Aunque el empleo en el medio rural no se suscribe solo al sector agrícola, este sí es determinante en muchas zonas rurales, por lo que conviene revisar la presencia de las mujeres en él. Claramente, es un mercado laboral masculinizado, con bajísima participación femenina, como la estadística evidencia.
Según datos de la Encuesta de Población Activa del 2º Trimestre 2017(EPA 2T2017):
- En el sector de agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, de cada 4 personas ocupadas, 3 son hombres y solo 1 es una mujer (630,1 mil hombres –el 75,6%-, y 202,5 mil mujeres –el 24,3%).
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Sólo 2 de cada 100 ocupadas lo está en este sector (2,4%), en cambio, lo están 6 de cada 100 ocupados (6,1%).
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Por grupos de edades, el número de hombres ocupados en el sector en el grupo de 20 a 24 años multiplica por 8 al de mujeres; en los grupos entre 25 y 49 años, el número de hombres ocupados triplica al de mujeres.
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Por situación profesional, el número de hombres asalariados triplica al número de mujeres 404,4 mil hombres, 121,8 mil mujeres).
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Diferencia agravada en el sector público, prácticamente masculinizado: 9,7 mil hombres asalariados (prácticamente en igual número que en la EPA2ºT2011) y 0,5 mil mujeres (1,7 mil menos que el mismo trimestre de 2011). Es decir, casi 20 hombres por cada mujer. A destacar, la pérdida acumulada de empleo desempeñado por mujeres en estos años de crisis, no recuperados para las mujeres.
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En el sector privado, el número de hombres asalariados triplica al de mujeres. Es decir, de cada 4 empleos, solo 1 está desempeñado por una mujer.
Como ha denunciado la Federación de Industria de CCOO (Ver En el Día de la Mujer Rural, CCOO denuncia que no se quiere a las jornaleras en el campo): “Desde que estalló la crisis se ha expulsado a 33.600 mujeres del sector agrícola”. La Federación denuncia que muchas jornaleras son rechazadas en las campañas agrícolas por ser mujeres. Además de la masculinización de esta actividad laboral, señalan que les afecta en mayor medida la alta temporalidad (91%), la precariedad laboral y la economía sumergida, con las consiguientes consecuencias en brecha salarial y ausencia de protección social, es decir, pobreza salarial en el presente y pobreza en la pensión en el futuro.
Elena Blasco alerta de la expulsión de las mujeres de los ámbitos de trabajo, también en el campo, en sus explotaciones y campañas, industrias y servicios: “Es una constante de discriminación, inaceptable en una sociedad del siglo XXI, que perpetúa la expulsión laboral y la pobreza económica de las mujeres, algo que desde CCOO no vamos a tolerar. Exigimos a las autoridades laborales mayor vigilancia y control para prevenir cualquier tipo de discriminación con sanciones efectivas, cuando se constate que rechazan a una trabajadora por ser mujer”. Además, señala, “Deben articularse medidas efectivas para que las mujeres accedan al empleo público en este sector, ya que es inadmisible la baja proporción en la que se encuentran, mas cuando corresponde al sector público dar ejemplo en acceso igualitario de las mujeres en el empleo”.
La titularidad en las explotaciones agrícolas
Además, pese a las esperanzas suscitadas tras la aprobación de la Ley 35/2011, de 4 de octubre, sobre titularidad compartida de las explotaciones agrarias, un paso legislativo que se preveía iba aumentar la visibilidad del trabajo y los derechos económicos de muchas mujeres agrarias, ya que establecía que la explotación agraria pasaba a ser una unidad económica con dos titulares que comparten al 50% trabajos y beneficios; los registros oficiales (Registro de titularidad compartida de explotaciones agrarias (RETICOM), revelan el escaso avance generado, con apenas 277 explotaciones agracias de titularidad compartida.
El Instituto de la Mujer, en Mujeres en cifras. Vulnerabilidad y múltiple discriminación. Ruralidad, ofrece datos de la Encuesta sobre la Estructura de las Explotaciones Agrícolas. 2013 (publicada por el INE en 2015, últimos datos disponibles). Respecto a la “Mano de obra en explotaciones agrícolas”, señala los siguientes porcentajes de mujeres, que evidencian la bajísima presencia de mujeres:
- Jefas de explotación: el 22,2% (titulares jefas, 25,5%; cónyuges jefas, 13,1%)
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Otros (Cónyuges: 62,9%; otras familiares, 29,5%)
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Asalariadas fijas: 15,3% (asalariadas a tiempo parcial 16,2%; asalariadas a tiempo completo, 13,3%).
Elena Blasco, secretaria confederal de Mujeres e Igualdad de CCOO, alerta de lo trascendente de estos datos: “La dificultad para implantar la igualdad de trato y oportunidades dentro del mundo rural, se evidencia en el escaso número de explotaciones agrícolas con titularidad femenina, en el reducido porcentaje de mujeres empresarias- emprendedoras y en el alarmante índice de violencia machista del mundo rural. La educación, los esquemas mentales y familiares y los estereotipos y concepciones patriarcales, son la base de una triste realidad de desigualdad sexual”.