Eduardo Montagut
Mientras se celebraba el XI Congreso del PSOE en Madrid en el mes de noviembre de 1918, Claudina García Pérez (1889-1968), bordadora, fundamental socialista, recién ingresada en ese verano en la Agrupación Femenina Socialista de Madrid, y una de las mujeres sindicalistas más activas de toda la Historia de la UGT, empleó las páginas de El Socialista para constatar el escasísimo papel que la mujer tenía en la organización del PSOE.
Su artículo tiene el significativo título de “¡Solo tres mujeres!”. Claudina García estaba asistiendo entusiasmada a las sesiones del Congreso socialista donde se trataban cuestiones que consideraba fundamentales como las dificultades que afectaban a la vida del proletariado, el programa agrario, los problemas internacionales, nacionales, políticos, económicos, etc.., pero había algo que entristecía a nuestra protagonista, y no era otra cosa que la muy minoritaria presencia femenina, ya que solamente actuaban tres mujeres en este órgano fundamental del Partido Socialista: una pertenecía al Comité Nacional, una segunda a su Agrupación Femenina, y por fin, una tercera que representaba a los agricultores toledanos. Eran muy pocas mujeres para una reunión tan importante, opinaba Claudina García, sentimiento que había compartido con sus compañeras que, como ella, asistían de invitadas.
Claudina García se preguntaba en el artículo sobre si no había mujeres que sintiera el impulso de la rebelión contra los opresores, cuando con ellas eran peores, y las mujeres se encontraban más oprimidas. Había dos argumentos para contestar a la sindicalista: el egoísmo masculino al olvidarse de las mujeres mientras se ilustraban y se preparaban para la lucha, y que había muy pocas mujeres que supieran ocuparse de estos asuntos, por lo que no eran elegidas como delegadas para asistir a los Congresos del Partido. Contra esta situación se rebelaba nuestra protagonista. La emancipación de la mujer no podía ser solamente obra de los hombres, sino de todas las mujeres.
Claudina García esperaba mucho de las tres delegadas, y estaba segura que cumplirían con su deber, pero no debían estar solas en la tarea. Por eso, el objetivo del artículo no solamente venía a ser una denuncia, sino que pretendía ser una llamada a la conciencia de las mujeres socialistas para defender sus derechos.
Este ejercicio de conciencia de Claudina García ejemplifica muy bien la ambivalente cuestión de la mujer en esos momentos del PSOE. Todavía se encontraba en una situación muy relegada en el seno del socialismo español, todavía presa de los prejuicios y paternalismos propios de amplios sectores del movimiento obrero y no sólo español, pero también es cierto que ya se habían creado los Grupos o Agrupaciones femeninas socialistas, y las Juventudes también dedicaban atención a su lucha, encontrándonos en vísperas de una década, la de los años veinte, en la que se vivió un evidente impulso de la mujer en el Partido Socialista. Importante nos parece que, en primera página, el órgano de prensa socialista español, incluyera esta columna.
Hemos consultado el número 3410 de El Socialista. Por otro lado, es muy recomendable la consulta de los trabajos de Marta Bizcarrondo, “Los orígenes del feminismo socialista en España”, en V.V.A.A., La mujer en la Historia de España (siglos XVI-XX), Madrid, 1994, pp. 137-158; y de Rosa María Capel, “Mujer y Socialismo (1848-1939)” en Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, nº 7, (2008), pp. 101-122. Por fin, sobre Claudina García recomendamos la consulta del Diccionario Biográfico del Socialismo Español.
La escasa representación femenina a propósito del Congreso del PSOE de 1918
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