de la explotación sexual reproductiva y el tráfico de niños y niñas?
Podemos ofrecer este «trabajo» a nuestras mujeres pobres o traernos a las pobres de otros países como lo hacemos ya en los prostíbulos, para que los españoles y europeos se sientan más cómodos realizando su sueño de paternidad/maternidad en un país «civilizado», a la vanguardia de la tecnología reproductiva y con el glamour y el sol de nuestras playas más exclusivas.
Después de todo, en nuestra cultura y memoria todavía resuena el robo de niñas y niños sin que a nadie se le caigan los anillos.
¿Por qué no íbamos a ser líderes en esto?
La fotografía se realizó en Estados Unidos en 1948, no conozco la autoría, si alguien la sabe, le agradecería me lo dijera.