No perder el norte

Pilar Aguilar
Pilar Aguilarhttp://pilaraguilarcine.blogspot.com.es/
Analista de ficción audiovisual y crítica de cine. Licenciada en Ciencias Cinematográficas y Audiovisuales por la Universidad Denis Diderot de París. Lee el blog de cine de Pilar Aguilar: http://pilaraguilarcine.blogspot.com.es
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A todo el trabajo de explicación y agitación ilustrada que tenemos que hacer las feministas y demás personas de izquierdas, se añade otro que resulta un preámbulo casi obligado: poner las cosas en su sitio, señalar un orden de prioridades.

En efecto, la primera trampa que nos tienden la reacción y el neoliberalismo es la de imponernos su agenda, sus preferencias. Es difícil zafarse de tales imposiciones pues no en vano tienen el poder y manejan los medios de comunicación. Pero no debemos tragarnos ingenuamente sus anzuelos poniéndonos a discutir como posesas, como si nos fuera la vida en ello, cuestiones que objetivamente son secundarias.

Con todo, a veces, no solo resulta imposible zafarnos de sus temarios sino que debemos entrar en ellos empleándonos a fondo en el debate.

Ilustremos con lo relativo a los vientres de alquiler. A tenor de la cantidad de programas, artículos, conferencias, jornadas, etc. que se le dedican, parecería que este asunto afecta a un altísimo porcentaje de la población…

Pero las cifras y los datos nos dicen otra cosa radicalmente distinta.

Cierto, el índice natalidad ha bajado estrepitosamente:

Pero que la causa principal que impide el acceso a la maternidad de las mujeres que la desearían no es la infertilidad (aunque esta también aumenta). El verdadero problema, el escollo fundamental, son las graves consecuencias laborales que les acarrearía, incluida la posible pérdida de su trabajo. A lo que se añaden las dificultades para amamantar, la inadecuación de bajas de maternidad y de paternidad, la escasez de guarderías y demás medidas sociales de apoyo que faciliten la conciliación, la posibilidad de tener hijos sin renunciar totalmente a la vida personal y el propio ocio.

¿Por qué de estos problemas reales se habla tan poco mientras que con la maternidad subrogada -como tan lindamente la llaman- nos inundan por doquier?

Pues porque esas campañas de agitación y propaganda están promovidas por poderosos entramados económicos. Auténticos holdings: clínicas, bufetes de abogados, agencias de viaje, hoteles, etc. Pero, además, a los poderes públicos les vienen de perlas porque así se sacuden sus responsabilidades con respecto a las políticas públicas que afectan a la maternidad y a la crianza y de las que ellos son responsables.

En efecto, al ponerse el foco mediático en un asunto (que objetivamente es, sin embargo, tan minoritario) se forma una espesa cortina de humo que oculta los verdaderos problemas que afectan a la mayoría de las mujeres. Es decir: mientras todo el mundo está pendiente de las diez parejas que quieren tener hijos biológicos y que lloran en la puerta de un consulado en Rusia, miles de mujeres se enfrentan aisladas y solas, sin apoyo mediático, social, sindical ni político a una legislación y unas estructuras que dificultan o impiden su acceso a la maternidad.

No eludir el debate pero sí situarlo adecuadamente

Lo que acabo de decir no significa que debamos eludir el debate en torno a los vientres de alquiler aún sabiendo que no es una prioridad para la mayoría de la población.

Muy al contrario, hay que implicarse y responder, porque, de fondo, se ventilan asuntos cruciales. Debajo subyace una explotación suplementaria para las mujeres, una nueva forma de comercialización y abuso de nuestros cuerpos, coerciones y retrocesos en derechos básicos (movilidad, libertad sexual, control del propio cuerpo) y la renuncia al derecho al aborto y a la filiación.

Eso sin contar con que una persona, desde el momento que nace, no pertenece a nadie, ni siquiera a su madre y, en consecuencia, un bebé no puede ser objeto de transacción comercial.

En resumen: no se trata de un honrado y generoso comercio y de unas enternecedoras parejas deseosas de propagar sus genes. Hablamos de poderosas redes que buscan “nichos de mercado”  y que, con tal de hacer negocios, no tienen escrúpulos en traficar con humanos (y sobre todo, humanas).

Repito: detrás de este asunto, se dirimen otros fundamentales y graves.

¿Entonces qué hacemos? Pues, desde mi punto de vista, sin rehuir el debate, por supuesto, siempre debemos empezarlo aclarando cuáles son los verdaderos obstáculos que encuentra la maternidad en nuestro país. Empezar señalando que, el hecho de que unos pocos cientos de parejas deseen tener hijos biológicos, no debe servir de tapadera que oculte los impedimentos reales encontrados por cientos de miles de mujeres que desean ser madres y de cuyas sentimientos y proyectos de vida nadie se ocupa.

Es decir: antes de exponer los principios éticos y feministas en los que fundamentamos nuestra oposición al comercio de los cuerpos de mujeres y bebés, hemos de señalar que el grave problema que deberíamos socialmente debatir es por qué muchísimas mujeres no pueden permitirse “el lujo” de quedarse embarazadas.

No es posible escapar completamente de las trampas neoliberales, no, pero, al menos, tenemos que ser conscientes de que existen y tenemos que denunciarlas.

 

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Comentarios

  1. Mientras la titularidad de la vivienda tenga precedencia sobre los derechos fundamentales y el codigo civil estan ustedes malgastando los recursos del contribuyente.

    Denuncie violencia domestica hace 2 meses, presentando mas de 600 archivos de evidencia audiovisual de malos tratos durante 10 años.

    Lo sobreseyeron temporalmente debido a que fui directamente al juzgado y presente la evidencia sin peritar. El abogado era de oficio. No se ordenaron peritajes. No tengo dinero para peritajes.

    Hoy 5 miembros de la familia rompieron la puerta de la casa y entraron sin previo aviso, con permiso de la titular de la vivienda. Hubo forcejeo y humillacion psicologica severa.

    Llame a la policia. Se personaron. Hablaron con las partes. Dictaminaron que solo tengo derecho a encerrarme en mi habitacion, aunque sea la unica residente habitual de la vivienda. Les enseñe los papeles de la denuncia, incluso me ofreci a mostrarles contenido audiovisual de malos tratos, pero no quisieron mirarlo.

    Los agresores estuvieron hace unos dias en un bufete de abogados, donde les dieron confianza para hacer esto.
    Yo misma hable con ese abogado y me reconocio que los denunciados habian llegado ofreciendo dinero a cambio de amedrentarme.

    Donde esta el truco? Soy la unica persona transgenero y anti-prostitucion de la familia. Los demas hombres son partidarios de la prostitucion y tienen sexo violento. Las mujeres consienten por dinero.

  2. Los agresores domesticos y sexuales casi siempre tienen la titularidad de la vivienda. Ese es el truco.

    Los agentes del orden tienen directivas para que la titularidad de la vivienda tenga precedencia sobre los derechos fundamentales y el codigo civil.

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