A propósito de su participación en las V Jornadas Clara Campoamor “Feminismo y Derechos Humanos”, de la Escuela de Pensamiento Feminista Clara Campoamor de Fuenlabrada, Tribuna Feminista ha podido hablar con Amelia Valcárcel sobre feminismo y cuáles son las tareas pendientes.
La importancia de hacer del feminismo una teoría política es, quizás, una de las reflexiones más conocidas y admiradas en la figura de Amelia Valcárcel como pensadora feminista. El sexo como construcción normativa, la lucha por la paridad, el multiculturalismo y las mujeres, o el concepto de igualdad son otros de los temas que aborda en sus escritos
El feminismo es un movimiento internacional y todavía hay grandes extensiones en el planeta tierra donde ser mujer es un infierno, directamente un infierno y donde las mujeres no tienen acceso a la voz pública.
Tribuna Feminista: ¿Cómo puede marcar, en la Educación de las niñas, la educación segregada por sexo que avala la sentencia del TC?
Amelia Valcárcel: Estamos hablando de una práctica sumamente minoritaria respecto de lo que son los rangos masivos educativos españoles. Cuando una conducta es demasiado minoritaria en lo único que me fijo es si atenta contra algún valor fundamental que necesite ser defendido sin fisuras.
En este momento, sin dar munición alguna, el valor de la igualdad no está particularmente sustentado en la Educación, puesto que las mujeres han probado en este país, sus ciudadanas, en los hechos meritocráticos, que su capacidad educativa y sus inputs meritocráticos son más altos que los de los varones.
La enseñanza segregada femenina fue necesariamente peor que la viril; nuestra enseñanza, de la que yo provengo no era mala, era peor. Era lamentable.
T.F.: A lo largo de su exposición ha hablado del fallo de la sentencia de la Audiencia Provincial de Navarra, y como el patriarcado expande sus raíces.
A.V.: El patriarcado es un tipo de orden que se alimenta de raíces muy fuertes y profundas, no fáciles, precisamente, de desarraigar; es una estructura de poder sumamente arraigada, pero más de lo que podemos imaginar y más de lo que incluso estamos imaginando ahora, con una capacidad de autosutura extraordinaria. Es sumamente acomodaticio.
T.F.: ¿Qué tareas nos quedan?
A.V.: No nos han dado nuestras ancestras poca tarea. La Democracia es un gran enemigo del patriarcado, es el mayor enemigo del patriarcado. Y el Feminismo sólo puede habitar bien cuando, dentro de una democracia la hace más fuerte, cuando la usa para su fin civilizatorio, que es realmente la libertad y la igualdad de las personas.
El feminismo es un movimiento internacional y todavía hay grandes extensiones en el planeta tierra donde ser mujer es un infierno, directamente un infierno y donde las mujeres no tienen acceso a la voz pública.
Para terminar, la Maestra nos recuerda «con todo, no vamos mal; solo llevamos 300 años con ésto y hemos hecho un largo recorrido»