Las manos rojas

Concha Mayordomo
Concha Mayordomohttp://www.conchamayordomo.com/
Concha Mayordomo es artista visual, gestora cultural y comisaria independiente.
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Manifestaciones en toda España contra la sentencia a 'La Manada'Las manos enguantadas en rojo que demasiado habitualmente podemos ver entre las manifestantes que acuden en la denuncia sobre la violencia que se ejerce contra las mujeres, y muy concretamente en los actos de protesta por la sentencia de “La Manada” y su puesta en libertad provisional. Estos símbolos nos conectan inevitablemente con las improntas que las manos dejaron en los muros de las cuevas del mundo prehistórico y que suponen el más antiguo medio de expresión de la humanidad, ya que se les calcula una edad de entre 12.000 y 40.000 años.
Pero precisamente ese gesto esconde una sorpresa que no todo el mundo conoce. Una investigación de la Universidad de Pensilvania que realizó en el 2013 el profesor emérito de antropología Dean Snow y que publicó en su día National Geographic, fue determinante al asegurar que el estudio morfológico de las formas impresas demuestra que las mujeres son las autoras de la mayoría de las pinturas rupestres conocidas. Partiendo de la huella que dejaron esas manos en las paredes de roca de las cuevas, se ha podido comprobar con dicho estudio que el 75% de las marcas pintadas o grabadas encontradas en ocho cuevas de Francia y España era mayoritariamente femeninas, y que esas estampas intencionadas están consideradas como el más antiguo testimonio artístico del ser humano. Este hecho tiene especial relevancia, ya que según cita el historiador Sigfried Giedion, “el arte apareció con el homo sapiens, es decir, cuando el cerebro humano alcanzó sus dimensiones plenas”.
Esta presencia de la parte más activa de la anatomía de nuestras antepasadas es especialmente emotiva, ya que a día de hoy desconocemos el mensaje que nos quisieron transmitir, pero recogemos el testimonio presencial que nos invita al contacto con sus manos. Aparte de las que aparecen como de imprimación directa, otras hoy en día se podrían clasificar como “negativo fotográfico”, con ellas lograron plasmar las imágenes mediante una sencilla técnica: desde la boca salpicaron los pigmentos mezclados con alguna sustancia fijante sobre su mano abierta apoyada en las paredes sólidas que hicieron las veces de soporte y que por su dureza, impermeabilidad y las propias condiciones de conservación que facilitan las cuevas, han podido sobrevivir milenios y llegar hasta nuestros momentos. Concretamente en España podemos disfrutar de la emoción que produce la contemplación de las manos mejor conservadas en las cuevas de El Castillo en Puente Viesgo, en Cantabria, y Maltravieso, en Cáceres. El rojo procedente de la sangre, junto a los colores tierra y el negro que proporcionaban las cenizas, formaron los primeros pigmentos utilizados en la historia de la representación plástica artística del arte rupestre y compusieron la paleta cromática de la prehistoria.
No deja de llamar la atención la utilización universal de las manos como símbolo, ya que aparecen simultáneamente en espacios y tiempos imposibles de influenciarse, desde el paleolítico en Europa hasta lugares tan lejanos como la Serranía de Chiribiquete en Colombia , en cuyos abrigos rocosos aparecen pinturas rupestres con el mismo símbolo que aquí tiene un declarado carácter sagrado y que sirve de santuario a los indígenas amazónicos desde hace 19.500 años. Con decenas de milenios de antigüedad, esas manos extendidas nos resultan increíblemente familiares y nos acercan a las representaciones contemporáneas del arte que, por añadidura, contienen una enorme carga conceptual y acorta las distancias y diferencias culturales y temporales.SantaCruz-CuevaManos-P2210651b.jpg
La banda terrorista ETA se acaba de disolver definitivamente, pero el reguero de muerte de tantas personas permanecerá en nuestra memoria siempre. Cuando acabó con la vida del añorado Francisco Tomás y Valiente, la rabia social que este vil asesinato supuso inició otra forma de protesta. Miles de estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid retomaron el símbolo ancestral levantando sus manos pintadas de color blanco gritando “¡Basta ya!, ¡basta ya!” Otras universidades de toda España se sumaron a ese signo y días más tarde se hizo una gran manifestación de repulsa en la que se acuñó determinante el término “¡Basta ya!» que supuso el principio del final que ahora se ha materializado.
La unión de los conceptos Manos y Color ha sido ampliamente difundida en los movimientos sociales. Concretamente el rojo impone una simbología tan potente que ha sido utilizada en otras ocasiones en las que la protesta social de denuncia siempre está presente. Para protestar contra el abuso de los menores-soldado en el 2012 se recopilaron improntas de manos, especialmente de niños, de más de 50 países. También miembros de la asociación pacifista Code Pink se manifestaron detrás del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en una comisión del Comité de Asuntos Exteriores, denunciando la intervención de Estados Unidos en Siria. En Atenas, unos guantes de goma rojos simbolizaron la lucha constante de las empleadas de la limpieza que reclamaban su puesto de trabajo tras ser despedidas en el momento en que la crisis tocaba su punto más agudo en Grecia. También en el 2015 pudimos ver el mismo símbolo en la Plaza de Chueca de Madrid, cuando las personas que acudían a la convocatoria impregnaban sus manos en un líquido viscoso, denunciando con este gesto el incremento de la violencia contra las personas lesbianas, gays y transexuales, y exigiendo de la administración pública una respuesta contundente.
Hace dos años el feminista Club de las 25, que fundó la periodista Karmele Marchante y que actualmente preside la abogada Cristina Almeida, reuniendo toda la tradición y la simbología, propuso entre sus socias la utilización de guantes rojos en todos aquellos actos que recuerden la violencia que pueda recibir una mujer por el simple hecho de serlo. La idea fue recogida por el Foro de Madrid contra la Violencia a las Mujeres, que lo incluyó en su cartel de difusión del 25 de noviembre del 2016.
Desde entonces los guantes rojos aparecen constantemente en las manifestaciones contra la sentencia y la puesta en libertad provisional ha desbordado todo el movimiento feminista de España porque, aunque sea inconscientemente, se está utilizando el más antiguo de los testimonios intencionados del ser humano frente a la irracionalidad animal que quiere representar desde su propio nombre “La Manada”.
 
 

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