En la ciudad en la que habitamos, más pequeña que grande, dos mujeres destacan dentro de la oposición municipal. Con posturas políticas marcadamente diferentes. Ambas se implican y participan en la política ciudadana.
Una representa a un grupo político que se dice de izquierdas. También dice abrazar las políticas de igualdad y defender el feminismo. Este grupo político gobernó en coalición con el PSOE entre 2009 y 2011. Mermado su crédito, redujo su representación en 2015 a una concejala.
Esta mujer ejerce una oposición rigurosa. Semeja tener criterio. Habla claro y expresa su parecer con firmeza. Sin tacticismos y con coherencia apoya al grupo que gobierna -en minoría- cuando lo considera oportuno, y se abstiene o se posiciona en contra cuando lo cree conveniente. No trata de embaucar. Transmite credibilidad.
Una noticia publicada en la prensa local –El Ideal Gallego– el pasado 22 de junio nos informa que en las próximas elecciones municipales encabezará la lista un exparlamentario, hombre-nombre-conocido, y que dicha mujer irá de número dos.
La otra participó en el gobierno municipal entre 2011 y 2015. Actualmente ejerce la portavocía del grupo mayoritario de la oposición. Al igual que en el caso anterior, desarrolla una oposición firme, coherente con su pensamiento político. Igualmente habla claro y con criterio.
Su partido político ha decidido que en las próximas elecciones municipales se presente como número uno de la lista una conselleira, una mujer-nombre-conocida. Desconocemos cuál será la posición de la concejala en ese futuro próximo.
Hablamos de una ciudad concreta, A Coruña. Y de dos partidos políticos, BNG y PP respectivamente. En ambos casos la oligocracia ha sustituido a la meritocracia. Y a ella se han sumado los estereotipos de género.
Volvemos a la noticia: “Francisco Jorquera será la cabeza de lista del BNG […] después de que así lo decidiese la militancia de la formación“. Avia Veira solo es concejala, además de ser mujer y joven. Francisco Jorquera -cuya valía no cuestionamos- ha sido parlamentario, es hombre y de edad mediana. Pero, ¿qué se eligió en esa consulta?, ¿un nombre para confeccionar un elenco de personas relevantes en el partido, o la cabeza de lista para unas elecciones municipales? ¿Se valoró la idoneidad entre uno y otra, considerando el trabajo desarrollado en este último período en el ámbito de la polis?
Si una organización que opera en lo público, que influye en la percepción de la ciudadanía sobre los roles de unas y otros sustituyen a una por otro, ¿cómo podemos esperar que haya cambios en las instancias privadas?
Hace unos meses, surgió en una conversación el cambio de imagen proyectado por el BNG, motivado en gran parte por la labor de las mujeres que lo lideran en la actualidad. Una compañera comentó que ya en otras ocasiones las aportaciones de las mujeres habían sacado adelante a ese partido, pero que cuando las cosas les vienen bien dadas aparecen los hombres para “asumir el puesto que les corresponde”. Lo sentimos Avia Veira. La militancia podrá decidir, pero es un quebranto de algunos de los principios que decís defender. Las mujeres y los hombres necesitamos referentes femeninos. Si una organización que opera en lo público, que influye en la percepción de la ciudadanía sobre los roles de unas y otros sustituyen a una por otro, ¿cómo podemos esperar que haya cambios en las instancias privadas?
Por su parte, el PP mantiene una costumbre bastante arraigada en la sociedad gallega: priorizar los nombres, “están os que teñen que estar”. Por encima de la calidad del trabajo y de la adecuación entre la persona y el puesto a desempeñar. A Rosa Gallego la sustituirá en cartel una conselleira, Beatriz Mato. ¿Y por qué cuestionamos este cambio? Ambas son mujeres. Sí, pero ser mujer no garantiza mirar con perspectiva de género, o mostrar un comportamiento que quiebre las prácticas impropias. Y en este caso, la sustitución de Mato por Gallego es una práctica impropia. Una mujer, Rosa Gallego, que está realizando un trabajo coherente se sustituye por un nombre. Aunque este sea femenino. Disciplina de partido obliga.
Miren a su alrededor. Quizás encuentren a otras Avias y a otras Rosas.