La verdad es que el tiempo pasa volando. Así como quien no quiere la cosa, ustedes y yo llevamos casi un año y medio dialogando sobre leyes, anteproyectos y proyectos de leyes. Ojalá que nadie se me canse, pues ahora es que estamos empezando y esto va para largo… Durante este tiempo, he estado reflexionando mucho sobre la cosa pública y las responsabilidades del Estado en su manejo.
Precisamente, la Ley No. 41-08 de Función Pública en la República Dominicana contempla “los deberes de los servidores públicos” y en su Artículo 79, Numeral 5, expresa que estos deben “actuar imparcialmente en el desempeño de sus tareas dando trato y servicio por igual a quien la ley señale, sin discriminaciones político partidista, de género, religiosas, étnicas o de otro tipo, absteniéndose de intervenir en aquellos casos que puedan dar origen a interpretaciones de parcialidad, así como con otros criterios que sean incompatibles con los derechos humanos”.
Asumiremos que estos deberes también se les aplican a las servidoras públicas y recordemos que donde dice la palabra ‘género’, debería decir ‘sexo’. Como llevamos un tiempo señalando, hasta el día de hoy y contrario a muchos países, las mujeres y niñas en la República Dominicana todavía no tenemos derechos en base a nuestro sexo. Pero más que desanimarnos, esto nos invita a planificar.
Una vez se promulgue el Proyecto de Ley que Crea el Sistema de Apoyo Integral para la Prevención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra la Mujer, recién aprobado en segunda lectura a principios de mayo en el Senado de la República, y que ahora pasa a la Cámara de Diputados, habrá que modificar la Constitución Dominicana. No para que ningún Excelentísimo Señor Varón se inmortalice en la misma silla, sino para que se corrija el error desde donde emana una deficiencia fundamental para los derechos humanos de las mujeres y niñas en nuestro país. Luego de esa modificación, o concomitantemente, deberemos consagrar el sexo como una característica protegida en la República Dominicana. Esta iniciativa jurídica, además del resarcimiento del componente humano y la potencialización de protecciones legales, nos colocará a la vanguardia de los derechos de la mujer en el Caribe, en América Latina y en el mundo.
Continuamos hablando sobre el sexo dentro de la ley porque recientemente Amnistía Internacional, una organización pro-proxenetismo y anti-feminista, ha activado a su legión con el propósito de que presione a la República Dominicana para que apruebe una pieza legislativa que nunca ha sido debatida decentemente con nuestra ciudadanía y sobre un tema que causa nudos legales tan desequilibrantes que una vez atados, resultan casi imposibles de desenredar. Estamos hablando sobre el tema de la identidad de género y el concepto de la autoidentificación del sexo que se encuentra dentro del Anteproyecto de Ley General de Igualdad y No Discriminación. Se supone que eso tenía que ser un secreto, pero parece que a alguien se le chispoteó…
Por eso ha venido Amnistía a recordarnos que los intereses falocéntricos de su organización internacional sobrepasan nuestros procesos democráticos nacionales.
Una ONG no le debe explicaciones a nadie más que a sus donantes, y si son buena gente, quizás a su membresía. Difícil es cuando gente que maneja la cosa pública se prestan a aplaudir artimañas aciagas. Dificilísimo es cuando la ovación la lidera el Poder Ejecutivo.
En esto la República Dominicana no está sola. En el año 2003, en Inglaterra se estaba cocinando a lo callao’ un proyecto de ley que crearía la ficción jurídica de que, por medio de ciertas condiciones, la categoría legal ‘mujer’ podía incluir tanto a hembras como a varones.
La Ley del Reconocimiento de Género se aprobó en el 2004. En el 2010, llega la Ley de Igualdad que consagra el sexo como una característica protegida y fortalece los derechos de la mujer en base a su sexo. Ocho años después, en el 2018, el gobierno conservador (el mismo que patrocinó la ley del 2004), abre el proceso para modificar la Ley de Reconocimiento de Género del 2004 con miras a eliminar aquellas condiciones y así poder revertir todos los derechos feministas obtenidos en el 2010, por medio del multifacético concepto de la autoidentificación del sexo.
Yo pienso que aprobar una ley de manera clandestina debería representar algo vergonzoso para un Estado y para la ciudadanía de un país, pero quizás soy yo la que está equivocada. El martes 22 de enero del 2013, la lobista trans Christine Burns se ufanó abiertamente ante el periódico británico de izquierda The Guardian al proclamar que aprobar esta ley a espaldas de la población significó un acto “extraordinario” … en el sentido positivo de la palabra. Burns expresó, aparentemente maravillada: “El gobierno consiguió pasar toda una ley por el Parlamento y promulgarla sin que nadie armara un revolú en los medios de comunicación”.
Regalar la base de los derechos de las mujeres y niñas en Inglaterra, sin su consentimiento, significa que hoy en día ellas tienen que reunirse entre alta seguridad y en la clandestinidad, si quieren hablar sobre sexo y género. En el año 2019, conseguir una reunión política en la que las mujeres puedan hablar públicamente sobre temas feministas, en un país que se supone que es más o menos democrático, representa una hazaña. Incluso si la reunión resultase exitosa, tanto organizadoras como ponentes deben prepararse psicológicamente para recibir todo tipo de vejaciones.
Aquella victoria de unos cuantos lobistas en el 2004, con el auspicio del gobierno inglés, ha significado la pulverización de un sujeto político que afecta a la mitad de la población en el Reino Unido. Quienes planificaron este ardid, ¿anticiparon este desenlace? Y si lo pudieron pronosticar, ¿les importó?
Desafortunadamente, a nivel internacional se ha enaltecido el axioma de que “en el tema trans se vale todo”, porque asume que los derechos de las personas nacidas varones derrocan automáticamente los derechos de las personas nacidas hembras. Ese axioma es falso.
La versión original y abreviada de este artículo fue publicada en el periódico dominicano El Caribe el 14 de mayo del 2019: https://www.elcaribe.com.do/2019/05/14/opiniones/pueden-existir-las-politicas-publicas-confidenciales/
“En el año 2019, conseguir una reunión política en la que las mujeres puedan hablar públicamente sobre temas feministas, en un país que se supone que es más o menos democrático, representa una hazaña. Incluso si la reunión resultase exitosa, tanto organizadoras como ponentes deben prepararse psicológicamente para recibir todo tipo de vejaciones”, porque el transexual ecuménico perverso sistema patriarcal solo puede imponerse mediante el sometimiento de las mujeres. Este sometimiento es avalado de varias maneras: inculcación de los géneros; privación de la enseñanza; prohibir a las mujeres conocer su propia historia; división entre ellas al definir la «respetabilidad» y la «desviación» a partir de sus actividades sexuales; por medio de la represión y la coerción total; por medio de la discriminación en el acceso a los recursos económicos y el poder político “recompensando» con privilegios de clase, a las mujeres que se conforman con lo impuesto por el perverso patriarcado.
Las mujeres han sido objeto, durante milenios de este proceso subordinado de sometimiento, al ser moldeadas psicológicamente interiorizándolas ideológicamente de su propia inferioridad.
Por eso el sentido y la verdad del feminismo (la mujer) es absolutamente la derrota del varón; perverso irresoluble y ambiguo sexual.
Mi Femeninologia Ciencia de lo femenino es la serie de configuraciones que con mi conciencia voy recorriendo constituyendo, más bien, la historia que desarrollo en la formación de mi conceptualización. Es decir, una suerte de escepticismo consumado, que en realidad sería, el propósito de no rendirme, a la autoridad de los pensamientos de otro, sino de examinarlo todo por mí mismo ajustándome a mi propia convicción; o mejor aún, producirlo todo por mí mismo y considerar como verdadero tan solo lo que yo hago.
Hoy, como ese infante entre los 4 a 5 años adaptando mi pensar en la realidad, interpretando mi actividad onírica.
Por Osvaldo Buscaya (Bya)
(Psicoanalítico)
Femeninologia (Ciencia de lo femenino)
Lo femenino es el camino
Buenos Aires
Argentina
16/05/2019