A pesar de que las vacaciones de Semana Santa aún tardarán en llegar, el segundo trimestre está acabando ya. Muchas y muchos estudiantes toman decisiones sobre su futuro académico: letras, ciencias, arte, humanidades…
Pensamos que, en pleno siglo XXI, hemos alcanzado una libertad que llega hasta la elección de lo que estudiaremos tras acabar la ESO. Pero si escarbamos un poco, si nos detenemos a ver las estadísticas, si conversamos en profundidad con la población estudiantil, vemos que, quizás, las elecciones no sean tan libres como pensamos.
No está de más recordar como Concepción Arenal tuvo que disfrazarse de hombre para poder asistir como oyente a la Universidad de Madrid, en concreto, a la Facultad de Derecho de la actual Universidad Complutense, y a las tertulias intelectuales.
En la actualidad, no podemos imaginarnos los pasillos de nuestros centros escolares sin el intercambio de frases y risas de las chicas y los chicos por igual.
La primera mujer matriculada en una universidad española fue María Elena Maseras Ribera, quien inició sus estudios en 1872 en la Facultad de Medicina de Barcelona, previa autorización real. Pero ella no logró licenciarse. Por el contrario, sí lo hizo Dolors Aleu i Riera, siendo la segunda mujer en alcanzar el título de Doctora.
El 8 de marzo de 1910 se permitió la matriculación de las mujeres en las universidades públicas. Hasta entonces, las mujeres podían asistir a centros privados o como oyentes, pero siempre necesitando la autorización del Consejo de Ministros para su inscripción como alumnas oficiales.
A pesar de que todo el mundo tiene el derecho a estudiar, existen aún lugares donde este derecho no es tal en la práctica. Únicamente recordemos a Malala.
Y, ahora, me planteo, ¿nuestras elecciones son realmente tan libres? O, quizás, amparada en una libertad que no es tal, ¿aún nos dejamos llevar por los estereotipos y los roles de género que están normalizados y pasan desapercibidos?
En la ESO, según los datos del INE, el número de alumnos (959.794) es superior al de alumnas (909.499). Cuando ascendemos en el nivel educativo, pasando a Bachillerato, comprobamos que las cifras se cambian, siendo el número de alumnas (364.855) superior al de alumnos (330.702).
Estudios 1 y 2
Centrándonos ahora en la Formación Profesional, es curioso comprobar como el número de chicas estudiando en la modalidad a distancia es superior al de chicos tanto en la FP Grado Medio como en el Grado Superior.
FP GRADO MEDIO | FP GRADO SUPERIOR | |
HOMBRES | 10.096 | 14.916 |
MUJERES | 12.402 | 24.397 |
¿Qué nos dice la sociedad, basándose en el género, que tenemos que estudiar?
Vamos a las cifras, a las estadísticas que el INE ha publicado en relación al curso 2014-15, en concreto, sobre Formación Profesional.
Es destacable que en la FP básica, el número de hombres es bastante superior al de mujeres, lo cual disminuye si prestamos atención a las cifras en FP Superior.
Observando las ramas de estudio, los chicos se decantan por estudiar actividades agrarias, marítimo-pesqueras, artes gráficas, comunicación, electricidad o informática. Por el contrario, los estudios en los que se centran las chicas son administración, imagen personal, sanidad o servicios socio-culturales y a la comunidad.
Ramas FP
¿Seguimos perpetuando los roles de género? Yo creo que sí. De ahí que sea tan importante tener referentes tanto femeninos como masculinos que rompan moldes.