Quiero hacer una llamada a la rebeldía de las mujeres trabajadoras. Quiero que seamos insurrectas, insumisas y que nos unamos para construir otra realidad social y laboral que nos permita recuperar los derechos que la Historia y las políticas neoliberales y patriarcales, nos han hurtado.
Hoy es un desafío para el movimiento sindical, el superar la precariedad del trabajo femenino y la vulnerabilidad social asociada al solo hecho de ser mujer y tener por ello asignada una responsabilidad inconciliable entre el mundo del trabajo y el trabajo doméstico.
Un movimiento de mujeres se está gestando en el ámbito sindical, especialmente en nuestro país, con gran tradición sindical y es este el lugar propicio para poner en valor la existencia de un “feminismo sindical” que busca deconstruir todo la estructura social y laboral establecida, para construir un mundo más libre y más igualitario.
Somos las mujeres sindicalistas y feministas quienes ponemos en la agenda sindical, la problemática de la discriminación laboral de las mujeres trabajadoras.
Somos las mujeres sindicalistas y feministas las que planteamos cuestiones y acciones concretas relacionadas con las políticas de cuidado, con la brecha salarial, la doble o triple jornada laboral, el techo de cristal, el trabajo precarizado, la feminización de la pobreza, entre otros puntos.
Las Políticas Neoliberales que el gobierno del PP ha ido aplicando con el pretexto de la crisis económica y financiera están amenazando el tejido social y el bienestar de las personas y se superpone a otras crisis que ya existían, como las del cuidado, la ecológica, la del modelo económico y de desarrollo, así como, la moral y la ética. Las medidas anti-crisis que se están adoptando están agravando las desigualdades ya existentes entre mujeres y hombres, recortando la inversión pública en infraestructura social, (educación, salud, cuidados, protección social, etc.).
Se ha atacado directamente a las condiciones de vida de las personas, el Estado del Bienestar, que afecta, sobre todo, a los sectores de población más vulnerables, incluyendo a las mujeres, que no hemos sido responsables de las políticas y decisiones que han llevado a esta situación.
Los responsables de esta crisis han sido las élites del sector financiero y empresarial, así como los gobiernos que han impuesto las políticas neoliberales de las dos últimas décadas, siguiendo los postulados de la economía ortodoxa y patriarcal y del fundamentalismo de mercado.
Las Políticas Neoliberales están intensificando la división sexual del trabajo y las desigualdades que genera. Pero incluso este hecho, podría ser una oportunidad para establecer nuevas formas de producción y consumo, y de reorganizar las estructuras y relaciones del cuidado, estableciendo un reparto equitativo entre mujeres y hombres del trabajo remunerado y no remunerado.
Todo ello, se tendría que haber un aumento de la corresponsabilidad entre los distintos agentes involucrados en el bienestar social, incluyendo las Administraciones a través de unos presupuestos públicos progresistas que conjugando los ingresos, gastos y beneficios fiscales redistribuyeran equitativamente los recursos y sea coherente con el objetivo de la igualdad entre mujeres y hombres. Para todo esto se necesita de forma urgente, un cambio de Gobierno.
Como sindicalistas feministas, venimos denunciando las acciones del Gobierno que nos han llevado a la situación de precariedad y desigualdad en la que nos encontramos. Estamos exigiendo de forma continuada que se incluya la perspectiva de género en la política económica, laboral y social.
Rechazamos un sistema económico que explota el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado de las mujeres para sostener el funcionamiento del sistema económico, confiando en ellas para absorber los dramáticos costos de la crisis.
Creemos que la solución a la situación actual requiere de acciones inmediatas y contundentes que incluyan:
-La derogación de la Reforma laboral, que solo ha traído precariedad y desigualdad.
-El control de los mercados financieros.
-Restaurar y ampliar el gasto social con el fin de asegurar las condiciones de vida y el Estado del Bienestar.
-Establecer una fiscalidad más justa, que paguen más los que más tienen.
El Feminismo Sindical forma parte del ese gran Movimiento feminista Global, que estamos viendo resurgir en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Las mujeres feministas unidas sabemos que podemos cambiar esta sociedad patriarcal que nos ha condenado a lo largo de la historia a la categoría de “ciudadanos de segunda”.
Por eso reitero mi llamamiento a la rebeldía feminista, a la lucha y a la unidad como armas para combatir el patriarcado y conseguir una sociedad más justa e igualitaria.
Feminismo Sindical: Los “Sindicatos tienen género”
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