Yo No Quiero Igualdad, Quiero Feminismo

María Luisa Latorre
María Luisa Latorre
Feminista, "guiri" y profesional del marketing. Vive actualmente en Bristol, tras más de veinte años en Estados Unidos y tres en Japón
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Si le preguntas a cualquier persona en la calle que es el feminismo, es muy posible que te diga que es la igualdad entre los hombres y las mujeres. La igualdad de derechos, las mismas oportunidades que los hombres, algo así.

Cada vez que alguien dice esto, Andrea Dworkin se revuelve en su tumba.

Yo no quiero la igualdad como el objetivo principal del feminismo, como la característica principal que lo define. Ya es hora de que, de una vez por todas nos demos cuenta de que la igualdad no es la meta a seguir, sino la lucha por librarnos del sistema patriarcal. Mientras haya patriarcado, no puede haber igualdad.

Cuando el patriarcado, (jerarquía que favorece a los hombres y oprime a las mujeres) no exista, es de esperar que la igualdad será precisamente una de las consecuencias. Pero la igualdad como finalidad en sí es una meta conservadora, difícil de definir y más aún, imposible de conseguir. De hecho, llevamos años de feminismo, y la igualdad total entre los sexos aún no se ha conseguido.

Pocas cosas me hacen rechinar más los dientes que escuchar a alguna mujer y a la mayoría de los hombres decir algo como “Yo no soy feminista, yo creo en la igualdad”. Esto se debe a que, en realidad, la igualdad no es suficientemente radical, no es un reto al patriarcado. Por eso, como digo abajo, es una meta demasiado modesta.

Afirmo que es un objetivo conservador porque no ataca a la raíz del problema, que es el sistema patriarcal, el cual de vez en cuando, cuando se siente magnánimo nos da algunas migajas, que luego nos puede quitar cuando le dé la gana. Ahora te pongo un Ministerio de Igualdad, ahora te lo quito — pero quienes mandan son los mismos de siempre. Ciertamente a nosotras nos gusta ver más representacion de mujeres en las areas de poder, pero no se puede confundir ese amago de paridad con la igualdad real. Que haya mayor número de empresarias o de políticas, mientras la estructura patriarcal siga intacta, a las mujeres como colectivo no nos ayuda. ¿De qué nos sirve que el patriarcado promocione mujeres, si solo apoya a aquellas que les sigue el juego? ¿De qué nos sirven mujeres patriarcales como Cifuentes, Saenz de Santamaria, o la mismísima Thatcher? Estas mujeres que se adaptan al patriarcado no son feministas, solo se aprovechan de los beneficios que el feminismo les proporciona. Es feminista quien hace feminismo, no quien se alía con el patriarcado.

El feminismo es un movimiento revolucionario. No nos contentemos simplemente con esa “igualdad falsa” que es ver a más mujeres en roles de poder, sobre todo si no son feministas.

En cuanto a la definicion de la igualdad, para que las mujeres seamos iguales, o los hombres pierden derechos, o las mujeres subimos a su nivel. Examinemos estas dos posibilidades.

Mientras vivamos en el sistema patriarcal, que las mujeres obtengamos algunos derechos, los hombres lo interpretan (y tienen razón) con que ellos van a tener que ceder privilegios, y claro, no quieren. Es una “igualdad del mínimo denominador” que a las mujeres no nos sirve de nada. Hace unos dias leí que el ya fallecido actor Paul Newman renunció en 1998 a parte de su sueldo para equipararlo con el de la actriz Susan Sarandon, con quien compartía película. Gran gesto que le honra, y ciertamente hay algunos hombres que se comportan de la misma manera en ocasiones puntuales. Pero los hombres como colectivo no van a renunciar a sus privilegios en masa, y esa igualdad en los sueldos y otros derechos no llegará nunca mientras continuemos en el contexto patriarcal. O sea, por ahí no.

La otra posibilidad es que las mujeres subamos a su nivel. Pero esto es imposible, ya que las estructuras estan diseñadas por y para promocionar a los hombres, y ellos no quieren competencia. Se ha hablado largo y tendido de la ausencia o poca participación de mujeres en puestos claves en muchas empresas. Y eso se debe en gran parte a que se eligen hombres mayoritariamente. El capitalismo es misógino, igual que las instituciones. Las pocas mujeres que lo consiguen tienen que lidiar en unos ambientes laborales tóxicos, machistas y que fomentan la competitividad más brutal. O sea, para poder ser “iguales que los hombres” han de apoyar y trabajar en un sistema que institucionalmente las rechaza. Una minoría se acostumbra a aguantar estos ambientes tan hostiles a las mujeres pero muchas se hartan y se rinden.

Yo personalmente apoyo las cuotas para conseguir mayor paridad entre los sexos en las empresas, pero es una solución a corto plazo. Mientras siga existiendo el sistema patriarcal, los hombres querrán excluir a las mujeres.

Y si hablamos de trabajos no de élite, donde sí hay algo de igualdad es en algunos empleos peligrosos como ser militar en primera línea de combate como los hombres; o sea, que la única “igualdad” que conseguimos son migajas que en realidad benefician al sistema patriarcal a la larga. Resumiendo, una especie de igualdad se puede dar en trabajos violentos que avanzan los intereses capitalistas y patriarcales (como las fuerzas militares), o con mujeres en cargos de poder que trabajan sosteniendo la estructura machista de siempre. Pero, ¿es esto lo que queremos?

Por otro lado, ahora que pienso, si los hombres pudieran ser prostituidos y ser víctimas de trata en el mismo número que mujeres y niñas como es actualmente, o que se les cortaran los genitales como a las chicas, en teoría eso seria la igualdad también, ¿verdad? Solo que las feministas en realidad no apoyamos que los hombres compartan nuestra opresión.

Hay que añadir que hay contextos en los que la lucha por la igualdad es completamente imposible porque son situaciones que solo les atañe a las mujeres, como por ejemplo el aborto o la violencia machista, los cuales no tienen un equivalente que se pueda comparar en el ámbito de los hombres. Personalmente opino que la igualdad, de conseguirse, no solucionaría nada de esto. Solo nos libraría la desaparición del patriarcado.

Por último, es importante recordar que vivimos en un mundo neoliberal, y el capitalismo les vende a las mujeres que la igualdad es poder económico, y que como una minoría de mujeres ha conseguido ese poder, afirman que la igualdad ya esta conseguida y el feminismo no hace falta, o peor, que el feminismo solo sirve los intereses de las mujeres acaudaladas a expensas de las menos privilegiadas. Muchos hombres se han apropriado de este razonamiento, y nos dicen que las mujeres ya somos iguales que los hombres, que hay mujeres presidentas en otros países, algunas profesionales que ganan más que los hombres, etc, que el feminismo ya no es necesario y en realidad es hembrismo. La argumentación de la igualdad es también prejudicial porque muchas mujeres lo interpretan como que van a tener que comportarse como hombres de una forma odiosa, (y es cierto, ya que aquellas mujeres que les siguen el juego al patriarcado son las que triunfan) y eso no les resulta muy apetecible.

Claramente, la dichosa igualdad no hace más que deformar la lucha feminista y confundir las cosas.

Por eso, repito, tenemos que luchar para que desaparezca este sistema de opresión que es el patriarcado, no aprender a funcionar dentro de él. La igualidad nunca se conseguirá de esta forma.

Imagen, sacada de Internet, The Patriot Post. El “meme” dice: “La segunda enmienda (el derecho a las armas), haciendo a las mujeres más iguales que el movimiento feminista entero”

El feminismo es una revolución para librarnos a las mujeres de este sistema patriarcal que nos oprime y nos explota. Ya que luchamos, no nos contentemos con una apariencia de igualdad, luchemos por la igualdad real que solo nos proporcionará la desaparición del patriarcado.

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Comentarios

  1. Ya era hora de que se recordara que el feminismo es un movimiento revolucionario. Gracias por tu análisis impecable. A proposito de las mujeres militares, yo tampoco lo veo como un avance, todo lo contrario, ya que el militarismo es la máxima expresión del machismo.

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