Ninguna de nosotras elegimos ser mujeres, sólo nacimos con el cromosoma que tiene la clave de la reproducción. Paradógicamente la única distinción entre nosotras y los hombres.
El patriarcado se ha impuesto/impone a esta diferencia tejiendo una estructura social, política, económica, de valores, personal, etc. cuya principal norma es ejercer el dominio hacía la mujer. Masculinidad y feminidad son conceptos inventados para oprimirnos. Sí, básicamente a las mujeres. El patriarcado lo vuelve conseguir, de la mano del capitalismo.
Nadia Rosso, activista feminista mexicana, lo define en su texto El sistema patriarcal sus fundamentos y funcionamientos. Allí enumera conceptos clave; la mujer es definida siempre como objeto (nunca como sujeto), las mujeres como una clase social oprimida (compañeros en luchas de izquierda, nos hacen callar justificando que la lucha de clases es más importante que la lucha de género), la reproducción como diferencia.
Nosotras tenemos un papel esencial; procrear, cuya necesidad es fundamental para la sociedad. Por ello, el patriarcado exige controlar lo que no está a su alcance. Le urge oprimirnos. Nos quiere esclavas, sumisas, obedientes, dependientes… Nos educan para ser la clase social que se va a encargar del rol de multiplicarnos; nos preparan para que nos creamos que éste es nuestro propósito en la vida. Nos someten para que gustemos a lxs demás antes que a nosotras mismas; para amar y proteger a lxs demás antes que a nosotras mismas.
En este entramado de roles y valores que nos meten en vena desde pequeñas hace que lleguemos a pensar que debemos tener el instinto maternal, cuando de instinto no tiene nada (otra construcción social). Además de situarnos en lo más bajo de una estructura jerarquizada dominada por los hombres.
La urgencia de control hace que se nos hipersexualize. Que se nos marque como objetos desde temprana edad. Y a pesar de la gran lucha feminista actual, el patriarcado (de la mano del capitalismo) contraataca vendiendo ideas como el amor romántico o el mito de la belleza con más fuerza que nunca. Nos valoramos a nosotras mismas según si conseguimos alcanzar los objetivos que nos han impuesto; hemos sido educadas como mujeres, pues de nosotras se espera que seamos bellas, encontremos a nuestro príncipe y que nos reproduzcamos. Somos un objeto que se debe conseguir para poder perpetuar la especie, y con ello el sistema.
También lo consiguen dominando la esfera político judicial haciendo y deshaciendo leyes en contra de los derechos de la mujer, decidiendo otra vez más sobre nosotras, nuestra salud y nuestra vida: leyes del aborto o la gestación subrogada entre otras.
La pubertad; momento clave
Recuerdo cuando me vino la regla. Lo viví como un drama. No quería. Algo de mí notaba que todo iba a cambiar mientras yo solo quería preservar mi inocencia. Porque, en muchas culturas, la regla/menstruación marca un antes y un después.
Recuerdo la frase «ya eres una mujer».
Recuerdo como me cambió la cuerpa; las curvas aparecieron a la vez que trataba de disimularlas con ropa ancha.
Recuerdo cómo empecé a rechazarme. Mi cuerpa no entraba dentro de los cánones de aquél entonces (mujeres extremadamente delgadas). La paradoja es que sí entran en los cánones actuales, pero la autocensura y la negación fueron tan profundas que las consecuencias aun perduran.
Recuerdo como empezaron a rechazarme. Por la misma razón. Todas las personas que me gustaron me negaron cualquier oportunidad de conocerme. Mi autoestima, ya delicada, empezó a bajar en picado. Tanto, que a día de hoy me cuesta relacionar con otrxs. Me he avergonzado de ser quien soy, de ser como soy. Justificaba el miedo al rechazo con mi timidez. Ella es la tímida… no. Soy la que tiene miedo al rechazo. Soy la que lucho para no sentir culpabilidad y vergüenza de mi misma.
Recuerdo luchar y luchar para cambiar. Para cambiar mi cuerpa. Para dejar de ser la gorda simpática y ser la chica deseada.
Al venirte la regla ya eres oficialmente un objeto de consumo y te modificas para estar en los cánones de perfección. Porque tu objetivo patriarcal es reproducirte y cuidar a los demás. Tu falso deseo es entrar en los parámetros machistas para sentirte aceptada y bien contigo misma… Si te escapas de los cánones de la heteronormatividad, de la delgadez, etc. Una llega a pensar que algo anda mal en nosotras mismas; todos los inputs que te llegan dictan lo contrario.
Recuerdo pensar en mi futuro. Cuando era más joven (aún más de lo que soy ahora) y más inocente. Evoco la fotografía que venía a mi mente; tener una familia. Cuidar de alguien; que alguien dependiera de mí y me necesitara. ¿Qué curioso no? Yo pensaba así; yo, la liberal.
Nadie se escapa sino abre los ojos; hasta que descubre la red que el patriarcado ha tejido para dominarnos. Que somos mucho más que objetos.
Somos mucho más que un medio para perpetuar la especie. Somos mucho más que alguien que cuida a los demás.
Debemos drenar los valores impuestos con la misma intensidad que nos han impuesto. Para poder ser cada vez más libres y más sanas.
Mujeres: creadas para la reproducción
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