El respaldo de los gobiernos ha tenido un papel muy importante en muchos países, El estudio “The Power of Parity” (2015), McKinsey elaboró un sistema de calificación de paridad entre géneros, el Gender Parity Score (GPS), con el que se mide y compara el progreso alcanzado por las mujeres y que estima el potencial económico de lograr la paridad de género. El estudio muestra una correlación positiva entre el gasto público en prestaciones familiares (servicios para el cuidado de niños, por ejemplo) y la representación de las mujeres en el mundo laboral. Reino Unido dedica alrededor del 4% de su PIB a este tipo de prestaciones (la media de la OCDE es del 2,7 % ) y cuenta con una puntuación GPS alta, por encima de la media en términos de representación femenina en consejos de empresa (el 28%, en línea con la media de la Unión Europea) y en comités ejecutivos (el 17% frente al 15%).
En 2003, Noruega obligó a que las sociedades limitadas aumentaran la proporción de mujeres en sus consejos al 40%. En la actualidad, el país cuenta con el mayor porcentaje de Europa de mujeres en los consejos (39%). Al año siguiente, Suecia introdujo un código voluntario de gobierno corporativo para conseguir el 50% de representación en los consejos. Además, las sociedades limitadas tienen la obligación de incluir en sus informes anuales el porcentaje de mujeres en los puestos de alta dirección. Estas medidas han ayudado a dar transparencia al problema. Hoy en día, las mujeres representan el 33% en los consejos empresariales de Suecia. En caso de no llegar al 40 % en las empresas cotizadas en el año 2020, el gobierno implementará una nueva legislación.
Relación positiva entre gasto público en prestaciones familiares y representación de mujeres
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