Actos como éste no lo habíamos visto desde la época de los nazis”. La voz del ministro de Cultura, José Guirao, en la radio, lleva al ámbito nacional la respuesta al ataque a una obra artística, rajada de arriba a abajo estando expuesta en el Palacio de la Merced, de la Diputación de Córdoba. La pieza es parte de una exposición de mujeres artistas cuya retirada había sido reclamada desde el PP, Ciudadanos y Vox, por considerarla una ofensa a los “sentimientos religiosos”. ¿Cómo hemos llegado a este vandalismo en la Andalucía del siglo XXI?

Hablamos con Charo Corrales, autora de la obra y comisaria de la muestra. Con flores a María, el trabajo seriamente dañado, lleva toda la semana en los informativos: es una instalación que incluye la impresión sobre tela de un fotomontaje con un marco barroco. En él vemos el autorretrato de la artista, que posa con una corona de flores en su cabeza y una túnica azul que, recogida, deja ver sus piernas y una mano entre ellas. La fotografía está fundida con los angelotes a sus pies y el fondo de la Inmaculada de Aranjuez, del popularísimo pintor sevillano del siglo XVII, Bartolomé Esteban Murillo. Lo que en principio es un retrato de Charo Corrales, inmediatamente nuestra cultura nos hace leer en él una iconografía mariana revisitada.
“Las artistas queremos que se reponga y se exponga la obra tal cual está, para que sea testigo de la importancia de respetar la libertad de expresión en el arte y en todos los aspectos”
No le faltaba razón al ministro en su declaración: si alguien ha odiado el arte que cuestionaba su visión del mundo han sido los nazis, que llegaron a organizar una gran exposición de “Arte Degenerado” en 1937. Las obras estaban divididas en varias salas: arte blasfemo, obras de judíos o comunistas, arte que criticaba a los soldados alemanes, arte que ofendía el honor de las alemanas. La sala del arte abstracto se llamó “la sala de la locura”. Para algunos historiadores, en el largo plazo fue bueno para el arte moderno el haber sido visto como algo que los nazis detestaban, sin que hoy aún podamos determinar si ocurrirá algo similar con la vanguardia feminista.
¿Qué ha pasado para que ataquen hasta este extremo una exposición de arte?
“Maculadas sin remedio” la inauguramos con toda normalidad en enero en el Antiquarium, un espacio gestionado por el Ayuntamiento de Sevilla. Es un proyecto en el que las cuatro promotoras –Charo Corrales, Lourdes Farratell Castro, Inmaculada Rodríguez-Cunill y Ángeles de la Torre Bravo– hemos trabajado más de un año, reuniendo a una quincena de artistas.

Lanzamos la convocatoria tras el Año Murillo –conmemoración del IV Centenario del nacimiento del maestro en Sevilla, en 1617–, para contar algo diferente a lo que significa en nuestra cultura, para las mujeres, la propaganda del dogma de la inmaculada al que tanto contribuyen sus imágenes. Partimos de una revisión de la herencia del pintor y su iconografía en la formación del modelo tradicional de feminidad. Cada artista se ha centrado en su visión –la imposición del pecado original, o la realidad de ser mujer y la sangre menstrual, por citar algunas–. Tenemos detrás un trabajo artístico y un proceso de reflexión. Tras Sevilla, se expuso en Huelva, salimos en medios, en Canal Sur, y nos llamaron para exponer de la mano de la Diputación de Córdoba. Hubo un interés claro en apoyar este proyecto, por parte de sus delegaciones de Igualdad y de Cultura, con un discurso muy feminista. Y entonces es cuando encontramos enseguida gente del Partido Popular y de Ciudadanos que quiere retirar las obras. Después del lunes por la tarde, aparece mi obra rajada y toman la decisión de retirarla por vandalismo, pero nosotras no queremos que se retire. Lo hemos escrito en nuestro comunicado, las artistas queremos que se reponga y se exponga tal cual está, para que sea testigo de la importancia de respetar la libertad de expresión en el arte y en todos los aspectos.
«A las mujeres nos han metido la idea de la mácula desde hace siglos, la imposición de un imposible como es mirarte en la Virgen María como modelo a seguir. Nosotras reivindicamos el valor de la mancha”
En el proyecto “Maculadas” y su revisión del estereotipo femenino participan muchas mujeres artistas: Anna Jonsson, Marina Molano, María Díaz Osta, Aline Part, Concha Jiménez, Tonia Trujillo, Eva Guil Walls, Marta Gómez Rangel, Veredas López, Carmen Portavella, Ángeles de la Torre, Lou Farratell, Inma la Inmunda y la propia Charo Corrales. “Cuesta trabajo, con este sesgo feminista, estar de acuerdo con la visión de las mujeres descritas en muchos cuadros de Murillo. La pose graciosa o la sonrisa de una vendedora de flores ocultan las dificultades y vulnerabilidades reales de esas personas en la Sevilla del XVII. Las jóvenes coquetas, inofensivas, bien alimentadas, pero humildes, son un velo que encubre la triste realidad de las mujeres en aquella época”, escriben en el Catálogo del trabajo, que documenta además de la muestra visual los eventos expositivos, performances, acciones y mesas redondas que completan la propuesta.
«Existe un tabú muy fuerte con nuestra sexualidad, con la de las madres… ahí hay un mundo que estamos tirando abajo”
El mismo martes 14 de mayo que se conocía el destrozo, Efe informaba de que el PP había presentado en la Fiscalía de Córdoba una denuncia ante el “escarnio” que, a su juicio, se produce por parte de la Diputación “hacia los sentimientos religiosos de la mayoría de los cordobeses” con la exposición. En un comunicado, la delegada de Igualdad de la institución provincial, Ana María Guijarro, ha “condenado rotundamente el ataque perpetrado” contra la obra y ha informado de que “la investigación sigue en curso para la identificación del individuo, sobre el que se emprenderán las acciones legales que sean necesarias”. Por su parte, asociaciones como Mujeres en las Artes Visuales (MAV), o Blanco, Negro y Magenta (BNM), han expresado públicamente su apoyo a sus colegas y el rechazo a un acto de “censura y maltrato a la obra”.
¿Por qué el título “Maculadas sin remedio”?

A las mujeres nos han metido la idea de la mácula desde hace siglos, la imposición de un imposible como es mirarte en la virgen María como modelo a seguir. Nosotras reivindicamos la mácula, la mancha: las mujeres reales tienen sexo. Resaltamos su valor porque somos de verdad y ese modelo es irreal e inalcanzable y nos constriñe a ser sumisas.
¿Puede haber personas que se sientan ofendidas por estas imágenes?
La libertad ha costado mucho conseguirla y no podemos dar un paso atrás. Ya no hablamos de connotaciones religiosas, nuestra intención no es ofender a la iglesia, nuestra batalla es la feminista: dar visibilidad a las mujeres. Esta exposición está en un contexto adecuado, no en la calle ni en un colegio, y hay un derecho a la libertad de expresión de la ciudadanía. Tenemos derecho a dar otra versión de la realidad y a proponer un imaginario visual diferente. Quien vaya a ofenderse, que no venga, a mí tampoco me gustan muchas cosas de la cultura católica, la violencia explícita de su imaginería, y yo aguanto la exhibición de sus pasos, pero el mensaje es que nosotras sí respetamos sus espacios.
Tenemos derecho a dar otra versión de la realidad y a proponer un imaginario visual diferente del estereotipo de la tradición”
Voces de ultraderecha suelen argumentar que frente a otras religiones no hay críticas explícitas porque se les teme más, ¿es esto cierto?
Nuestra muestra no va contra la religión católica. Es una revisión histórica de nuestra cultura, que es ésta. Tengo el derecho a expresar mi opinión acerca de mi sociedad, en la que me he criado, la que nos afecta a las mujeres en nuestro entorno cultural. Si yo hablo, hablo de lo que sé, me sale naturalmente. Cada artista parte de sí misma. Y claro que en otras culturas hay artistas que están haciendo sus propias reflexiones.
¿Crees que el arte debe tener límites? ¿Tú te auto impones alguno?
Sí me pongo límites a la hora de exponer un trabajo. Cada pieza la exhibimos en un contexto en el que se puede mostrar. Voy modulando y lo explico. Gran parte de mi obra gira en torno al cuerpo y a la sexualidad femenina, que es algo de lo que no se habla todavía. Existe un tabú muy fuerte con nuestra sexualidad, con la de las madres… ahí hay un mundo que estamos tirando abajo. La otra parte de mi instalación en “Maculadas” es una cajita de madera, simulando los portasantos. Son unos estuches que se llevaban por las casas, para rezar, aún se mantiene esta costumbre. Dentro coloqué una tela de arpillera con la misma imagen y los hilos para bordar, porque quería hacer alusión al mundo privado de las mujeres, esas reuniones en los interiores para la oración o la costura. Es cuestionar esa reclusión de la mujer a los espacios domésticos, apropiándose de la esfera pública los hombres, y a la vez dar valor a la posibilidad de gestionar sus espacios propios, en los que ellas podían conversar y comunicarse. Mucha gente entre el público me ha dicho que conectaba con ello.
¿Conseguirán asustar o cohibir a las feministas? ¿Hay un envalentonamiento de la ultraderecha en Andalucía?
Hay un temor a eso, por lo que vemos también en los medios de comunicación. Porque en el momento en que sus representantes entran en el Parlamento –también en el nacional–, otros ya se ven respaldados. Yo doy importancia a la palabra, a cómo hablamos del otro, incluso aunque parezca broma. La palabra puede hacer daño, trabajamos esto en talleres con jóvenes, les hacemos ver qué pasa con ese lenguaje de insultos sexistas como “guarra” o “zorra”. Yo llevo toda la vida en el activismo feminista y se está creando un ambiente de falta de respeto. Porque detrás de hechos vandálicos como este hay un interés político.
¿Hacéis arte feminista, se puede decir así?
Sí. Aunque nos quemen.
¿Con este ataque han convertido esta obra en algo simbólico?
No sé lo que va a ocurrir… yo lo que quiero es sacar tiempo para mis proyectos. Nosotras respetamos y ellos no respetan tanto. Espero que sea un símbolo de la libertad de expresión y de lo que no puede volver a pasar.
Foto de portada: Charo Corrales. Autorretrato.
Yo veo mas bien el asunto en una competicion a ver quien tiene mejores bombillas LED chinas compradas con dinero de Bruselas para darle culto a la luz. Pero el culto a la luz es cosa de lagartos/as.