Antes de analizar la cuestión de la gestación subrogada, dejar claro que las líneas que va a leer a continuación tienen una clara postura ideológica, la abolicionista, es por ello que no llamaremos a este fenómeno gestación subrogada, sino madres de alquiler o madres alquiladas, ya que las abolicionistas consideramos que no solo se alquila un vientre o el útero de la mujer, sino se alquila el cuerpo completo de la misma, ya que este no se puede desligar de lo que somos como personas ( esas mujeres tienen unos sentimientos, un tiempo, se sitúan en un contexto social e histórico, tienen unas circunstancias personales etc.)
Dejando claro desde el principio esta postura abolicionista, lo primero que hay que criticar desde dos vertientes es la idea sobre que la gestación subrogada nace como respuesta a los problemas de infertilidad de un gran porcentaje de parejas. En primer lugar, la infertilidad es un problema que afecta al mundo rico, ya que, según Naciones Unidas, el porcentaje de hijos/as por mujer en los países pobres es de 4,01. En segundo lugar, a la infertilidad no se le está buscando solución, se está resolviendo mediante la invención de una tecnología para la creación de vida humana en el laboratorio usando como intermediarias a mujeres. Teniendo en cuenta estas dos apreciaciones, la pregunta pertinente es la siguiente: ¿qué hace a las parejas infértiles del mundo rico creerse con el derecho de ser madres y padres de hijos/as, con sus propios genes, recurriendo a la Explotación reproductiva?: La respuesta es fácil: Capitalismo y Neoliberalismo.
El capitalismo es un sistema clave para convertir los deseos en necesidades. A causa de nuestra socialización familiarista, el ser padre o madre se ha convertido en una necesidad que debe cumplirse a toda costa, ya que es la única manera con la que podemos tener una vida plena, y el capitalismo busca la forma para conseguirlo (mediante la mercantilización y la explotación de los cuerpos).
El problema no es esa búsqueda de plenitud, que puede ser también cuestionada, sino que los/as hijos/as deben ser de nuestra propia sangre y todo por nuestro afán de dejar rastro de nosotros/as. Si realmente se quisiera ser padre o madre no importaría de dónde viniera el/la primogénito/a. Esta idea es criticada por muchos/as partidarios/as de la explotación reproductiva quienes consideran que las adopciones funcionan mal y es más fácil irse a un país extranjero como Ucrania, India o Vietnam y comprar a una mujer durante nueve meses. Sin embargo, en palabras de la Asociación Feminista Flora Tristán “que los procesos de adopción no sean buenos no hacen que el alquiler de mujeres sea una alternativa viable”, esos esfuerzos que se dirigen para regular la Explotación reproductiva pueden dirigirse a mejorar los procesos de adopción, pero la pregunta es ¿interesa a las parejas?, ¿interesa a los/as empresarios/as que se dedican a la mal llamada gestación subrogada?
La segunda razón es el liberalismo, esta ideología ha introducido en el imaginario de toda la sociedad la idea de que son las propias mujeres las que deciden libremente gestar para otro ser humano, lo hacen por altruismo, y por tanto, no hay que coartarles este derecho. Sin embargo, es curioso, ver que las mujeres gestantes son las más pobres del planeta. Ellas ven en la práctica de alquilar su cuerpo, un nicho de trabajo que les permite sobrevivir, aunque hay que tener en cuenta que solo se llevan el 20% del dinero, el resto se lo lleva la empresa intermediaria. El que no haya de por medio un/a intermediario/a que las presione a gestar, no supone que estén en libertad, la libertad plena significa, por una parte, partir de una condición plena de igualdad y estas mujeres no lo están y, por último, tener un abanico de posibilidades para sobrevivir y no veo que las mujeres por ejemplo de Ucrania o India tengan otras oportunidades de empleo.
De hecho, la razón que dan algunos/as sobre que las mujeres que se embarcan en la Explotación reproductiva lo hacen porque están dispuestas a sacrificarse por una pareja infértil, es lo más machista que puede oírse en estos días. ¿Qué ocurre?, ¿Qué esas mujeres son las hermanitas de la caridad?
El tener un hijo/ a mediante el alquiler de una mujer durante nueve meses es cuestionable moralmente, primero porque supone la posesión de una mujer por parte de los padres y la empresa intermediario durante nueve meses (me recuerda a Offred o Offglen en el Cuento de la Criada, ¿realidad o ficción esta obra maestra de Margaret Atwood?), segundo porque es un ejemplo de selección del niño/a la carta decidiendo qué tipo de gestante se quiere o tercero porque se hace uso de una persona para alcanzar un fin, lo que supone acabar con su dignidad, ya que las personas no tenemos un precio sino un valor.
Todas estas ideas son un buen ejemplo sobre como la Explotación reproductiva no puede concebirse ni como un medio para conformar familias, ni como una forma de incrementar la natalidad ya que atentan contra la dignidad de unas mujeres que la única oportunidad que le ofrece el capitalismo es vender su cuerpo a cambio de dinero.
En este punto de este comentario estaría bien cuestionarse qué diferencia hay entre la prostitución y la Explotación sexual, yo creo que ninguna, de hecho, las dos son dos formas de violencia, en las dos se usa el cuerpo de las mujeres para un fin, en la primera por placer sexual del putero y en la segunda por placer de tener hijos/as del padre y la madre a cambio de dinero.
El matrimonio por lujuria. Misteriosamente ausente de las tablas de pecados de las religiones oficiales.
Ellas quieren aprender, pero quieren aprender con el lado oscuro, lo cual es imposible.
Pero ademas ellas omiten su deber de ayudar a aquellos/as que no esten intentando aprender con el lado oscuro.