Cien años ya de aquella revuelta de las ‘faeneras’

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La rebelión de 800 malagueñas al grito de «queremos que baje el precio del pan», todo un ejemplo de lucha

JUAN LUIS VALENZUELA

Foto histórica de las ‘faeneras’. | Fuente : EP

Se conmemora este año lo que se dio a conocer la ‘Rebelión de las faeneras de Málaga’. Cien años ya de una revuelta femenina que generó distintas e importantísimas movilizaciones populares acaecidas en la capital de Málaga del 9 y el 21 de enero de 1918. Mujeres ejemplos de dignidad y de lucha por mejorar las condiciones de vida y que, como siempre, algunas pagaron con su propia vida al oponerse al sistema caciquil y antisocial de la época.

Primera revolución femenina en Málaga

En Málaga aún se recuerda este importante hito histórico y feminista pero no con la dimensión exacta que sería necesario en un episodio de dignidad y lucha contra la injusticia como fue esta revuelta que desembocaría en una inédita huelga general provocada por un grupo amplio de malagueñas. Un hecho que ancla su origen en las protestas ante la exorbitante subida del precio de los productos básicos, entre ellos el pan y los productos de primera necesidad. Esta fue la causa inicial que generaron numerosas movilizaciones lideradas e impulsadas por mujeres trabajadoras, ‘Las faeneras’, llamadas a sí por dedicarse a determinadas «faenas» laborales tales como la venta del pescado, labores de las almendras, envase de naranjas, limones, etc… Todo ello además de a las labores domésticas en una época de nula conciliación familiar. El final de esta lucha y movilización en la capital de Málaga se saldó con cuatro personas muertas -dos mujeres y dos hombres-, y una veintena de heridos. Lo allí acaecido derivó en una absoluta conmoción y rechazo en la opinión pública de todo el país. De estos hechos se hicieron eco distintos medios nacionales de la época​. Para muchos estudiosos de la lucha obrera y del feminismo se la considera la primera revolución femenina en Málaga y un antes y un después en la feminización de las organizaciones obreras.

Ochocientas faeneras protestan en la calle

Pero ya vamos al relato histórico. En la Málaga de principios de 1918 el precio del pan en Málaga no paraba de subir hallándose en nos precios desorbitantes e inalcanzables para la inmensa mayoría de las familias modestas, es decir para la mayoría de la población de la época. Ese mes alcanza el precio de 55 céntimos el kilo y colma la indignación popular. El 9 de enero, y sin previo aviso, un grupo de unas 800 faeneras recorrieron las calles de la ciudad para protestar contra esta subida dirigiéndose al Gobierno Civil al grito de «queremos que baje el precio del pan».

Allí fueron recibidas por el gobernador civil, Rodriguez de Rivas. Este les prometió que adoptaría medidas para abaratar el precio de los productos básicos, como restringir las exportaciones de estos productos desde el Puerto. Sin embargo estas promesas no convencieron a las manifestantes, que tras debatirlo decidieron invadir el Ayuntamiento, donde se alzó como portavoz Concepción Mesa, una anciana obrera de la industria de la almendra, que explicó al alcalde -el liberal Salvador González Anaya- sus reivindicaciones. El regidor también prometió adoptar diversas medidas.

Amenazas del poder local

Tras abandonar el Ayuntamiento, la manifestación recorrió el centro de la ciudad hasta la Alameda Principal. La movilización finalizó emplazando a las manifestantes a una asamblea en las puertas de Industria Malagueña -la fábrica textil de las familias Heredia y Larios-, el 11 de noviembre. La invasión del Ayuntamiento resultó ser una medida efectiva, ya que al día siguiente el Alcalde inició una ronda de reuniones para presionar a los diferentes representantes empresariales que controlaban la producción y distribución de productos básicos para abaratar los precios. La negativa de estos a tomar medidas llevó al alcalde a amenazarles con establecer tablas reguladoras de precios. Esta amenaza provocó una fuerte reacción del lobby industrial, que consiguió que el alcalde liberal fuese fulminantemente cesado y reemplazado por el conservador Mauricio Barranco.

El mitin de mujeres y nueva manifestación

El día 14 se celebró un mitin multitudinario en la sede de la Juventud Republicana situado en la calle Beatas. El recinto se abarrotó con 2.000 personas, quedando fuera otras 6.000 personas según datos oficiales. En el acto intervinieron varias oradoras: Dolores Balaguer, María Valdes Perez y Concepción Mesa, a las que acompañaron representantes de diferentes sociedades obreras, que convocaron una manifestación al día siguiente- que partiría desde la Alameda de Colón -en la que los hombres marcharían detrás de las mujeres para garantizar que se respetase el derecho de estas a manifestarse.

El día 15 la manifestación partió de tres puntos diferentes: En el Puente de Tetuán se concentraron las mujeres procedentes de los barrios de El Perchel, La Trinidad y El Bulto. Un segundo grupo bajó desde Capuchinos y La Victoria para confluir con el primer grupo en Calle Granada. Finalmente, un tercer grupo subió desde las Playas de Huelin acompañadas de los obreros de los Altos Hornos de Málaga.

Cargas policiales

Los tres grupos confluyeron en el Gobierno Civil, agitando banderas y pancartas con lemas como «Vivan las mujeres unidas», «Viva Málaga» o «Muerte a los acaparadores». Tras una breve reunión con el Gobernador, las autoridades exigieron que se disolviese la manifestación y empezaron las cargas policiales. Las primeras cargas en la acera de la Marina fueron repelidas por grupos de mujeres con piedras y palos. La Guardia Civil empezó entonces los primeros disparos con fuego real, que provocó una desbandada de la manifestación hacia el centro de la ciudad. Las cargas y los disparos de fusiles continuaron hasta calle Larios y la plaza de la Constitución hasta dejar las calles desiertas de ciudadanía, y ocupadas por las fuerzas militares. «El centro parecía un campamento», describiría al día siguiente la prensa local.

Cuatro muertos

El balance fue luctuoso ya que se saldó con cuatro manifestantes muertos, 17 heridos de diversa consideración y dos guardias con heridas leves. En la madrugada del 16 las autoridades clausuraron los locales obreros de Málaga, sin apercibimiento previo, para impedir una respuesta a los sucesos del día anterior. Ello no impidió que desde primera hora de la mañana comenzase el paro en señal de duelo y de protesta de los trabajadores portuarios, del transporte, carpinteros, albañiles, tipografos y herradores. A media mañana se constataba un cierre general de los comercio de la ciudad. Tras el almuerzo se unieron al paro los trabajadores de las industrias y las fábricas.

Doce mil personas se manifestaron y lograron sus objetivos

Por la tarde, unas 12.000 personas se dirigieron en manifestación al Hospital Militar, donde se encontraban los cadáveres de los manifestantes. Las autoridades militares impusieron realizar el entierro de madrugada para evitar que se crease una comitiva fúnebre masiva. Al día siguiente se mantuvo la huelga, a la que se fueron sumando otros sectores (oficinistas, escuelas, institutos, costureras y barberos). Mientras tanto, las autoridades civiles negociaban la bajada de precios de los productos básicos para acabar con el conflicto. El día 21, tras constatarse la bajada de precios, la huelga finalizó.

Las faeneras, mujeres valientes y combativas, lograron sus objetivos. Un ejemplo de valor y de lucha que ahora se conmemora a los cien años de su historia y que puede considerar como una de las primeras revueltas feministas en España.

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