Este Martinete Feminista nace de la necesidad de expresar el dolor y la tristeza ante una realidad que vulnera los derechos fundamentales de las mujeres. Es respuesta a una sociedad que aún en el siglo XXI parece no entender o no aceptar que las mujeres somos más de la mitad de la población y que tenemos derecho a ser ciudadanas en todas las dimensiones.
El arte es una herramienta poderosa para transformar conciencias porque llega directamente al corazón, es por ello por lo que con uno de los palos del flamenco más duros, el cante que nació de la fragua a golpe de martillo, he traído mi pensamiento para defender con toda la fuerza necesaria que los derechos de las mujeres no se negocian, no se cuestionan, no se venden.
La violencia contra las mujeres es una forma de violencia específica, se ejerce contra nosotras por el mero hecho de ser mujeres. Los asesinatos de las mujeres no son hechos aislados sino que parten de una estructura patriarcal que arrastramos históricamente en la que las mujeres siempre hemos estado subordinadas al poder masculino, en lo público y también en lo privado. Una estructura en la que la violencia puede reconocerse en todos los niveles. Desde la violencia sexual a través de las violaciones, la prostitución, la pornografía, la mutilación genital…, la violencia económica con la desigualdad salarial entre mujeres y varones o el impago de pensiones de los padres a sus hijas e hijos, la violencia simbólica con la estética impuesta a las mujeres, por un lado los burkas y por el otro la silicona, con los roles asignados que casi forman una segunda piel a través de los cuales nos advierten de que ser “una buena mujer” conlleva callar ante el padre, ante el marido, ante el hijo, ante el líder, ante Dios. Una violencia invisible que forma parte del sistema y que es la que legitima que en 2018 aún se “alquile” a mujeres para dejarlas embarazadas y luego comprarles sus bebés, legitima que la maternidad sea toda una odisea cuando además de madre decides desarrollar tu ser social o profesional, una violencia que legitima que las carreteras estén llenas de prostíbulos, legitima que se agreda y se cuestione que la defensa de los derechos de las mujeres es imprescindible si queremos hablar de un Estado de Derecho.
Lourdes Pastor es artista, socióloga y activista feminista. Cuenta con dos discos en el mercado en el que a través del flamenco fusión reivindica los derechos de las mujeres y los más excluidos de la Tierra. Premiada recientemente por su labor como impulsora de las mujeres en el flamenco es pionera del flamenco feminista en este país.
Que me van a condenar por mi razón y mi conciencia
Que me van a condenar, por ser mujer ya vivo presa
¡Ay mare mía qué pasará!
Porque no somos esclavas
Queremos ser nuestras dueñas
Nacemos libres humanas
Y no queremos que nos vendan.