Adjuntamos las conclusiones del Curso de Formación Continua del CGPJ, sobre “Valoración del daño en las víctimas de violencia de género”, celebrado en septiembre de 2007 en Madrid:
“24. El Síndrome de Alienación Parental (SAP) no es una categoría diagnóstica clínica,
ni en Medicina ni en Psicología, por lo cual debe entenderse como descripción de una
situación caracterizada por una serie de síntomas y conductas que no se corresponden
con una causa única.
25. La conducta de rechazo de los menores al padre tras una separación puede deberse
a diferentes causas, algunas de ellas nacidas tras la propia ruptura mientras
que otras pueden deberse a factores previos a la quiebra de las relaciones afectivas
que abocan en la separación. Identificar todas estas circunstancias como SAP parte
de una concepción estereotipada de base cultural de los roles de hombres y mujeres,
y conlleva cargar de intencionalidad y acción a supuestas conductas de la madre
para enfrentar a sus hijos e hijas al padre, que sólo se identifican por una sintomatología que, como hemos apuntado, habitualmente no se debe a estas conductas maternas.
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En este sentido, cuando un menor o una menor presenta una conducta de rechazo
al padre al poco tiempo de la separación, es prácticamente imposible que se deba a
una manipulación por terceras personas. Los lazos afectivos establecidos en una relación paterno-filial no se pueden romper a través de una manipulación de la realidad sin base objetiva. Esta posibilidad conllevaría un tiempo muy prolongado y una actitud en ese sentido continuada, circunstancias que darían lugar a sintomatología añadida que sería fácilmente identificable. -
La conclusión diagnóstica de S.A.P. no es aplicable cuando ha existido una situación de violencia de género, al haber sido los hijos y las hijas de esa relación víctimas y testigos de la violencia. En estas circunstancias, mientras persiste la relación, los menores desarrollan conductas de adaptación a través de conductas de evitación y de alianzas con el foco de la violencia, pero cuando ésta finaliza con la separación y perciben la seguridad de la distancia, desarrollan un rechazo de la violencia que se traduce en animadversión al causante de la misma, sin que exista ninguna intervención de la madre. No se debe aceptar que se utilice el S.A.P. para deslegitimar denuncias por violencia de género o por abuso sexual.
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En los casos en que se aprecie problemas de relación y rechazo de los hijos y las hijas hacia el padre, la primera aproximación desde el punto de vista científico debe ser descartar situaciones de violencia y abordarlos como un problema de adaptación o de relación del menor o de su entorno familiar, y no como una patología. Desde esta perspectiva, el abordaje terapéutico debe centrarse en el empleo de técnicas de mediación, no coactivas y basadas en la manipulación intencionada de la madre”.