Alguien tiene miedo

Carolina Vásquez Araya
Carolina Vásquez Arayahttps://carolinavasquezaraya.com
Periodista chilena radicada en Guatemala y editora. Ha trabajado en proyectos orientados al desarrollo social, cultural y económico, en especial en el sector de cultura y educación, derechos humanos, justicia, mujeres y niñez.
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28 October 2019, Chile, Santiago  Photo: Sebastian Brogca/Agencia Uno/dpa

La maldad, cuando parece no tener límite, esconde un temor profundo a la justicia.

 

Tenía la intención de escribir sobre la situación en Chile. Lo sucedido durante los días pasados no solo merece la mayor atención del mundo, sino también un análisis ponderado y sensato sobre los posibles escenarios luego de la masiva protesta del pueblo chileno contra los abusos de un sistema que lo ha marginado durante 30 años. Pero hay otro tema fundamental que no debemos dejar pasar y es, aunque parezca mentira, otra guerra. Esta vez, contra las niñas sobrevivientes de la masacre ocurrida en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción en Guatemala.

Muchos ya conocen la historia; estos “hogares seguros” -administrados por una dependencia de la Presidencia- tienen la misión de proteger y dar cobijo a niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad. Sin embargo, la historia es diferente: en el HSVA se comprobó que la situación de las y los internos presentaba un cuadro de abusos, maltrato, violaciones sexuales y precariedad en alimentación, salud, vestuario y condiciones de alojamiento, todo ampliamente investigado y divulgado por la periodista Mariela Castañón desde mucho antes de producirse la tragedia. Esto detonó la protesta de las niñas, la cual desembocó en el encierro ordenado por las altas autoridades y posteriormente el incendio del aula en donde habían pasado toda la noche hacinadas y en una situación de total violación a sus derechos.

En esa aula murieron calcinadas 41 niñas y 15 quedaron con graves quemaduras. Durante los días posteriores surgieron denuncias sobre la dura realidad en la cual se encontraban y, entre ellas, la de la existencia de una red de trata administrada por algunos miembros del personal del hogar. Es importante señalar que Guatemala es un paraíso para las organizaciones criminales dedicadas a la trata de personas. A diario “desaparecen” niños, niñas, adolescentes, mujeres y hombres adultos con fines de esclavitud sexual y laboral. Para nadie es un secreto que solo se mantiene la impunidad de estas redes gracias a conexiones firmes en altas esferas, en donde los cómplices allanan obstáculos y se benefician del negocio.

Aun cuando este parece ser el escenario extremo de la perversidad, todavía faltaba el detalle para hacer del cuadro una asombrosa muestra de la bajeza humana. Una persona que ha prestado servicios profesionales a la Secretaría contra la violencia sexual, explotación y trata de personas, Svet, ha presentado una demanda ante la justicia contra las sobrevivientes por los supuestos delitos de “muchedumbre, asesinato, lesiones leves, graves y gravísimas; inducción al abandono, amenazas, hurto agravado, robo agravado, incendio, incendio agravado, atentado, desobediencia, desorden público e instigación a delinquir”.

Dado el carácter surrealista de esta demanda contra las verdaderas víctimas de la violencia institucional perpetrada por el Estado de Guatemala contra niñas indefensas, es lógico suponer que se trata de una maniobra para amordazarlas, desacreditarlas y desarticular así cualquier intento de las verdaderas víctimas en la búsqueda de justicia y reparación. Por ello surge la duda de quién o quiénes serán los verdaderos impulsores de tal iniciativa. Cuánto miedo tienen a que se conozca la verdad de lo sucedido entre esos muros. Cuántos personajes poderosos podrían caer al conocerse en detalle las atrocidades cometidas contra niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad acogidos en esos hogares creados para ser seguros, bajo la protección de un Estado que ha demostrado con creces su debilidad moral.


La debilidad moral del Estado se manifiesta en la violencia contra su gente.

 

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Comentarios

  1. “En esa aula murieron calcinadas 41 niñas y 15 quedaron con graves quemaduras. Durante los días posteriores surgieron denuncias sobre la dura realidad en la cual se encontraban y, entre ellas, la de la existencia de una red de trata administrada por algunos miembros del personal del hogar. Es importante señalar que Guatemala es un paraíso para las organizaciones criminales dedicadas a la trata de personas. A diario “desaparecen” niños, niñas, adolescentes, mujeres y hombres adultos con fines de esclavitud sexual y laboral”, pues en el fondo no hallamos en la perversa civilización patriarcal, sino lo que necesita, ni verá más de lo que quiera ver en su irresoluble perversión no sublimada. Y como le falta el criterio de la verdad, le es indiferente la coincidencia con el mundo exterior donde ejecuta su impune y genocida accionar. En ésta “evolución” de la ejecución política del transexual ecuménico perverso patriarcado desde la izquierda/derecha las investigaciones sobre la estructura de la sociedad, sobre todos los sectores de la vida humana permiten considerar: las tesis como las de que la evolución de lo social, sería un proceso natural y que los cambios sobrevenidos en la estratificación social del perverso varón surgen unos de otros en la trayectoria de un proceso dialectico que, nada tienen de “materialistas”; salvo la delirante aplicación del genocidio totalitario.
    “Dado el carácter surrealista de esta demanda contra las verdaderas víctimas de la violencia institucional perpetrada por el Estado de Guatemala contra niñas indefensas, es lógico suponer que se trata de una maniobra para amordazarlas, desacreditarlas y desarticular así cualquier intento de las verdaderas víctimas en la búsqueda de justicia y reparación”, porque en esta hipócrita transexual ecuménica perversa civilización patriarcal derecho y fuerza hoy se disimulan como antagónicos, no siendo difícil demostrar que el primero surgió de la segunda, y cuando retrocedemos a los orígenes arcaicos de lo humano para observar cómo se produjo este fenómeno, resolver el enigma se nos presenta sin esfuerzo no siendo novedad y conocido el sometimiento implacable que ejecutan.
    “Cuánto miedo tienen a que se conozca la verdad de lo sucedido entre esos muros. Cuántos personajes poderosos podrían caer al conocerse en detalle las atrocidades cometidas contra niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad acogidos en esos hogares creados para ser seguros, bajo la protección de un Estado que ha demostrado con creces su debilidad moral”, pues el transexual ecuménico perverso patriarcado impone con especial energía, ejerciendo sobre las masas humanas una influencia incomparablemente poderosa y revela una irresistible pretensión de veracidad contra la cual queda inerme toda argumentación lógica. Solo podremos comprenderlo, este carácter, comparándolo con el delirio del psicótico. Advertimos que la idea delirante del transexual ecuménico perverso patriarcado, deforma confusamente en su evolución su convicción compulsiva inherente al delirio que, emana como su verdad y se extiende a los errores que la envuelven en su verdad histórica sobre el carácter de síntomas psicóticos, de los fenómenos colectivos.
    “La debilidad moral del Estado se manifiesta en la violencia contra su gente”, en realidad es la cultura y educación del varón al imponer que, todo masculino es integrante potencial de horda primitiva y actuará en consecuencia de acuerdo a la oportunidad que se le presente. Pues el acto de pensar de todo varón, no sería otra cosa que la sustitución del deseo alucinatorio de su fálica superioridad genocida. Resulta pues, perfectamente “lógica” esta actuación del proceso psíquico “acostumbrado” de la transexual ecuménica perversa civilización patriarcal, durante milenios, que hace posible la “vitalidad” en una dirección ideológica de la moral, ética y valores que impone la irresoluble perversión y ambigüedad sexual del varón en considerar de su “privilegio” el genocidio.
    Por eso el sentido y la verdad del feminismo (la mujer) es absolutamente la derrota del varón; perverso irresoluble y ambiguo sexual.
    Mi Femeninologia Ciencia de lo femenino es la serie de configuraciones que con mi conciencia voy recorriendo constituyendo, más bien, la historia que desarrollo en la formación de mi conceptualización. Es decir, una suerte de escepticismo consumado, que en realidad sería, el propósito de no rendirme, a la autoridad de los pensamientos de otro, sino de examinarlo todo por mí mismo ajustándome a mi propia convicción; o mejor aún, producirlo todo por mí mismo y considerar como verdadero tan solo lo que yo hago.
    *Hoy, como ese infante entre los 4 a 5 años adaptando mi pensar en la realidad, interpretando mi actividad onírica . . .
    Por Osvaldo Buscaya (Bya)
    (Psicoanalítico)
    Femeninologia (Ciencia de lo femenino)
    Lo femenino es el camino
    Buenos Aires
    Argentina

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